El juego, una actividad inherente a la experiencia humana, ha sido objeto de profunda reflexión a lo largo de la historia por parte de filósofos y pensadores. Desde la antigüedad clásica hasta las corrientes modernas, diversas teorías han intentado desentrañar su propósito, su impacto en el desarrollo individual y colectivo, y su relación con conceptos fundamentales como el placer, el conocimiento, el trabajo y la cultura. A continuación, exploramos las perspectivas más influyentes que han moldeado nuestra comprensión del juego.
Teorías Clásicas sobre el Juego
Teoría Metafísica de Platón
Platón relaciona el arte y el juego, vinculando el juego con el placer que lo reconduce hacia el conocimiento y lo enmarca en el arte, la poesía y la pintura, como imitación de la realidad, estando hechos a modo de juego.
Defiende el juego y el ejercicio físico como fuente de placer, ya que educa el conocimiento de la naturaleza del hombre. Considera que el hombre no es feliz, que pasa de un placer a otro insaciablemente; el placer es una necesidad. Sostiene que los jóvenes son incapaces de mantenerse en reposo y tienen que jugar entre sí. La introducción de los comportamientos deportivos está comenzando a impregnar el periodo del juego de reglas, mostrándolo menos expresivo y con menos espontaneidad. Los niños, cuando juegan, son naturales y se muestran como son.
Teoría del Recreo de Schiller
Para Schiller, el placer es algo que se da de por sí en un juego. El juego es, ante todo, estético y orientado al ocio. Ve en el instinto de juego las características del instinto de vida y del instinto formal. El hombre es más humano cuando juega. Complementa a Spencer y a Groos. Destaca dos tipos de instinto: el material y el formal. La unión de estos produce la más alta plenitud de vida y una gran libertad e independencia. Para este autor, el exceso de energía es solo una condición, un mediador del placer estético que proporciona el juego.
Teoría del Excedente de Energía de Spencer
Spencer postula que el juego tiene como objeto liberar la energía sobrante que se acumula en las prácticas utilitarias. Para este autor, existe un excedente de energía que es necesario eliminar a través del impulso de juego; es una inversión artificial de energía a falta de actividades auténticas.
Se preocupa por la alimentación del niño: tiene que conseguir alimento adecuado para la actividad física y también rescata el gusto por los dulces de los niños. Esta teoría deriva de la evolución, ya que, ante todo, estas fuerzas eran necesarias para sobrevivir. Al evolucionar, todo se hizo con menor esfuerzo; de allí deviene la energía.
Teoría del Descanso de Lazarus
Lazarus sitúa el juego como compensación de las actividades fatigosas de las que se obtiene placer y diversión, todo con el fin recuperatorio que tiene el juego. Esta teoría sirve para explicar por qué el adulto se dedica al juego con actividad física después de haber concluido una jornada de trabajo.
Teoría de Wundt: El Juego como Transformación del Trabajo
Para Wundt, el juego nació del trabajo. La necesidad de subsistir del hombre le lleva al trabajo y a empezar a transformar el trabajo en juego. El niño aprende en el juego a emplear sus fuerzas para que en su tarea de adulto sepa aplicarlas al trabajo. El juego no es únicamente un engranaje anterior y preparador para la vida adulta; la cultura lo justifica como un mecanismo complejo de diversión para la compensación de otras actividades.
Teoría del Ejercicio Preparatorio de Groos
Groos se basa en considerar el juego como un ejercicio preparatorio para la vida adulta. El juego, como mecanismo de estimulación del aprendizaje y desarrollo, es un pre-ejercicio de funciones que van a ser necesarias para la vida adulta. Lo compara con los animales, donde se preparan para la vida adulta. Los animales superiores y el ser humano están dotados de instintos que no están del todo desarrollados en el nacimiento y deben adaptarse al medio.
Una frase clave asociada a esta perspectiva es: «Jugamos no porque somos niños, somos niños para jugar. El juego es un medio para alcanzar la vida seria.»
Teoría del Atavismo de Hall
Hall expone la tesis de que el juego es un rudimento de las actividades de generaciones anteriores que han persistido en el niño. El niño, en definitiva, recapitula en el juego toda la historia filogenética de la humanidad y su cultura. Para este autor, existe un orden evolutivo en el desarrollo de los juegos que tendría su paralelismo en los grandes periodos de la evolución de la cultura. El juego tiene como finalidad liberar a la especie humana de los restos que las actividades ancestrales le dejaron y permitir que el niño se incorpore a los comportamientos de los animales superiores, lo que le corresponde en su etapa filogenética.
Teoría Catártica de Carr
Carr postula que los impulsos preexistentes que pueden ser nocivos obtienen en el juego una salida inocente, sirviendo de purga de las tendencias antisociales. En definitiva, una expulsión liberadora que encuentra espacio para realizarse en la irrealidad del juego. Estos postulados se centran en la utilidad del juego como simulador de situaciones que educan sin necesidad de pasar por situaciones desagradables.
El Ejercicio Complementario y la Formación de Hábitos
El ejercicio complementario tiene como función la fijación de los nuevos hábitos adquiridos, refrescándolos para ser conservados mejor. Permitirá asegurar la constante actividad, formando los hábitos que ayudan al perfeccionamiento del individuo.
Estas diversas teorías demuestran la complejidad y la multifacética naturaleza del juego, revelando su importancia no solo como actividad lúdica, sino como un pilar fundamental en el desarrollo físico, mental, social y cultural del ser humano a lo largo de su vida.