Cambio y Orden Social en la Modernidad (David Garland)
El Estado de Bienestar, propio de las sociedades occidentales capitalistas, tras su auge, comenzó a entrar en una imparable recesión. Esto provocó una necesidad de cambio para gestionar la problemática surgida. Así, gracias a la incorporación de nuevas tecnologías a la vida cotidiana, un aumento del género femenino en el mundo laboral y la democratización de la vida social y cultural, ha sido posible la reivindicación de los derechos civiles de los grupos socialmente más desfavorecidos.
Como se menciona, las mujeres, las minorías raciales y los homosexuales, entre otros, pudieron optar a igualdades políticas y familiares, así como en ámbitos educacionales donde, hasta la fecha, el acceso era casi imposible. Todo esto se considera la causa de la individualización de la sociedad, lo que conlleva el debilitamiento del control social.
Individualismo y Oportunidades Delictivas
A medida que el individualismo ha ido ganando espacio en la sociedad occidental, se han generado nuevas necesidades en todos los ámbitos: sociales, culturales y económicos. En el ámbito criminológico o delictivo, se ha apreciado un aumento considerable en el número de delitos por habitante tanto en EE. UU. como en Gran Bretaña. Los cambios sociales mencionados anteriormente han provocado indirectamente nuevas situaciones en lo referido a oportunidades delictivas, dando lugar a un declive de la eficacia del control del delito, tanto formal como informal.
El capitalismo intrínseco en las sociedades evolucionadas (o prácticamente regeneradas) de las últimas décadas del siglo, y los cambios producidos no solo en la sociedad, sino en el propio ser humano y en sus ideas de concebir el mundo, impactaron de manera totalmente desigual dentro de los estratos. Citando al gran filósofo Karl Marx: “El capitalismo tiende a destruir sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y el ser humano”.
Las divisiones o estratos sociales se han visto intensificados tras la inseguridad, la hostilidad y el descontento que han sido provocados por la inestabilidad política de la modernidad tardía y su contexto. Así, se observa cómo aumenta la delincuencia en todos los ámbitos.
Conclusión sobre el Control Social
A modo de conclusión, y tras lo expuesto, se comprende que el delito ha evolucionado a niveles donde se ha empezado a considerar un problema disciplinario, siendo necesaria su erradicación a través del reforzamiento del control, lo que puede generar cambios en las sociedades futuras. Es decir, como menciona el texto:
“El delito pasó a ser considerado, en cambio, como un problema de indisciplina, de falta de autocontrol o de control social, un asunto de individuos malvados que debían ser disuadidos y merecían ser castigados.”
Ley y Orden (J. Lea y J. Young)
El delito no es consecuencia de los niveles absolutos de pobreza ni del nivel de desempleo, sino de la percepción de desigualdades injustificadas por parte de la sociedad y de quedar excluido de los canales legítimos para corregir dicho desequilibrio.
El Delito como Consecuencia de la Desigualdad
El delito es consecuencia de las desigualdades existentes en nuestra sociedad, producto del capitalismo. Al no tener oportunidades legítimas, los marginales acuden a medios ilegítimos para intentar alcanzar sus objetivos, normalmente económicos. Todo ello viene aparejado a otras características que ayudan a que las personas cometan hechos delictivos, como la ambición y la frustración.
En cuanto a las potenciales víctimas, los cambios en el comportamiento de la sociedad afectan la existencia de oportunidades para delinquir. Por ejemplo, pasar más tiempo fuera de casa o los trabajos de las mujeres en horario nocturno aumentan las oportunidades delictivas para los delincuentes potenciales, al igual que ciertos valores culturales, como la percepción de que la mujer es inferior y debe ser corregida.
Las causas del crimen se encuentran completamente interrelacionadas con todos los problemas sociales y económicos de la decadencia y de los cambios estructurales que tienen lugar en las sociedades capitalistas avanzadas, como el debilitamiento de la familia por la escasa posibilidad económica de formar una familia estable.
Ineficacia Policial y Criminalidad
La creciente ineficacia de la policía como organización de control del delito es en sí misma un factor que contribuye a aumentar la criminalidad, ya que los delincuentes ven reducida la posibilidad de ser aprehendidos por la policía. Las instituciones tratan de disociar el delito de la estructura económica y política de la sociedad y culpan al individuo, mientras que ellas, con su discriminación hacia una parte de la sociedad, participan indirectamente en la comisión de delitos.
Es crucial separar los factores étnicos de aquellos relativos a la clase social y la edad. Los delincuentes son, en su mayoría, personas de clase trabajadora y jóvenes, en particular si viven en barrios carenciados en el centro de la ciudad. Mientras que las personas de otras razas son, también en mayoría, potenciales víctimas de numerosos delitos debido a su vulnerabilidad.
La discriminación racial puede tener como consecuencia una representación desproporcionada. Esta acentúa el nivel de privación relativa y de marginación y, por tanto, conduce a una tasa de delincuencia mayor.
La Policía Militarizada y la Marginación
La combinación de los niveles crecientes de criminalidad, los cambios en la tecnología que usa la policía y su prejuicio contra las minorías étnicas y los pobres acentúan la distancia que existe entre la institución y las comunidades pobres, trabajando cada vez menos con ellas y por medio de métodos que la alejan de la población y que se asemejan a las actividades de un ejército.
Una de las consecuencias de la policía militarizada es que la distinción entre los delincuentes y el resto de la comunidad se ha desdibujado. Así como la policía etiqueta a poblaciones enteras de criminales, la población responde viendo a la policía como su enemigo. Esto se combina con la marginación de las comunidades pobres que se ven privadas de tener acceso a canales efectivos de representación política y protesta, de tal manera que la única respuesta a su alcance son los disturbios.
Otro factor importante fue que los blancos, junto con una minoría media de negros, se mudaron a la periferia de la ciudad, dejando en el centro a los pobres debido a la nueva disposición de las industrias. Ciertos elementos de clase media negra comenzaron a prestar apoyo político a la estrategia de policía militarizada.
Marginalidad y Subculturas
El concepto de aislamiento social pone énfasis en la manera en que las circunstancias materiales forman las subculturas, ya que se tratan más bien de los intentos de resolver la situación económica en la que se encuentran los grupos sociales.
Los jóvenes a quienes se les ha negado el acceso al mercado laboral toman los símbolos de estatus y los prueban hasta destruirlos. La marginalidad y la privación relativa constituyen cuestiones de clase y no de raza. Una característica inevitable de esta marginalidad es que, a falta de efectiva representación política, las formas de protesta y las formas de criminalidad comienzan a fundirse, no solo desde el punto de vista organizacional, sino también ideológico.
Finalmente, en lo que concierne a la policía, la eficacia técnica se convirtió en un ingrediente clave de la política del gobierno y la preocupación por ella fue un factor clave. Sin embargo, la distancia entre la subcultura policial y la de las comunidades pobres se verá reducida por la rendición de cuentas democrática, que cambiará la cultura y las formas de comunicación de las comunidades mismas.
