La Oratoria Romana: Arte y Retórica


El arte de la palabra y el dominio de la expresión oral en Roma

El arte de hablar bien se le denomina como oratoria (género en prosa), y al que lo ejerce, orador. A su vez, un discurso de cualquier tipo (político, judicial, fúnebre) recibía el nombre de oratio, y la teoría en la que se basaba, aprendida de los griegos, se llamaba rhetórica. Además, el dominio de este arte se llamaba elocuencia.

El arte de la oratoria en la historia de Roma

El arte de utilizar la palabra en público con corrección y belleza, sirviéndose de ella al mismo tiempo para agradar y persuadir, tuvo un uso temprano y prolongado en Roma. En la vida política de la República era un instrumento esencial para alcanzar el prestigio y el poder, mientras que en el Imperio se transformó en retórica debido a la falta de libertad, debida al gobierno basado en el poder personal del emperador.

Las facultades fundamentales del orador

Gracias a estos tratados, sabemos que en la elaboración de un discurso intervienen cinco facultades fundamentales que el orador debe dominar: -Inventio o búsqueda de los argumentos apropiados./-Dispositio o distribución adecuada de dichos argumentos./-Elocutio o arte de adornar las ideas dándoles la sintaxis precisa. /-Actio o pronuntiatio, que consiste en la modulación de la voz, el movimiento del cuerpo y los gestos que el orador ha de dominar para que el discurso sea persuasivo.

La estructura del discurso

Aparte, el discurso ha de estructurarse de esta forma: -Exordium o introducción al tema./-Narratio, exposición del asunto que se va a tratar. /-Argumentatio: desarrollo de los argumentos favorables (confirmatio), y refutación de los argumentos en contra (refutatio). /-Peroratio: conclusión final y búsqueda del favor del público. Cada parte tiene una técnica especial para que el discurso vaya bien, cuya finalidad es docere, delectare y movere, es decir «instruir, deleitar y emocionar».    Existen tres tipos de discursos: -Deliberativo: Se pronuncia ante una asamblea para convencerla o disuadirla de tomar una decisión./-Demostrativo: Su objeto es una alabanza o crítica de las virtudes o defectos de una persona. /-Judicial: Se pronuncia ante un tribunal para conseguir la condena o absolución de un reo.

Cicerón y su legado

En cuanto a la historia de la oratoria romana, podemos destacar un nombre que marcó un antes y un después, y se trata de Cicerón (106 a.C.- 43 a. C). Fue testigo del enfrentamiento de Mario y Sila, del de César y Pompeyo, de la rebelión de Espartaco y de la conjuración de Catilina. +Hablando de sus obras, podemos dividirlas en dos grandes grupos. Por un lado, encontramos su obra retórica, en la que agrupamos los siguientes tratados: -De oratore, que expone su concepto del orador ideal./-Brutus, en la cual traza una historia de la oratoria romana, donde nos habla de las primeras manifestaciones oratorias no escritas, laudationes fúnebres, y de los oradores anteriores a él, entre los que cabe destacar a Catón, los hermanos Graco, Craso y Antonio; menciona también a su contemporáneo y rival Hortensio./-Orator, un estudio acerca de los diferentes estilos de la oratoria que se habían consolidado durante el siglo I a. C: la asiánica, representada por Hortensio, caracterizada por el patetismo, la grandilocuencia y la gran expresión; y la aticista, partidaria de la claridad expresiva y de la sencillez absoluta del estilo.

Por otro lado, está su obra oratoria, donde se recogen sus discursos. El gran mérito de Cicerón se encuentra en haber sabido llevar a la práctica en sus discursos todas las reglas teóricas de sus obras retóricas, provocando que éstos hayan sido admirados como modelos en todas las épocas. Muchos de ellos son de carácter privado y judicial, en defensa o en contra de personajes concretos; otros son de carácter público y político, y ofrecen un valioso testimonio de los conflictos que se desarrollan en los últimos años de la República romana. A continuación, comentaremos los más representativos:-In Verrem , un discurso en contra de Verres, que había expoliado la isla de Sicilia durante su época de gobernador, y acabó siendo condenado./-De imperio Pompeii, un alegato a favor de Pompeyo frente a César./-In Catilinam reúne cuatro discursos contra L. Sergio Catilina, que fue candidato al consulado junto a Cicerón, y al no resultar elegido, trama una conspiración para hacerse con el poder. Cicerón lo descubre y arremete contra él, alcanzando tal éxito que fue premiado con el título honorífico de Padre de la Patria.

-Philippicae, catorce discursos virulentos contra Marco Antonio, heredero político de César, que le costaron la vida. Por último, podemos hablar sobre la oratoria de época imperial o postciceroniana. Con la implantación del Imperio, se dio una supresión progresiva de las libertades políticas, lo que produjo la decadencia de la oratoria. Permaneció viva solo en las escuelas de retórica, donde se pronunciaban conferencias y declamaciones sobre temas normalmente ficticios. Principalmente, estos ejercicios eran de dos tipos: controversiae, que eran discursos judiciales imaginarios con aplicación de leyes inexistentes, y suasoriae, unos discursos de tema mitológico o histórico que buscaban convencer a las personas. Como testimonio de estas declamaciones tenemos la obra de Séneca el Viejo. Otro autor importante de esta época es Quintiliano, del que solo se ha conservado Institutio oratoria.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *