La España Medieval Tardía: Política, Instituciones y Crisis en las Coronas de Castilla y Aragón (Siglos XIV-XV)


Organización política e instituciones de gobierno

1.1. La monarquía medieval

Hasta el siglo XIII, el monarca medieval era un jefe guerrero que vivía de sus propios recursos. Gobernaba con ayuda de su corte, formada por familiares, nobles y miembros del alto clero. La corte era itinerante, sin capital fija, y el poder real solo se ejercía plenamente en las tierras de realengo, donde el rey cobraba impuestos, impartía justicia y reclutaba tropas. En los señoríos laicos o eclesiásticos, los señores ejercían funciones propias del monarca, mientras que en las villas y ciudades los concejos gozaban de autonomía con sus fueros y leyes locales. Desde el siglo XIII, los reyes intentaron reforzar su autoridad mediante la recuperación del Derecho Romano, la unificación de las leyes y alianzas con la burguesía urbana y parte de la nobleza.

1.2. La Corona de Castilla: fortalecimiento del poder del monarca (siglos XIV y XV)

La Corona de Castilla reunía los antiguos reinos de León y Castilla, además del valle del Guadalquivir y Murcia. Aunque la autoridad del rey dependía de su personalidad y de las circunstancias, el poder monárquico se consolidó con el tiempo. Alfonso X el Sabio elaboró Las Siete Partidas (1265), y Alfonso XI las adaptó en el Ordenamiento de Alcalá (1348), que reconocía al rey como creador de leyes. Se desarrollaron instituciones centrales de gobierno:

  • La Cancillería, encargada de los documentos reales.
  • El Consejo Real, que asesoraba al monarca.
  • La Chancillería o Audiencia, tribunal supremo de justicia, con sede en Valladolid desde 1442.

Para aumentar los ingresos, se reorganizó el sistema tributario y se creó la alcabala, un impuesto sobre las compraventas. Las ciudades gozaban de autogobierno, pero los concejos pasaron a manos de oligarquías locales y la pequeña nobleza, mientras que el rey intervino más nombrando corregidores. Las Cortes, formadas por nobleza, clero y representantes de las ciudades, podían votar impuestos y presentar quejas, pero no tenían poder legislativo ni convocatorias regulares. Surgieron a inicios del siglo XIII; las de León de 1188, convocadas por Alfonso IX, son consideradas las primeras con representación popular en Europa.

1.3. La Corona de Aragón: el triunfo del pactismo (siglos XIV y XV)

La Corona de Aragón era una confederación de territorios —Aragón, Cataluña, Valencia y Mallorca— que compartían monarca pero conservaban leyes propias. El poder real estaba limitado por acuerdos con la nobleza, el clero y la burguesía urbana (el pactismo). Jaime I inició una expansión por el Mediterráneo, pero la falta de recursos obligó a los reyes a pedir préstamos y conceder privilegios a las Cortes. Cada territorio tuvo su propia legislación: los Fueros de Aragón, los Usatges catalanes y los Furs valencianos. Pedro III otorgó en 1283 los Privilegios Generales, que ningún monarca podía modificar. Las Cortes aragonesas tenían más poder que las castellanas, incluso legislativo, y se reunían cada pocos años. Para asegurar el cumplimiento de los acuerdos se crearon instituciones permanentes como la Generalitat y la Diputación. Los municipios gozaban de autogobierno, dominado en Barcelona por los “ciutadans honrats”. También surgió el Justicia Mayor de Aragón, mediador entre el rey y la nobleza. En 1412, con el Compromiso de Caspe, accedió al trono la dinastía Trastámara, de origen castellano, lo que generó tensiones. Los intentos de Juan II por controlar Cataluña provocaron una larga guerra civil.

1.4. El cambio de dinastía en Castilla y Aragón

En los siglos XIV y XV, Castilla y Aragón cambiaron de dinastías. En Castilla, la guerra civil entre Pedro I (casa de Borgoña) y su hermanastro Enrique de Trastámara terminó con la victoria de este último en Montiel (1369), iniciando la nueva dinastía Trastámara. Enrique II reforzó su poder mediante alianzas con la nobleza y reformas administrativas. En Aragón, la Casa de Barcelona se extinguió con la muerte sin herederos de Martín el Humano (1410). El Compromiso de Caspe (1412) eligió rey a Fernando de Antequera, también Trastámara. Con ello, ambas coronas quedaron unidas bajo una misma familia, lo que allanó el camino para la unión de Castilla y Aragón con el matrimonio de los Reyes Católicos a fines del siglo XV.

Crisis demográfica, económica y política

2.1. Crisis demográfica

Durante el siglo XIV, Europa sufrió una fuerte caída de población tras siglos de crecimiento. Las malas cosechas provocaron hambre y desnutrición, lo que facilitó la propagación de enfermedades, especialmente la Peste Negra de 1348. La mortalidad fue muy alta, sobre todo en Cataluña, y se agravó con las guerras y la violencia señorial. Esta crisis tuvo consecuencias económicas graves y duraderas.

2.2. Crisis y transformaciones económicas

En Castilla, la economía se recuperó más rápido gracias a la ganadería trashumante y al comercio de lana con el norte de Europa. Alfonso X creó el Honrado Concejo de la Mesta (1273), que gozaba de privilegios y aportaba ingresos al rey. Burgos se convirtió en el principal centro comercial lanero.

En la Corona de Aragón la recuperación fue más lenta, especialmente en Cataluña, donde disminuyeron la producción artesanal y el comercio urbano. El reino de Aragón intentó aplicar medidas similares a las de Castilla, pero los resultados fueron más limitados.

2.3. Crisis social

La crisis demográfica y económica generó conflictos sociales en todo el territorio. En Castilla estallaron las guerras irmandiñas en Galicia (1467-1470). En Cataluña, los campesinos de remensa se rebelaron contra los señores por los “malos usos”, protagonizando las guerras remensas (1458-1479 y 1484-1486). En Barcelona, las clases populares (la Busca) se enfrentaron a la oligarquía urbana (la Biga), y en Mallorca se produjo la Revuelta Foránea (1450-1452) contra los dominadores de la ciudad.

2.4. Marginación y persecución de las minorías religiosas

Hasta el siglo XIII, judíos y mudéjares convivían con relativa tolerancia y mantenían sus leyes y religión bajo la protección real. Sin embargo, a partir del siglo XIV creció el antijudaísmo, impulsado por la crisis económica y el miedo a la peste. En 1391 se produjeron violentos pogromos contra los judíos en varias ciudades. Muchos murieron y otros se convirtieron al cristianismo para evitar la persecución.

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