Contexto y definición de la Generación del 27
Se llama Generación o Grupo poético del 27 al conjunto de escritores que se reúne en torno al homenaje a Góngora en el Ateneo de Sevilla en 1927, dentro de la España de Alfonso XIII, la Dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República hasta la Guerra Civil. Viven un tiempo de conflictos sociales (movimiento obrero) y crisis política que influye en su preocupación por lo social, sobre todo a partir de los años 30.
Los autores principales son Salinas, Guillén, Alberti, Lorca, Cernuda, Dámaso Alonso, Aleixandre y Gerardo Diego, junto a Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, y a veces se incluye a Miguel Hernández. Muchos proceden de la alta burguesía, se conocen en la Residencia de Estudiantes de Madrid y se relacionan con artistas como Dalí o Buñuel y revistas como Litoral y Revista de Occidente; en este ambiente destacan también las creadoras conocidas como “Las Sinsombrero”.
Influencias y rasgos poéticos
El Grupo del 27 recibe una doble influencia: por un lado, las vanguardias europeas e hispánicas como el creacionismo, el ultraísmo y, más tarde, el surrealismo; por otro, la tradición literaria española, desde Juan Ramón Jiménez hasta los clásicos (Manrique, Garcilaso, San Juan, Lope, Bécquer) y la poesía popular. La característica esencial es la fusión de tradición y vanguardia: renuevan el lenguaje y las imágenes sin romper con lo mejor de la tradición. Cuidan mucho la forma: mezclan léxico culto y coloquial, incorporan palabras poco usadas en poesía y convierten la metáfora en el recurso clave, en la línea de la “deshumanización del arte” de Ortega. Emplean estrofas tradicionales (soneto, romance, villancico), pero también verso blanco, verso libre y versículos, con gran libertad métrica, lo que les permite adaptarse a lo popular y a lo experimental.
Etapas del grupo
Primera etapa: Hasta 1927
Hasta 1927, el Grupo del 27 pasa por una etapa de “deshumanización” y neopopularismo: buscan una poesía muy cuidada formalmente, intelectual y antirromántica, influida por Bécquer, el modernismo y, sobre todo, por la “poesía pura” de Juan Ramón Jiménez. Se eliminan las anécdotas y sentimientos directos para centrarse en la belleza del poema, al tiempo que aparecen las primeras vanguardias (poemas futuristas de Salinas, Manual de espumas de Gerardo Diego) y un fuerte gusto por lo popular, que se ve en obras como Marinero en tierra, El romancero de la novia o Romancero gitano, donde el neopopularismo llega tanto por la poesía oral tradicional como por la poesía literaria. Entre 1925 y 1927 esa búsqueda de perfección formal los acerca al clasicismo e incluso a una fase “gongorina”, ejemplificada en Perito en lunas de Miguel Hernández.
Segunda etapa: Entre 1927 y la Guerra Civil
Entre 1927 y la Guerra Civil, el Grupo del 27 entra en una etapa de rehumanización con la aparición de las primeras obras surrealistas, que se oponen radicalmente a la poesía pura anterior. En esta fase, predominan temas más humanos como el amor, el deseo de plenitud, las frustraciones y las inquietudes sociales y existenciales. Obras destacadas de esta etapa son Sobre los ángeles de Alberti, Poeta en Nueva York de Lorca, y Pasión de la tierra y La destrucción o el amor de Aleixandre, que utilizan imágenes oníricas inspiradas en las teorías psicoanalíticas de Freud. Este período representa un “nuevo romanticismo”, según José Díaz Fernández. Además, el influjo de Bécquer sigue presente en poemarios como La voz a ti debida de Salinas (que incluye versos de Garcilaso) y Donde habite el olvido de Cernuda (que retoma versos de Bécquer).
El teatro de Federico García Lorca
La obra dramática de Lorca tiene un valor equiparable a su poesía, con sus creaciones más conocidas a partir de 1930, marcadas por una coherencia temática centrada en la soledad, el dolor y la muerte. Experimenta con drama surrealista, tragedia rural y farsa violenta para involucrar al espectador en el drama de los personajes.
Las primeras obras, como El maleficio de la mariposa, Mariana Pineda y Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, son cercanas al modernismo. El teatro imposible surrealista incluye Así que pasen cinco años, El público y Comedia sin título, que rompen con la puesta en escena tradicional y la lógica convencional.
Las tragedias rurales principales son:
- Bodas de sangre (1933): Alegoría de la pasión y el destino, con una novia que huye con su exnovio el día de su boda, provocando un conflicto familiar y la muerte de ambos hombres.
- Yerma (1934): Una mujer estéril obsesionada con ser madre que mata a su marido por fatalidad.
- La casa de Bernarda Alba (1936): El autoritarismo de Bernarda frente al deseo de libertad de sus hijas en una casa de luto por su segundo marido.
Lorca mantiene un estilo poético con metáforas e imágenes simbólicas (agua, luna, caballo, sangre, verde), aborda temas sociales (libertad, amor, muerte, normas morales), pone el foco en personajes femeninos y combina magistralmente la prosa y el verso.
Tercera etapa: Tras la Guerra Civil
Tras la Guerra Civil, la tercera etapa del Grupo del 27 supone su disgregación: Lorca muere asesinado; Salinas, Guillén, Cernuda y Alberti se exilian; mientras Alonso, Aleixandre y Diego permanecen en España en un “exilio interior”. En los exiliados surge el tema común del “paraíso perdido” (nostalgia por España, los amigos y la juventud), visible en libros como los Cánticos (1945 y 1950) de Guillén, El contemplado de Salinas, y obras de Alberti como Retornos de lo vivo lejano y A la pintura.
En España, las dos obras clave de los años cuarenta son Hijos de la ira de Alonso y Sombra del paraíso de Aleixandre (ambas de 1944); además, Aleixandre publica Historia del corazón en los cincuenta y se convierte en propulsor de la poesía social. Tras 1975 llega el reconocimiento: Aleixandre recibe el Premio Nobel en 1977 y el Premio Cervantes ese mismo año lo obtiene Guillén, seguido después por Dámaso Alonso, Gerardo Diego y Rafael Alberti.
