El Realismo en la Literatura del Siglo XIX


El movimiento realista

El realismo es un movimiento artístico y literario que alcanza su plenitud en el siglo XIX. Surge condicionado por el positivismo, teoría que propone la elaboración de hipótesis a partir de la observación de la realidad. Socialmente, coincide con el auge de la burguesía conservadora que demanda obras en las que se vea reflejada. El género propicio para este tipo de literatura es la novela.

Características del realismo

Así, se produce el auge de una novela caracterizada por la observación de la realidad contemporánea, la recreación objetiva de dicha realidad, las descripciones minuciosas de ambientes y personajes, la elección de personajes comunes y la intención crítica. Los primeros autores en ensayar con éxito este estilo son los franceses Honoré de Balzac (Papá Goriot), Flaubert (Madame Bovary), el inglés Charles Dickens (Grandes esperanzas) y los rusos Dostoievski (Crimen y castigo) y Lev Tolstoi (Anna Karenina). Especial atención merece la obra del francés Emile Zola (La novela experimental), por ser el teórico del naturalismo literario, corriente que, aprovechando las aportaciones del realismo, se propone convertir a la literatura en una ciencia y tiene como principales características el interés por la influencia del medio y la herencia que determina al ser humano y el gusto por ambientes sórdidos que son registrados sin restricciones morales ni estéticas.

Entrada del realismo en España

En España, la novela realista triunfará a partir de la Revolución de 1868, durante el Sexenio Revolucionario y la Restauración borbónica. Su entrada, por tanto, es tardía a causa del conservadurismo y la ausencia de una burguesía amplia.

Autores destacados en España

La primera novela considerada realista es La fontana de Oro de Benito Pérez Galdós (1870), publicada en un momento de intensos debates políticos. Se trata de una novela de tesis, escrita para defender una idea y, por tanto, aún no llega a ser un reflejo fiel de la realidad. Además, en este primer momento, se dan unas novelas costumbristas que preparan el camino al realismo. Entre los autores prerrealistas, destacan José María Pereda, que idealiza el mundo rural santanderino (Sotileza) y Juan Valera, que ambienta sus novelas en una Andalucía estilizada (Pepita Jiménez).

Desarrollo del realismo en España

El verdadero realismo – naturalismo entra más tarde en nuestro país y su difusión se debe, en parte, a la autora Emilia Pardo Bazán, quien reunió en una serie de artículos titulados La cuestión palpitante, los principios básicos del naturalismo. En su libro Los pazos de Ulloa, incluye, dentro de esta corriente, un léxico nuevo en el que se atreve a reproducir con crudeza experiencias tabú como la enfermedad, el parto o la muerte. No obstante, rechaza aspectos clave del naturalismo como el determinismo, idea incompatible con sus convicciones religiosas.

Benito Pérez Galdós

Para el desarrollo pleno del realismo en España fue fundamental la obra de Benito Pérez Galdós. Sus obras, que reflejan una ideología liberal, presentan rasgos específicos como el interés por la clase media (en particular la burguesía madrileña), la fusión de historia e individuo, el humor y el uso de técnicas narrativas originales: el narrador testigo, la presencia del habla de los personajes a través del diálogo y del estilo indirecto libre y la reproducción de los sueños de los personajes.

Leopoldo Alas, Clarín

Clarín es el autor de la novela más representativa de este periodo: La Regenta. La novela, dividida en dos partes, mezcla la tradición de novela de adulterio con novela de sacerdote. En ella Ana Ozores, casada con Víctor Quintanar, es asediada por su confesor, Fermín de Pas y por el donjuán de provincias, Álvaro Mesía con quien termina cometiendo adulterio. El ambiente de Vetusta, hipócrita, lascivo y tedioso termina destruyendo a la protagonista, que destaca moralmente entre los demás. Los dos temas fundamentales que presenta la novela son la crítica a la burguesía de provincias y el anticlericalismo.

Además, Clarín escribe otra novela Su único hijo que trata el tema del amor paternofilial que trasciende la vinculación genética y un centenar de cuentos entre los que destaca Pipá y Adiós Cordera, ambos protagonizados por niños.

Obra narrativa de Benito Pérez Galdós

Su obra novelística presenta la siguiente evolución:

  1. Novelas de tesis: escritas desde la perspectiva ideológica de la burguesía liberal, presentan el enfrentamiento ideológico que se da entre los conservadores y los liberales. Dentro de estas primeras novelas destacan La fontana de oro, Marianela, Doña Perfecta.
  2. Novelas contemporáneas: representan la plenitud de la novela galdosiana. Todas ellas están ambientadas en Madrid, incluyen elementos naturalistas y están escritas en un estilo más sobrio. La Desheredada, Fortunata y Jacinta, Miau…
  3. Novelas espiritualistas: surgen del deseo de transmitir contenidos distintos, morales y espirituales y de su progresiva radicalización ideológica. En ellas, ensaya cauces expresivos distintos: novelas dialogadas, narraciones espirituales, símbolos… Destacan Tristana, Misericordia…

Además, dentro de su obra narrativa, escribió Los episodios nacionales, serie de 46 relatos históricos en los que recrea hechos relevantes del siglo XIX, desde la batalla de Trafalgar hasta los primeros años del reinado de Alfonso XII. Aunque los escribió a lo largo de su vida, los episodios más valiosos son los escritos al tiempo que sus novelas de tesis, desde una perspectiva liberal. Se trata de las dos primeras series protagonizadas por Gabriel Araceli.

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