El Franquismo y los Orígenes de la Guerra Civil Española


El Régimen Franquista (1939-1975)

La victoria del general Franco en la Guerra Civil en 1939 dio paso a la creación de un régimen dictatorial, liderado por el propio Franco hasta su muerte en noviembre de 1975. Durante todo este periodo, el franquismo se mantuvo como un régimen antidemocrático, aunque sus instituciones fueron evolucionando para adaptarse a las diferentes coyunturas nacionales e internacionales.

El contexto en el que se desarrolló este régimen comenzó con la Segunda Guerra Mundial y el posterior inicio de la Guerra Fría entre la URSS y los Estados Unidos. Durante la guerra, se habían establecido las características básicas del franquismo: represión, concentración de poderes, partido único, uniformismo, corporativismo, catolicismo reaccionario, entre otros. Estas características se institucionalizaron tras la victoria militar de Franco y se mantuvieron a lo largo de todo el periodo dictatorial.

Ideología: El Nacionalcatolicismo

El franquismo se basó en el nacionalcatolicismo, una ideología que unificaba la nación española con la religión católica. Se defendía la “Patria y religión católica” como los pilares de la identidad nacional, promoviendo una sociedad tradicional y jerárquica en la que la Iglesia desempeñaba un papel central en la educación y la moral pública.

Pilares de Apoyo del Régimen

Para su consolidación, el régimen contó con el respaldo de varios sectores clave. El ejército fue un instrumento fundamental de represión política y control, con numerosos militares ocupando cargos en el gobierno. La Iglesia también jugó un papel central, ya que el franquismo estableció un Estado confesional que otorgó amplios privilegios al clero, incluyendo el control de la educación y la financiación estatal del culto religioso. La Falange Española Tradicionalista y de las JONS (FET y de las JONS) funcionó como el partido único del régimen, organizando la propaganda y controlando sectores clave de la sociedad a través de instituciones como el Frente de Juventudes y la Sección Femenina. Asimismo, la alta burguesía y los terratenientes, perjudicados durante la Segunda República, se beneficiaron de la estabilidad económica y la recuperación de sus privilegios bajo Franco. Dentro del franquismo también coexistieron diversas familias políticas como los monárquicos, los católicos tradicionales y el Opus Dei. Este último tuvo especial relevancia en la segunda etapa del régimen, con sus miembros tecnócratas impulsando reformas económicas que modernizaron la economía.

Estructura Política y Control

El franquismo instauró un Estado autoritario, militarista y centralista, basado en la represión, la censura y la propaganda. Su carácter ultraconservador se reflejaba en su oposición al comunismo, al liberalismo y a cualquier ideología progresista. Las Leyes Fundamentales del Reino estructuraron el sistema político del régimen, asegurando el control interno y una apariencia exterior de legalidad. En términos de representación política, las Cortes Generales eran un órgano sin democracia real, ya que sus miembros eran designados por el régimen. La Falange se mantuvo como partido único y los referéndums organizados por el régimen solo permitían ratificar decisiones ya tomadas por Franco. En cuanto a los derechos individuales y colectivos, solo los leales al régimen gozaban de ciertos privilegios, mientras que los trabajadores no tenían derecho a huelga y estaban obligados a afiliarse a sindicatos verticales controlados por el Estado. Además, el régimen garantizó su propia continuidad mediante la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, que permitía a Franco nombrar a su sucesor. En 1969, designó a Juan Carlos de Borbón como heredero de la Corona, asegurando la futura restauración monárquica bajo un marco franquista.

Control Territorial

El control territorial fue otra de las claves del franquismo. Los gobernadores civiles y los capitanes generales jugaron un papel fundamental en la supervisión política y administrativa del país, garantizando la aplicación de las políticas del régimen en todas las provincias. Su labor aseguraba la represión de cualquier disidencia y la lealtad de las estructuras locales al gobierno central.

Conclusión

En conclusión, el franquismo se sostuvo gracias a una combinación de represión, alianzas con sectores privilegiados y una fuerte estructura ideológica basada en el nacionalcatolicismo. Aunque evolucionó con el tiempo, su carácter autoritario se mantuvo hasta la muerte de Franco, momento en el que se inició la transición hacia la democracia en España.

Los Orígenes de la Guerra Civil Española: La Visión de Juan Negrín

Análisis de la Fuente

Nos encontramos ante un texto que es una fuente primaria de naturaleza histórica, de temática política. Se trata del discurso que D. Juan Negrín López (Las Palmas de Gran Canaria, 1892 – París, 1956) ofreció ante el Council on Foreign Relations de Nueva York el 8 de mayo de 1939.

Contexto del Discurso de Negrín

Juan Negrín fue un médico y político canario miembro del PSOE, Diputado en las Cortes, Ministro de Hacienda y, en junio de 1937, fue nombrado Presidente del Gobierno español. Negrín personificó la resistencia de la República frente a los militares alzados y las potencias fascistas europeas. Sin embargo, no pudo evitar la derrota y se exilió a Francia en 1939. Apenas un mes después del final de la Guerra Civil española, relató la tragedia que acababa de vivir España ante dicha institución de notables americanos. Este texto recoge algunas de sus palabras en dicho discurso.

La Perspectiva de Negrín sobre los Orígenes

Para Juan Negrín, es evidente que los conflictos sociales, desde el punto de vista de la violencia, se materializaron desde el propio resultado de las elecciones de 1936 (lo expone claramente en el tercer párrafo). En este contexto, el golpe militar se justificó por la escalada de violencia tras los asesinatos de José del Castillo y Calvo Sotelo. Pero, como explicó Negrín en Nueva York, no fueron más que un pretexto añadido a una confabulación ya concertada (cuarto párrafo).

Para el expresidente, la sublevación militar que llevó a la destrucción de la República dista mucho de esta cadena de acontecimientos y va incluso más allá de los lamentables actos terroristas llevados a cabo por diferentes ideologías, tanto de izquierda como de derecha (final del tercer párrafo). Esta fue una rebelión planificada con antelación a los comicios, con el fin de convertir España en un régimen totalitario al servicio de la ideología filofascista compartida entre los sublevados (cuarto párrafo).

Contexto Histórico Amplio: Europa y España

Partiendo del contexto internacional, la situación española no difería mucho de la del resto de Europa. La radicalización de la vida política confrontaba a las fuerzas democráticas, y en parte revolucionarias (socialistas y comunistas), contra los regímenes fascistas en ascenso (alemán e italiano).

La crisis económica de 1929 y el propio contexto de depresión económica de los años 30, junto con una creciente crisis social (paro, huelgas, etc.) y el temor de ciertos sectores sociales a una revolución comunista similar a la de Rusia en 1917, provocaron el desprestigio de las democracias liberales, una radicalización creciente y un auge de las ideologías totalitarias (comunismo, fascismo, nazismo, etc.). La Revolución de octubre de 1934 provocó una fuerte polarización política y una radicalización de posiciones, tanto de la izquierda como de la derecha.

La Polarización Política y el Frente Popular

La izquierda, tras la represión que siguió a la revolución de octubre, impulsó una concentración de fuerzas que desembocó en la creación del Frente Popular. Decidieron acudir a las elecciones de 1936 formando esta gran coalición que incluyó a los republicanos reformistas, al PSOE e incluso a los comunistas, y adoptó el nombre de Frente Popular. Esta estaba encabezada por Manuel Azaña.

Su programa defendía la concesión de una amnistía para los encarcelados durante la Revolución de octubre de 1934, la readmisión de todos los trabajadores despedidos como consecuencia de dicha huelga y la recuperación de la política reformista del primer bienio.

La Radicalización tras las Elecciones de 1936

Tras la victoria del Frente Popular en las elecciones de 1936, se produjo, como ya citaba Negrín en su discurso, una radicalización de la situación política y social del país. La República tuvo enemigos tanto por la derecha (Falange, monárquicos, carlistas, alta burguesía) que se opusieron a cualquier tipo de reforma, como por la izquierda, ya que muchos grupos y sindicatos de izquierdas antepusieron «hacer la revolución» a defender la República, a la que consideraban «burguesa».

La izquierda obrera había optado por una postura claramente revolucionaria y la derecha buscaba de forma evidente detener esta revolución. Desde el mes de abril de 1936 se sucedieron los enfrentamientos violentos en las calles entre grupos falangistas y milicias socialistas, comunistas y anarquistas. Unos y otros parecían prepararse para el inminente enfrentamiento.

La Preparación y el Inicio del Golpe de Estado

En este contexto, desde inicios del año 1936, militares opuestos a la República (Franco, Mola, Sanjurjo, Goded, Queipo de Llano, entre otros), con la colaboración de grupos derechistas, planearon y prepararon un golpe de Estado en previsión de que los partidos de izquierdas ganasen las elecciones. Canarias jugó un papel destacado, ya que el General Franco era Comandante General del Archipiélago. El pronunciamiento militar se inició el 17 de julio en Melilla. Al día siguiente, el General Franco, llegado desde Canarias, tomó el mando del ejército de África y se le sumaron otros altos mandos en diferentes puntos peninsulares. Además del apoyo de los sectores de la derecha y la connivencia de una parte de la sociedad española.

Consecuencias Inmediatas

En líneas generales, el levantamiento no triunfó de tal manera que cambiara el orden institucional establecido, aunque tampoco pudo ser totalmente sofocado por el gobierno, lo que derivó en un conflicto social armado. Como resultado, España se vio inmersa en el conflicto más relevante y trágico de su historia reciente: la Guerra Civil.

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