Exploración de la Poesía de Miguel Hernández: Contexto y Obras Clave


Contexto Literario

La Generación del 98 y Movimientos Posteriores

En 1898 surge en España un grupo de escritores que intentó analizar las causas de la decadencia española y buscar soluciones. Son los autores de la Generación del 98, denominada así por el año del “desastre”. Entre los rasgos que los caracterizan cabe destacar:

  • La rebeldía frente a las deficiencias del país.
  • Aprecio por Castilla y su pasado glorioso.
  • Interés por lo que Unamuno llamó la intrahistoria.

Estos autores abordan temas como: la vida, la soledad, el tema existencial, la tristeza y la melancolía, el amor y el tema social. Los principales autores de esta generación son Miguel de Unamuno, Azorín, Pío Baroja, Valle-Inclán y Antonio Machado. De Antonio Machado destaca entre sus obras Campos de Castilla. Tras la Primera Guerra Mundial (1914-1918) surgieron movimientos literarios fundamentales como el Novecentismo y las Vanguardias.

El Novecentismo, la Generación del 27 y Miguel Hernández

Más acorde con los ideales estéticos del Novecentismo fue Juan Ramón Jiménez con su poesía pura. Entre sus obras destaca Diario de un poeta recién casado. Lorca, Alberti, Salinas y Concha Méndez pertenecían a la Generación del 27 y admiraban a Góngora, Bécquer y Quevedo. Juan Ramón Jiménez, en cuanto al tema, trata el amor desde diferentes perspectivas.

Miguel Hernández ha sido considerado el epígono de la Generación del 27. Podemos distinguir dos etapas en su poesía: su primera etapa, entre 1933 y 1936, en la que destaca su complejidad lingüística y su cercanía al estilo gongorino. Su obra más importante de este periodo fue El rayo que no cesa. Su segunda etapa comienza con la Guerra Civil y termina con su muerte; de ella destaca Viento del pueblo. Su última obra, Cancionero y romancero de ausencias, escrita en la cárcel, presenta un lenguaje más sencillo y espontáneo.

Poema de «El rayo que no cesa»

Elementos Formales y Figuras Literarias

Este poema de Miguel Hernández pertenece a El rayo que no cesa y se sirve de elementos formales para expresar el deseo frustrado del poeta por obtener un beso de su amada. Para narrar esta anécdota, el poeta utiliza un soneto constituido por 14 versos endecasílabos de rima consonante ABBA ABBA CDE CDE. Por otro lado, el poeta emplea un tono brusco que revela su malestar ante la reacción de Josefina. Se dirige a la amada y le reprocha su acción violenta que le provoca una gran pena. El poeta se sirve de numerosas figuras literarias que dotan de belleza un acto incómodo para él. Así, aparece el hipérbaton, como el de los dos últimos versos («y se volvió el poroso y áureo pecho de una picuda y deslumbrante pena»); la sinestesia de «golpe amarillo» que acentúa el carácter doloroso y amargo del rechazo; y la personificación de «se me durmió la sangre en la camisa». En definitiva, Miguel Hernández emplea la palabra para dotar de belleza un hecho insignificante que, sin embargo, pone de manifiesto su dolor y su frustración.

«El niño yuntero»: Temas y Estilo

Introducción y Temas Principales

Este poema de Miguel Hernández forma parte de la obra Viento del pueblo, que pertenece a la segunda etapa de su poesía, escrita a partir de 1936, cuando estalló la Guerra Civil y el poeta asumió el compromiso político que caracterizará sus obras a partir de este momento. En estas tres cuartetas, el poeta describe el destino trágico de un pobre niño que ha venido a la vida para trabajar (“a los golpes destinado”), sufrir y padecer hasta el día de su muerte. También aparece el tema de la humillación (“más humillado que bello”) para insistir en la situación injusta que viven estos niños. El niño yuntero nace ya envejecido porque su destino está escrito desde su nacimiento (“un alma de color de olivo vieja ya y encallecida”). El poema El niño yuntero de Miguel Hernández aborda varios temas de gran carga social y emocional.

En primer lugar, se presenta la explotación infantil y la injusticia social, ya que el poema denuncia las duras condiciones de vida de los niños campesinos, obligados a trabajar desde temprana edad en un ambiente de sufrimiento y sacrificio. Relacionado con esto aparece el tema del sufrimiento y la resignación, pues el niño está destinado a una vida de trabajo y penurias, sin posibilidad de cambiar su destino. Desde su nacimiento hasta su muerte, su existencia está marcada por la opresión y la falta de oportunidades.

Otro tema fundamental es el de la lucha de clases y la opresión. Miguel Hernández expone la desigualdad entre los poderosos y los campesinos, resaltando cómo los más débiles son explotados sin piedad. A pesar de esto, el poema también deja entrever una esperanza y resistencia latente, ya que el poeta sugiere que los jornaleros podrían rebelarse y cambiar su destino, dejando abierta la posibilidad de un futuro más justo.

Estructura y Recursos Literarios

El poema está compuesto por 15 cuartetas octosílabas de rima consonante ABAB CDCD. En el poema de Miguel Hernández, se nota claramente cómo usa recursos literarios para mostrar lo dura que es la vida del campesino y cómo está marcado por la opresión desde que nace. Figuras como el hipérbaton, la personificación y la metáfora le ayudan a expresar ese sufrimiento de una forma muy potente. Por ejemplo, el hipérbaton, en frases como «Carne de yugo, ha nacido», cambia el orden normal de las palabras para dar más peso a la idea del yugo, que simboliza la obediencia forzada desde el inicio de la vida. Además, le da un ritmo especial al poema. También usa personificaciones, como cuando habla de «una tierra descontenta» o «un insatisfecho arado». Ahí le da sentimientos humanos a cosas que no los tienen, como la tierra o el arado, para mostrar que hasta el entorno está cansado y sufre junto al campesino. Y las metáforas son clave. Cuando dice «carne de yugo» o «herramienta, a los golpes destinado», está comparando al ser humano con algo que está hecho solo para trabajar y aguantar, sin tener ni voz ni decisión.

Imágenes y Símbolos Clave

En estas estrofas del poema El niño yuntero, Miguel Hernández usa imágenes, símbolos y elementos para hablar del sufrimiento de los campesinos desde que nacen. Ya desde el primer verso, cuando dice «Carne de yugo», está comparando al niño con un animal de carga, como si hubiera nacido solo para trabajar y obedecer. No se le ve como un ser humano libre, sino como alguien que ya viene marcado por la humillación y el esfuerzo. Cuando dice «con el cuello perseguido por el yugo para el cuello», deja claro que ese destino duro no se puede evitar. Desde pequeño, ese niño está condenado a llevar el yugo, que es un símbolo de esclavitud y opresión. También hay un hipérbaton, porque cambia el orden normal de la frase para darle más fuerza a la idea. Después, en la segunda estrofa, compara al niño con una herramienta: «a los golpes destinado». Es decir, está hecho para trabajar y sufrir, como si fuera una cosa y no una persona. Y además, habla de una «tierra descontenta» y un «insatisfecho arado», lo cual es una personificación, porque le da sentimientos humanos a cosas del campo. Eso hace que todo el ambiente parezca triste, como si incluso la tierra estuviera cansada de tanto sufrimiento.

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