La Metafísica de Tomás de Aquino: Esencia, Existencia y las Cinco Vías de la Demostración Racional


Principios Metafísicos y el Ser Creado

La Realidad y los Principios del Ser Creado

Para Tomás, el concepto de realidad es por sí mismo evidente: la realidad existe objetivamente con independencia de que sea percibida o no por el sujeto. Se trata de una realidad encontrada y, por tanto, objetiva o transubjetiva. Tomás concibe la metafísica como la ciencia del ser en cuanto ser, que se sintetiza en una teoría de la sustancia; el ser que es por sí y que, a diferencia de los accidentes, posee una existencia concreta e independiente.

Tomás plantea tres problemas fundamentales:

  1. Cómo conciliar la concepción de la eternidad de la naturaleza.
  2. Si es posible la existencia de sustancias inmateriales.
  3. Cómo explicar y justificar la contingencia de todo lo creado.

En conclusión, hay que recurrir a una nueva estructura conceptual, de procedencia no aristotélica, que dé respuesta a estos problemas: la distinción tomista entre esencia y existencia, que se origina en la distinción propuesta por el pensamiento árabe y judío entre ser necesario y ser contingente.

La Distinción Fundamental: Esencia y Existencia

Por ser necesario entendemos a aquel ser cuya esencia consiste precisamente en existir, o sea, que esencia y existencia coinciden. Por ser contingente entendemos a aquel ser que no tiene el existir por sí mismo, sino por otro, y en el que la existencia no se encuentra incluida en su esencia, es decir, la existencia no es un atributo de la esencia. O sea, todos los seres creados son seres contingentes o posibles.

En conclusión, todos los seres creados, incluidas las órdenes angélicas, son compuestos de esencia y existencia. También plantea que es necesario que toda realidad haya recibido de otro la existencia. La existencia proviene de un ser cuya esencia consista en existir: Dios, concebido como acto puro de existir.

La distinción entre esencia y existencia presupone la distinción aristotélica de ser en acto y ser en potencia. El concepto de potencia no puede explicar el comienzo absoluto que exige el concepto de creación ex nihilo. La existencia ha de pensarse como acto, ya que el acto es ontológicamente anterior a la potencia. Tomás defiende la correspondencia entre esencia y potencia por un lado, y existencia y acto por el otro, de modo que la esencia es a la potencia lo que la existencia es al acto. Si el acto es anterior a la potencia, se infiere que la existencia es anterior a la esencia, concluyéndose que la significación primera de ser es la existencia.

Relación entre Dios y las Criaturas: La Participación Analógica

Aunque todos los seres contingentes (los seres creados) han recibido la existencia por voluntad divina, esta no ha sido participada de forma genérica, sino de forma análoga o diferenciada. Todos los seres creados son semejantes en tanto que son seres contingentes y, por tanto, todos han recibido la existencia de Dios.

Desde el punto de vista de la existencia, un ser humano y un árbol son semejantes, pues ambos reciben su existir de Dios; pero desde el punto de vista de su esencia son diferentes, porque uno está dotado de inteligencia y voluntad, y el otro es capaz de realizar la función clorofílica, pero no posee ni racionalidad ni voluntad.

En conclusión, la existencia es aquello que todos los seres creados tienen en común, y al mismo tiempo, todos son diferentes en razón de su esencia, que es distinta en cada ser. Finalmente, el ser más perfecto es Dios, en tanto que ser necesario y eterno.


Fe y Razón: La Demostración Racional de la Existencia de Dios

La Colaboración entre Fe y Razón: Teología y Filosofía

Fe y razón son modos de acceso a la verdad, que es una y la misma. Ambas están destinadas a encontrarse y a colaborar entre sí en la búsqueda de la verdad. La teología actúa como juez último, señalando si el método racional ha sido mal aplicado. Tomás defiende que fe y razón pueden y deben complementarse y colaborar entre sí, pues acepta la existencia de un terreno común: aquel que se refiere a los fundamentos o preámbulos de la fe cristiana y que pueden ser conocidos no solo por la fe, sino también por la razón.

La Cuestión Filosófica de la Existencia de Dios: Crítica y Demostración

Tomás critica el argumento ontológico de Anselmo de Canterbury. Según Tomás, este argumento contiene un salto ilegítimo desde el ámbito de lo ideal al ámbito ontológico, pues solo podemos concluir una existencia pensada o ideal, pero no real. También dice que la idea de un ser sumamente perfecto o infinito procede de la fe y no de la razón, por lo que no tiene por qué ser aceptada por un no creyente.

Por último, Tomás defiende que nuestra mente es una tabula rasa (una hoja en blanco), pues no hay nada en nuestro entendimiento que no haya pasado primero por los sentidos. En conclusión, el argumento ontológico no constituye una verdadera demostración de la existencia real y, dado que no poseemos ideas innatas, tampoco poseemos un conocimiento evidente y a priori. En consecuencia, es forzoso demostrar la existencia de Dios no a partir de su esencia, sino a partir de los sentidos.

Para demostrar esto, Tomás indica una serie de pruebas, conocidas como las Cinco Vías:

  1. El Motor Inmóvil: Todo lo que se mueve es movido a su vez por otro. Por lo tanto, ha de existir un primer motor que no sea movido por nada: Dios.
  2. Las Causas Eficientes: Es un hecho de experiencia que en la naturaleza existen causas eficientes que no pueden ser causas de sí mismas, pues toda causa observable es un efecto de una causa anterior a la que se ha producido. Por tanto, es necesario que exista una causa eficiente primera. Esta causa eficiente primera es a la que todos llaman Dios.
  3. Los Seres Contingentes: En la naturaleza existen seres que se generan y que se destruyen o perecen. Si todos los seres que existen fuesen contingentes, nada existiría. Tiene que haber un ser que exista necesariamente por sí mismo y que sea causa de todo cuanto existe: Dios.
  4. Los Grados de Perfección: En la naturaleza existen seres más perfectos que otros. Esto implica que exista un ser sumamente perfecto que posea el máximo de toda perfección y que sea causa de toda perfección en los seres que observamos, es decir, Dios.
  5. El Orden del Universo (Teleología): Existen seres en la naturaleza que carecen de entendimiento y que, sin embargo, obran tendiendo a un fin. Por tanto, es necesario un ser omnisciente que haya dotado a la naturaleza de un plan.

Esto demuestra que es posible construir una teología natural racional no solo compatible con la fe, sino también con la filosofía, reflejando de este modo la posibilidad de colaboración efectiva entre ambos.

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