Jesús: Su Mensaje ante la Ley, la Muerte en Cruz y el Significado Transformador de la Resurrección


La Postura de Jesús ante la Ley, el Templo y los Rituales de Pureza

Jesús relativiza o elimina los preceptos de la Ley que se refieren al culto y la pureza, y radicaliza los preceptos referidos al deber para con el prójimo: la reconciliación, la misericordia y el perdón. La circuncisión, la normativa alimentaria y el precepto sabático tenían un efecto segregador importante donde los judíos no eran mayoría; así se distinguían los judíos del resto, y no ponerlas en práctica era despreciar los propios orígenes y rechazar la religión. En Palestina, donde la mayoría era judía, las normas de pureza servían para señalar las categorías sociales. El rechazo de los marginados por parte de la sociedad iba acompañado de una condena moral. Jesús se opone a practicar cualquier norma de pureza que discrimine, violando las prohibiciones y asumiendo las impurezas que supuestamente contrajo por sus contactos. No se afirma que Jesús rechazara o defendiera el descanso sabático, pero sí lo subordinó a cualquier acción en favor de un necesitado.

La Revelación de Dios en las Palabras de Jesús: Metáforas Clave

El Dios del que Jesús habla es Yahvé, Dios de la tradición monoteísta judía. Jesús promueve una relación con Dios basada en la imagen del Padre. La experiencia que tenía Jesús de Dios se manifiesta en su enseñanza con dos metáforas principales: la del Padre (que describe el modo de ser de Dios) y la del Rey (que alude al proyecto de Dios en relación con los hombres). Dios era ante todo Padre para Jesús, quien invitaba a imitar la forma de actuar de Dios. Se refería a Dios con la palabra aramea ‘Abbá’ (Padre). Jesús subraya, al hablar de Dios como Padre, su capacidad de perdonar, su compasión, su generosidad y su paciencia, más que su autoridad. Jesús no se refiere directamente a Dios como Rey en el sentido tradicional, pero el Dios del que Jesús habla tiene un proyecto de acción en relación con su pueblo: va a reinar sobre él y lo hará como un Padre amoroso.

La Historicidad de la Crucifixión de Jesús: Evidencias Fundamentales

La muerte de Jesús en la cruz es un hecho con sólida base histórica. Una de las razones es que cumple el criterio del testimonio múltiple: aparece en la tradición sinóptica (evangelios de Mateo, Marcos y Lucas) y joánica (evangelio de Juan), en las cartas de Pablo, en la Carta a los Hebreos y en los escritos de historiadores no cristianos de la época (como Tácito y Flavio Josefo). Además, el dato de la ejecución de Jesús por crucifixión, una muerte considerada ignominiosa, jamás pudo haberse inventado por sus seguidores, ya que resultaba escandaloso y problemático para la fe incipiente. Otra razón de peso es el criterio de rechazo y ejecución, que afirma que los testimonios que explican las razones del rechazo sufrido por Jesús en Jerusalén y de su condena a muerte son coherentes y plausibles históricamente.

Las Causas Detrás de la Condena y Muerte de Jesús

Causas Desencadenantes (Superficiales)

Los factores que provocaron directamente su prendimiento en Jerusalén fueron: la manifestación popular que Jesús pareció liderar durante su subida a Jerusalén (interpretada como una entrada mesiánica), su comportamiento en el Templo (expulsión de los mercaderes, percibido como un acto violento y una amenaza al sistema cultual) y sus profecías contra el Templo, que anunciaban su destrucción.

Causas Profundas

Las razones por las que Jesús se convirtió en una figura incómoda y peligrosa para los guardianes del orden establecido fueron más hondas: deslegitimaba el orden político, social y religioso vigente en Palestina al cuestionar sus bases; desafiaba la autoridad patriarcal imperante; criticaba el sistema de relaciones económicas impuesto por Roma a los campesinos, que generaba pobreza y opresión; y subvertía las normas de pureza ritual que excluían de la comunidad religiosa y social a los considerados impuros o pecadores (marginados, enfermos, etc.).

El Significado de la Muerte de Jesús para las Primeras Comunidades Cristianas

Las primeras comunidades cristianas interpretaron la muerte de Jesús de diversas maneras, otorgándole un profundo sentido redentor:

Muerte del Profeta

Vieron en Jesús el cumplimiento del destino trágico que a menudo aguarda a los profetas que luchan por la justicia, la dignidad y la libertad del ser humano. Su muerte, en esta línea, se entiende como la consecuencia de un servicio valiente a la comunidad y a la verdad de Dios.

Muerte del Justo Paciente

Tras su muerte, lo reconocieron como el Justo que sufre injustamente, siguiendo modelos bíblicos. Con la experiencia de la resurrección, percibieron que la justicia de Dios triunfa sobre las injusticias humanas, abriendo la esperanza de liberación definitiva.

Muerte del Siervo Sufriente

Comprendieron que había muerto como el Siervo de Yahvé (descrito en Isaías), que vivió en obediencia radical al Padre y en amor sacrificial por los hombres. En su muerte descubrieron también el gesto supremo de amor y reconciliación de Dios con la humanidad.

El Carácter Metahistórico de la Resurrección de Jesús

La resurrección de Jesús no significa un retorno a la vida terrena anterior, como si Lázaro hubiera vuelto a vivir para morir de nuevo. Su vida como resucitado trasciende las categorías de los fenómenos que pueden ser estudiados empíricamente por las ciencias naturales o la historia convencional. Lo que la historia puede estudiar son los efectos transformadores que la fe en la resurrección de Jesús tuvo sobre sus discípulos. Estos efectos se miden, por ejemplo, al constatar el cambio radical en ellos: si bien cuando Jesús fue arrestado lo abandonaron y huyeron llenos de miedo, poco tiempo después, esos mismos discípulos predicaron con audacia y convicción que Jesús había resucitado, enfrentando persecuciones y sin temor a las consecuencias.

Interpretación Teológica del Sufrimiento y la Muerte desde la Perspectiva Cristiana

La vida de Jesús, entregada hasta la muerte, ofrece una clave de lectura para el sufrimiento. Se entiende que Jesús fue «muriendo» día tras día, desviviéndose por liberar a sus hermanos de toda forma de opresión. Desde esta perspectiva, los cristianos encuentran un sentido al sufrimiento cotidiano y a la propia muerte.

La Muerte Cristiana

Para el cristiano, la muerte no es el final absoluto, no tiene la última palabra. El creyente está llamado a aprender a «morir bien», lo cual implica vivir bien la vida diaria, con entrega y sentido. Así, la muerte se afronta no con desesperación, sino con una esperanza nueva, fundamentada en la victoria de Cristo sobre la muerte.

Sentido Cristiano del Sufrimiento

Seguir a Jesús implica seguir a alguien que fue perseguido y ejecutado por los poderes de su tiempo; es comprometerse a proseguir su obra de amor y justicia, y a construir el Reino de Dios. No se trata de buscar o amar el sufrimiento por sí mismo, ni de evadir el problema del mal con resignación pasiva. Se trata, más bien, de descubrir la manera más humana, solidaria y liberadora de asumir y vivir el sufrimiento inevitable, transformándolo en ocasión de crecimiento, amor y esperanza. Implica creer en la fuerza de la «acción» (lucha contra el mal) y de la «pasión» (capacidad de soportar con sentido), descubriendo que incluso el sufrimiento, vivido en unión con Cristo, puede ser fuente de vida y liberación para otros.

El Valor de las Apariciones y la Tumba Vacía: Historicidad de los Testimonios Pascuales

Apariciones

Las apariciones del Resucitado son consideradas por los discípulos como experiencias reales en las que Jesús se les manifestó vivo. Aunque algunos puedan interpretarlas como experiencias puramente subjetivas, fenómenos de visión o apariciones se han reportado en diversas culturas y épocas, sugiriendo que son una posibilidad dentro de la experiencia humana. El historiador puede constatar la realidad histórica del testimonio de los discípulos sobre estas apariciones y su impacto transformador, sin necesidad de pronunciarse sobre la naturaleza última de su causa. La convicción de haber experimentado al Resucitado explica las creencias y la conducta posterior de los discípulos, especialmente su imparable afán evangelizador.

Tumba Vacía

El relato de la tumba vacía es otro elemento central de los testimonios pascuales. Algunas explicaciones alternativas han apelado a la sustracción del cadáver por parte de los discípulos o de otros, o a un error en la identificación del sepulcro. La desaparición de un cuerpo, a diferencia de una visión, sería una constatación potencialmente objetiva. Quienes defienden la tumba vacía como un signo de la resurrección afirman que la desaparición del cuerpo se dio sin intervenciones externas fraudulentas y sin errores de localización, aunque se reconoce que este hecho, interpretado desde la fe, trasciende la metodología de la ciencia histórica estricta, que opera con lo verificable empíricamente. La noción de lo que es «posible» o «imposible» históricamente no es absoluta ni infalible.

La Resurrección de Jesús: Qué Es y Qué No Es

¿Qué es la Resurrección?

  • Es la experiencia de que el Crucificado se deja ver y reconocer vivo por sus discípulos, pero de una manera nueva y glorificada.
  • Es el descubrimiento pleno del enigma de la persona de Jesús, la confirmación divina de su vida y mensaje.
  • Es un acontecimiento absolutamente transformador para quienes lo experimentan.
  • Es un encuentro personal y profundo que afecta al ser humano en su totalidad: Jesús se impone como Alguien vivo y presente.
  • Es una llamada a una misión universal: anunciar el Evangelio de la vida y la esperanza.
  • Es una experiencia que se prolonga en la vida de la comunidad creyente a través del Espíritu Santo.

¿Qué no es la Resurrección?

  • No es un simple retorno a su vida biológica anterior, para volver a morir.
  • No es una prodigiosa operación de reanimación biológica de un cadáver.
  • No es meramente la supervivencia de su alma inmortal en un sentido platónico, separada del cuerpo.
  • No es una simple permanencia de Jesús en el recuerdo afectuoso o ejemplar de los suyos.

La Resurrección Hoy: Implicaciones y Consecuencias para el Creyente

La fe en la resurrección de Jesús permite entender la vida del ser humano de una manera radicalmente nueva y enfrentarse a la existencia con un horizonte de esperanza invencible. Si Jesús ha resucitado, entonces el mal, el dolor, la injusticia y la propia muerte no tienen la última palabra. Si la muerte, el último enemigo, es vencida en Cristo, no hay razón para doblegarse servilmente ante ningún poder opresor ni ante ninguna circunstancia adversa.

Consecuencias para el Creyente:

  • Sentido último de la historia: La historia humana, personal y colectiva, tiene una meta trascendente; no está abocada al fracaso o al absurdo, sino a la plenitud de vida en Dios.
  • Fuente de liberación: La fe en la resurrección es una fuente inagotable de liberación interior y un impulso para la acción liberadora en el mundo. La vida que brota del Resucitado no puede ser detenida por nada ni nadie; es una llamada constante a vivir en libertad y a promover la liberación integral de los demás.
  • Fuerza resucitadora del amor: La resurrección revela el poder invencible del amor de Dios, un amor que es más fuerte que la muerte. Esta fe capacita al creyente para amar de manera sacrificial y creativa, generando vida y esperanza incluso en medio de las situaciones más difíciles.

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