La Generación del Medio Siglo (o de los 50): Realismo y Compromiso Social
Hacia la mitad del siglo XX, un grupo de jóvenes novelistas comenzó a proponer cambios en la narrativa que daban cuenta de una mirada más distante y crítica. La mayoría de los miembros de esta generación nació entre 1925 y 1935. La experiencia de la guerra durante la infancia marcó sus vidas. Aunque casi todos pertenecían a familias burguesas complacientes con el régimen franquista, ellos eran jóvenes universitarios que participaban en las primeras protestas estudiantiles y, sobre todo, querían levantar testimonio de los cambios sociales y económicos que se estaban produciendo en España. En este grupo se encuentran, entre otros, Medardo Fraile, Ignacio Aldecoa, Jesús Fernández Santos y Rafael Sánchez Ferlosio, agrupados en Madrid en torno a la Revista Española. En Barcelona se localizan las figuras de los hermanos Luis y Juan Goytisolo, vinculados a la revista Laye, y Juan Marsé. Unos y otros participaron del estímulo de los premios literarios del momento, como el prestigioso Nadal.
Características de la Novela de los Años Cincuenta
Las novelas de los años cincuenta se caracterizan por un realismo objetivista o neorrealista en el que un narrador externo e impersonal da cuenta de situaciones socialmente injustas que deben llevar, por sí mismas, a la toma de conciencia del lector. En sus primeras obras, esta tendencia se enmarca dentro de un realismo social que emplea argumentos esquemáticos, técnicas narrativas simples y personajes planos y arquetípicos para evolucionar, ya en la década siguiente, hacia preocupaciones más existenciales. Esta narrativa nació profundamente influida por el cine neorrealista que había surgido en la Italia de posguerra. Comparte un enfoque objetivista y la presentación de la realidad por sí misma, prescindiendo del narrador omnisciente. Los protagonistas de estas novelas encarnan problemas colectivos o de clase social, tales como la explotación de campesinos, trabajadores de minas y fábricas, la emigración, las consecuencias de la Guerra Civil y la situación de las mujeres oprimidas por una mentalidad religiosa y burguesa retrógrada. El excesivo simplismo de los planteamientos llevó a muchos autores a experimentar con formas más complejas en los años siguientes.
Trayectoria Literaria de Carmen Martín Gaite: Diálogo con la Realidad y Renovación
La obra de Carmen Martín Gaite plantea, en su conjunto, su voluntad de establecer un diálogo con la realidad, bien desde la mirada del testigo que ve o escucha, bien desde la evocación y reconstrucción de la memoria. Desde sus inicios (a la luz de la publicación de su obra póstuma El libro de las fiebres) presenta una tendencia tanto a la indagación sobre el mundo onírico y fantástico como a la descripción detallista de la realidad envolvente, como leemos en Entre visillos. Aunque el éxito de Entre visillos la encasilló durante mucho tiempo en el realismo, la mayor parte de su obra gira en torno a preocupaciones como la rutina, la comunicación y la incomunicación, la soledad, el recuerdo y la construcción de las relaciones personales, entre otras. A pesar de estos rasgos comunes de estilo, sus estudiosos observan que se trata de una obra escrita en consonancia con los acontecimientos que envuelven la historia pequeña (la intrahistoria unamuniana) del país. Esta trayectoria señala además el interés de la autora por renovar la técnica narrativa y asimilar las novedades estudiadas en el apartado anterior. Para su estudio, segmentaremos la narrativa de Martín Gaite en tres etapas:
Narrativa Anterior a 1970: Realismo Objetivo y Renovación Formal
Como hemos visto anteriormente, la tendencia neorrealista muestra el contexto circundante a través de un narrador que se sitúa como un testigo de lo que ve, sin que medie la denuncia o juzgue esta realidad desde su omnisciencia ante el lector. Este último debe ser quien termine extrapolando sus propias conclusiones a partir de unas novelas en las que se describe el ambiente de pobreza, de vacío y esterilidad de la sociedad contemporánea. Este modelo narrativo viene a conformar, en mayor o menor grado, las dos primeras novelas publicadas de Martín Gaite: Entre visillos y Ritmo Lento. Las condiciones en las que vive el protagonista de esta última novela, David Fuentes, determinan la inadaptación del mismo al medio, como le sucede a Pedro, protagonista de Tiempo de silencio, de su amigo Luis Martín Santos, publicada el mismo año. Un entramado psicológico que rompe con el realismo anterior, pero que no logró captar a un amplio número de lectores. Corresponden también a este periodo dos colecciones de cuentos de Martín Gaite: El Balneario y Las ataduras.
Conclusión sobre la Trayectoria de Carmen Martín Gaite
En conclusión, la trayectoria narrativa de Carmen Martín Gaite registra la evolución de la novela en la segunda mitad del siglo XX en España. Del neorrealismo de la Generación del Cincuenta a la experimentación de técnicas narrativas en busca de un interlocutor en las postrimerías de la dictadura. En la democracia, se adentra en las líneas de una narrativa más convencional, que dialoga con lo fantástico y con la literatura infantil, a la vez que indaga en la vida de personajes que deben reconstruir y encontrar sentido a sus propias vidas.
La Narrativa Española desde 1975 hasta la Actualidad
A partir de 1975, fecha de la muerte de Franco, el panorama de la política española se diversifica. Sin abandonar la experimentación de nuevas técnicas, se observa una vuelta a la peripecia y al suspense en la narración. Un ejemplo notable es la obra de Eduardo Mendoza, La verdad sobre el caso Savolta. La novela actual asume el papel de bien de consumo que intenta fidelizar a un amplio público lector. La narrativa de Carmen Martín Gaite atraviesa toda la segunda mitad del siglo XX. Su producción evolucionó conforme lo hacía la novela española. Su obra avanzó, frente a otros compañeros de generación, hacia la renovación formal a través de la indagación sobre el punto de vista, la polifonía narrativa y la difuminación de las fronteras entre el mundo real y el mundo fantástico. Sus estudios sobre el relato maravilloso la llevaron hacia una literatura de carácter fantástico que le aportó notoriedad y una voz singular en la narrativa de la etapa democrática.