Immanuel Kant: El Mal Radical
La propensión al mal moral solo puede ser comprendida si el hombre es libre, como determinación del libre albedrío para que este pueda ser juzgado como bueno o malo, y para que pueda decirse que tiene buen o mal corazón. Pero, ¿es apto el albedrío humano para admitir la ley moral en su máxima? Si recurrimos a la experiencia, vemos que hay tres niveles de inclinación del albedrío que lo conducen al mal:
- Debilidad del corazón humano en el seguimiento de máximas adoptadas en general; es decir, la fragilidad de la naturaleza humana.
- La propensión a mezclar motivos impulsores inmorales con los morales (aun cuando esto ocurriera con una buena intención y bajo máximas de bien); esto es, la impureza.
- La inclinación a la adopción de máximas malas; esto es, la malignidad.
El mal es la razón que explica la libertad del hombre.
La Máxima y la Ley Moral en Kant
- La máxima
- Es un principio práctico subjetivo, una regla que nos imponemos a nosotros mismos. Para saber si una acción es moralmente buena, basta con preguntar si puedo hacer que mi máxima se convierta en ley universal.
- La ley moral
- Es un principio práctico objetivo. Kant distingue en la ley una materia y una forma:
- La materia es el objeto deseado y, cuando lo logramos, supone un placer que da lugar al egoísmo.
- La forma se refiere al deber (imperativo categórico). Sus características son:
- Racional: porque tiene su origen en la razón; el ser racional es el autor de la ley, es el legislador y el legislado.
- Práctica: porque se refiere a lo que se hace.
- Universal: porque es objetiva.
- Necesaria: porque siempre debemos obedecerla, puesto que procede de la razón.
- Incondicional: porque dice cómo debemos obrar.
- Ha de referirse a seres fines en sí mismos: porque el ser humano debe ser considerado como fin y nunca como un medio.
- Imperativa: porque obliga a cumplir algo.
El Imperativo Categórico Kantiano
El Imperativo Categórico rige dos conceptos filosóficos importantes: la ética y la moral. La ética es la pregunta por el sentido de la vida o la existencia, es decir: ¿Para qué hago esto o aquello? ¿Por qué lo hago? ¿Con qué finalidad? ¿Esto es positivo para mí? ¿Esto es positivo para los demás? La moral, por el contrario, se centra en el campo de la acción o «praxis», es decir, a la hora de actuar. Si uno decide actuar de una forma u otra y lo hace, entonces su acción entra en el territorio de la moral. Así, la ética es el acto reflexivo antes de una acción, y la acción entra en el terreno de lo «moral». Todo esto es solo para poder entender mejor el imperativo categórico.
El imperativo categórico es todo aquello que se impone, que «impera» sobre lo demás porque es lo que SE DEBE HACER, no lo que se quiera hacer porque uno así lo supone. El imperativo es atenerse a la regla de tomar tal o cual postura frente a algo. Así, el Imperativo Categórico de Kant está dividido en tres formulaciones que a la vez forman una unidad, porque sin una de sus partes no puede funcionar ni existir como imperativo. Estas tres divisiones, preceptos o reglas son las siguientes:
- Primera Formulación: Obra solo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal.
- Segunda Formulación: Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solo como un medio.
- Tercera Formulación: Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines.
Explicación de las Formulaciones del Imperativo Categórico
- Esta primera formulación hace que las posiciones éticas se transformen en acciones morales que creen bienestar para todos, independientemente de la conveniencia del sujeto que se ha formulado la pregunta por el sentido de la vida o ha tomado una postura sobre el mismo concepto (ética). Así, si a mí me gusta que me traten con dignidad y respeto, para poder obtenerlo debo dar lo mismo a cambio y SIEMPRE, no solo cuando me convenga. «Ama a tu prójimo como a ti mismo», dice una filosofía religiosa.
- Siguiendo con el ejemplo de hacer lo que deseo para mí como regla universal y muy a pesar de mí, pasamos a la explicación del imperativo número dos, en que esta acción de amar a mi prójimo como a mí mismo tiene que ser un fin en sí mismo y no un medio para alcanzar lo que me convenga. El fin último debe ser el interés por la humanidad y no el interés o beneficio personal. Así, se toma a la humanidad y a las acciones en pro de ella como un fin y no como un medio para alcanzar las metas personales.
- Siguiendo con el número tres, este imperativo prácticamente dice que los dos imperativos anteriores deben ser aplicados como si uno fuese el rector de toda acción humana, es decir, aquel que dirige y juzga las acciones de los demás, porque «con la misma vara que uno mide, será medido».
Con el imperativo categórico, Kant busca que la acción moral esté centrada en el sujeto y que se vea de «dentro hacia fuera» para que lo de «fuera también se lleve dentro», de manera que todas las acciones sean tomadas con pleno conocimiento de causa y de acuerdo con las leyes de correspondencia entre la acción y la reacción, la causa y el efecto. Con ello, las personas se hacen responsables de sí mismas y, por consiguiente, de la sociedad en la que viven, evitando que piensen en el bien propio como centro egoísta de sus acciones, para pasar a un nivel de mayor trascendencia y velar por el bien común a partir de la responsabilidad personal.
Kant y las Ideas en Clave Cosmopolita: La Historia y el Progreso
Para Kant, la historia (como cualquier manifestación humana) se halla determinada por leyes constantes y universales de la naturaleza. Es por tal motivo que entiende la historia como finalidad y progreso. Este progreso consiste en un aumento global de libertad, pero no de felicidad humana. Ahora bien, la finalidad de la naturaleza (entendida como progreso de la libertad) no es segura, porque bien puede ser un espejismo de nuestra visión de la naturaleza, que está regida por nuestros fines. Sin embargo, la finalidad de la naturaleza que Kant le atribuye a la historia no es de gran utilidad para organizar los hechos históricos en ella.
Principios Fundamentales
- Es decir, que la naturaleza tiene un fin, un telos que persigue. Es la causa final aristotélica. Kant tiene una concepción teleológica de la naturaleza, afirmando que es un principio del que no nos podemos apartar porque estaríamos ante una naturaleza no legal, una naturaleza sin finalidad.
- La razón necesita ensayos y errores para aprender y para poder desarrollarse plenamente en el máximo de sus capacidades, y eso requiere un tiempo del que un único individuo no dispone. Es por eso necesario que los hombres se transmitan de generación en generación lo que han aprendido; de esta forma, la ilustración de cada uno se va acumulando a la de sus antepasados, ganando así la razón mucho más tiempo para su pleno desarrollo. En este sentido, Kant afirma que la razón debe desarrollarse en la especie y no solo en el individuo.
- «La naturaleza ha querido que el hombre extraiga por completo de sí mismo todo cuanto sobrepasa el ordenamiento mecánico de su existencia animal, y que no participe de ninguna otra felicidad o plenitud que la que él mismo, libre del instinto, se procure mediante su propia razón»: La naturaleza le ha dado al hombre la razón, y esto en lugar de zarpas, cuernos o colmillos; solo la razón y sus manos para que sea el hombre por sí mismo el que se gane la felicidad. La felicidad no le viene dada por naturaleza, sino que ha de conseguirla. Para subsistir, defenderse y alimentarse, el hombre ha de arreglárselas de forma que lo que consiga sea obra de sus manos y obtuviera él solo todo el mérito y no debiera agradecérselo sino a sí mismo.
- La idea que Kant tiene en mente es la de una sociedad que determine con precisión los límites de la libertad de cada uno, de forma que puedan coexistir las distintas libertades de los diferentes individuos sin pisarse unas a otras. Esto se hace mediante la instauración de leyes exteriores. Para Kant, la libertad de cada uno termina donde empieza la del otro, y por eso es necesaria una buena administración del derecho.