Juan Ramón Jiménez y las Corrientes Poéticas Clave del Siglo XX Español


1. El Novecentismo o Generación del 14

Coetáneos, algunos, del 98, los miembros de la llamada Generación del 14, o novecentistas, defienden que los problemas políticos deben abordarse mediante la política (apoyaban las reformas sociales y políticas), y que la literatura debe crear mundos autónomos donde lo importante sea la belleza de la creación literaria. Se separó la vida del arte (arte puro y deshumanizado). El ensayo fue esencial. Se considera que esta fue una generación de intelectuales, bajo el magisterio de Ortega y Gasset, que se preocupó por la renovación formal de los géneros literarios, además de sustentar la literatura en conceptos filosóficos modernos.
Además de Ortega (autor de incontables ensayos, entre los que destacan La deshumanización del arte, España invertebrada o La rebelión de las masas; fundador de la Revista de Occidente, agitador cultural, influencia decisiva en todos estos escritores), se reconocen como miembros de ella:
  • Juan Ramón Jiménez (de quien hablaremos más adelante)
  • Ramón Pérez de Ayala (novelista esencial del grupo; autor de, entre otras, Troteras y danzaderas o Belarmino y Apolonio)
  • Gregorio Marañón (médico y ensayista)
  • Gabriel Miró (novelista: El obispo leproso, Nuestro padre San Daniel)
Apoyaron la introducción de la vanguardia y la renovación literaria en España. En cuanto a los elementos poéticos, la obra de Juan Ramón Jiménez define con precisión el intelectualismo, la búsqueda de la belleza formal y el afán de perfección que los guiaba.

2. Las Vanguardias

En el primer tercio del siglo XX, aparecieron en Europa una gran cantidad de movimientos culturales y artísticos basados en la provocación, la ruptura y el intento de buscar caminos nuevos para el arte. Surgieron antes de la Primera Guerra Mundial. Buscaron romper con los convencionalismos éticos y estéticos del siglo XIX y provocar con nuevas formas de expresión. Se basaron en la oposición a la lógica y la racionalidad, en la exaltación de la imaginación creadora sin trabas, en la experimentación continua en busca de la originalidad y en el concepto del Arte por el Arte, alejado de la realidad. El carácter de las vanguardias fue minoritario y elitista. La literatura de vanguardia se basó en la impresión subjetiva como punto de partida del poema: la realidad se difumina y solo cuenta la percepción; el irracionalismo verbal y el fenómeno visionario, donde la imagen visionaria servía para comunicar sentimientos personales.

2.1. Principales Corrientes Vanguardistas

Cubismo

Desde 1907, se intentó la descomposición de la realidad mediante la captación intelectual de los objetos, recomponiéndola libremente al mezclar imágenes, palabras azarosas, conceptos, etc. Su influencia literaria se observa, por ejemplo, en los Caligramas (1913) de Apollinaire.

Futurismo

En 1909, el italiano Marinetti publicó el Manifiesto futurista; esta corriente rechazó los temas líricos tradicionales y exaltó las máquinas, los avances tecnológicos y la velocidad. Prescindieron de la sintaxis y la puntuación, y unieron palabras al azar para formar poemas.

Dadaísmo

Nació en 1916. Su principal representante fue Tristan Tzara. Propuso la liberación de la fantasía y el poder creador por medio de un lenguaje incoherente. Se basó en la rebeldía frente a la lógica, contra las convenciones estéticas y el sentido común.

Surrealismo

A partir del Dadaísmo, encontró su base en el Manifiesto del Surrealismo, publicado en 1924 por André Breton. La teoría del subconsciente, descubierta por Freud, se añadió a las teorías sociales de Marx, y ambos elementos se unieron al irracionalismo. De este cóctel nació el Surrealismo. Breton habló de automatismo psíquico (pensamiento al dictado del inconsciente: asociaciones libres, metáforas insólitas, imágenes oníricas y delirantes). Breton sumó dadaísmo, psicoanálisis y marxismo. La escritura automática fue la principal técnica literaria. Probablemente fue el que más influyó en España, sobre todo en la Generación del 27: Cernuda (Los placeres prohibidos), Alberti (Sobre los ángeles) o Lorca (Poeta en Nueva York).

2.2. Vanguardias en España

En España, el impulsor de las vanguardias fue Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), quien participó y defendió las nuevas tendencias. Creó la greguería hacia 1910, una forma literaria que consiste en frases breves que recogen una idea original o una metáfora insólita a través del humor, el lirismo y el juego verbal.

Ultraísmo

En España nació el Ultraísmo (que tomó el nombre de la revista Ultra), una mezcla de Futurismo y Dadaísmo. Utilizó el verso libre, las imágenes, las metáforas y los poemas visuales.

Creacionismo

El Creacionismo fue fundado en 1916 por el chileno Vicente Huidobro, quien en 1918 dio a conocer este ismo en España. Su propuesta era crear una nueva realidad en el poema, el gozo de inventar.

3. La Generación del 27

La nómina de estos poetas, según la Antología de Gerardo Diego, de 1931, estaría compuesta por:
  • Rafael Alberti
  • Federico García Lorca
  • Jorge Guillén
  • Dámaso Alonso
  • Pedro Salinas
  • Vicente Aleixandre
  • Luis Cernuda
  • Emilio Prados
  • Manuel Altolaguirre
  • Gerardo Diego (el mismo antólogo)
A ellos suele unirse Miguel Hernández, considerado un epígono de dicha generación. El hecho de que aparecieran juntos dio una idea de grupo, al igual que las colaboraciones en las mismas revistas, la admiración por los poetas de los Siglos de Oro y por la poesía popular, por Bécquer, Juan Ramón Jiménez y Rubén Darío, así como por la poesía contemporánea (vanguardias). Para algunos (Lorca, Alberti), la Residencia de Estudiantes de Madrid fue un lugar de encuentro. Otros (Alonso, Lorca, Guillén, Alberti, Diego) acudieron a los actos del centenario de Góngora en 1927.
En principio, sufrieron una evolución conjunta: de la poesía pura previa a 1927, pasando por el Surrealismo y la protesta contra los fascismos, y llegando al humanismo dolorido del exilio y la posguerra. Pero cada poeta evolucionó a su manera. Su formación académica no fue igual; no hubo un guía ni un acontecimiento generacional que los uniera, ni tampoco unos rasgos comunes de estilo, a pesar de que algunos optaran, en determinados momentos, por temas o ambientes similares.
Fueron poetas coetáneos que, en ocasiones, se unieron en proyectos diversos (revistas, homenajes, antologías, etc.), con una vocación poética, eso sí, de renovación lírica, lo que convirtió esos años en el momento más rico de la poesía española desde, probablemente, los siglos XVI y XVII.

3.1. Etapas de la Generación del 27

Suelen distinguirse, como se ha mencionado, cuatro etapas:
  1. 1.ª etapa (1922-1928): Poesía pura e intelectual, basada en la metáfora y la imagen, influida por Juan Ramón Jiménez, pero también por lo popular; se produjo una síntesis, como en el Romancero gitano, Cántico y Marinero en tierra.
  2. 2.ª etapa (1928-1931): El Surrealismo entró con fuerza. Menos irracional que el francés, esta corriente adoptó el gusto por la imagen sugerente, el rechazo de lo ornamental, el antisentimentalismo, el mundo onírico e inconsciente y el desarrollo de las pulsiones de los deseos escondidos, todo ello traducido en un lenguaje impactante y potente. Se introdujeron los sentimientos inconscientes y la llamada a la subversión y a la transgresión. Usaron el fluir torrencial, las imágenes visionarias, el verso libre y las enumeraciones caóticas. Los placeres prohibidos, Sobre los ángeles, Espadas como labios y Poeta en Nueva York serían ejemplos destacados.
  3. 3.ª etapa (década de 1930): Se produjo una progresiva rehumanización de la poesía y, en general, un mayor compromiso político en algunos autores, a favor de la legalidad republicana. La «poesía sin pureza» de Neruda, inmersa en las circunstancias sociales y humanas más concretas, fue la influencia principal.
  4. 4.ª etapa (exilio y posguerra): El exilio, tanto externo (Cernuda, Salinas, Prados, Guillén, Alberti) como interno (Aleixandre), marcó esta fase. Lorca, por su parte, había fallecido. La nostalgia de la tierra y de los amigos perdidos, así como el desarraigo, fueron las notas principales. La poesía se volvió más grave y preocupada, tendiendo a reflejar los problemas humanos y sociales.

4. Juan Ramón Jiménez (1881-1958)

Nacido en Moguer (Huelva), comenzó a pintar y a escribir poesía desde muy joven. En 1900, se trasladó a Madrid para adentrarse en el Modernismo. Poco a poco se convirtió en un maestro para los demás poetas. En 1916, se casó con Zenobia Camprubí. Al comenzar la Guerra Civil española, se exiliaron en diversos países hispanoamericanos. Se establecieron en Puerto Rico en 1951. Allí recibió el Premio Nobel de Literatura en 1956.
Es difícil clasificar a este autor dentro de un movimiento literario determinado. Su obra muestra características neorrománticas, modernistas, novecentistas y vanguardistas. Esta evolución nos lleva a considerarlo un poeta en constante experimentación, con una poesía dedicada «a la minoría, siempre».
Por edad, pertenece a la Generación del 14 o Novecentismo, pero sus primeras obras beben de la fuente de Bécquer y del Modernismo. Posteriormente, evolucionó hacia una poesía más barroca y modernista. Desde 1916, su poesía se fue desnudando, convirtiéndose en poesía pura, más intelectual y difícil. La tercera y última etapa sería la poesía del destierro, cada vez más profunda y metafísica.
De este modo, su obra suele estudiarse de acuerdo con el siguiente esquema:
  1. a. Etapa sensitiva (hasta 1915): De marcada influencia modernista, romántica y simbolista. Los libros más reseñables son Arias tristes, Jardines lejanos o Baladas de primavera. Hacia 1908, su poesía experimentó una evolución hacia el Modernismo, dentro del intimismo, influida por Darío: La soledad sonora, Laberinto. También escribió Elejías y el libro de prosa poética Platero y yo.
  2. b. Etapa intelectual o de la poesía pura (1916-1936): Diario de un poeta recién casado (1916) es la obra magna de este periodo. Se introducen motivos como el mar, los hombres y las calles de Nueva York; se mezcla la prosa y el verso, y el lenguaje tiende hacia lo esencial. Otras obras destacadas son Eternidades, Belleza y Piedra y cielo.
  3. c. Etapa del exilio o «suficiente» (1936-1958): Poesía profunda, metafísica, con un cierto misticismo panteísta (donde Dios es la Naturaleza, la Belleza absoluta). Es una poesía total, de hallazgo fundamental: la Poesía, la Belleza, es el sentido de la existencia. Libros como En el otro costado (1936-1942), Dios deseado y deseante (1949) o el poema en prosa Espacio (1954), basado en la libre asociación de sensaciones y recuerdos, constituyen el culmen de su obra y una de las cimas de la poesía del siglo XX.
La poesía de Juan Ramón Jiménez abarca todos los registros de la época que vivió, además de los que inventó, y recoge lo más fecundo de la tradición. Es una obra ingente, inclasificable, que continuamente se fue ampliando. Juan Ramón Jiménez representa la cima de la poesía española en este siglo y es el poeta más influyente en la poesía posterior. Fue un poeta consagrado a su obra, a la Poesía. De una sensibilidad exquisita, la búsqueda de la Belleza fue su afán primordial.

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