La poesía en los sesenta y setenta: Generación del 50 y Novísimos


La poesía en la década de los sesenta: la Generación del 50

A finales de los cincuenta irrumpió un grupo de poetas que, sin dejar los temas sociales, buscaba una mayor elaboración del lenguaje poético y un desplazamiento de lo colectivo a lo personal, defendieron la idea del poema como acto de conocimiento frente a la noción de poesía como comunicación. El grupo de los 50 incluye a poetas que publicaron sus primeras obras en los cincuenta. Su obra se consolida en la década siguiente. Aunque cada uno de los poetas sigue una trayectoria individual diferenciada, se detectan ciertos temas comunes: el tiempo, cuyo fluir muestra la fugacidad de la vida, y se evoca con nostalgia el paraíso perdido de la infancia y la adolescencia; el amor, muestran un erotismo intimista; la amistad, la creación poética o metapoesía. En general, los poemas son de carácter meditativo o reflexivo, mantienen el lenguaje coloquial y el verso libre, y usan el humor y la ironía. Entre los autores más destacados mencionaremos a José Agustín Goytisolo, Claudio Rodríguez, José Manuel Caballero Bonald, ÁNGEL GONZÁLEZ. Se caracteriza por su actitud crítica e irónica y su estilo coloquial pero siempre esmerado. El amor, la muerte, el tiempo, la amistad son temas recurrentes en su obra poética, recogida en el volumen titulado  Palabra sobre palabra.

JOSE ÁNGEL VALENTE

Es una de la voces más originales y el máximo valedor de la poesía como conocimiento. Evoluciona desde la poesía testimonial a la trascendente, casi mística y fragmentaria, llamada poesía del silencio.  Destaca el uso del lenguaje de la mística .Obras destacadas son La memoria y los signos, de sus inicios y Mandorla, de su etapa mística.

JAIME GIL DE BIEDMA

su poesía se basa en experiencias personales evocadas desde la distancia del paso del tiempo. Incorpora su vida cotidiana y privada, pero desde la mirada escéptica del “yo observador”. Los temas centrales son la identidad personal, el tiempo y el mundo urbano. Lu lenguaje poético se distingue por el tono conversacional y un estilo antirretórico.  Agrupó tres de sus libros en Las personas del verbo.

La poesía en la década de los setenta: los Novísimos

El grupo de los Novísimos se da a conocer a través de la antología de J.M.Castellet “Nueve novísimos poetas españoles” (1970), título que da nombre a la generación. Son poetas novísimos Leopoldo María Panero, Pere Gimferrer, Manuel Vázquez Montalbán, Vicente Molina Foix, Ana María Moix, Félix de Azúa, Antonio Martínez Sarrión, José María Álvarez y Guillermo Carnero. A éstos habría que añadir otros como Antonio Colinas, Luis Alberto de Cuenca o Luis Antonio de Villena, que participan de algunos de los rasgos de los Novísimos, si bien no siguen todos sus planteamientos estéticos. Otra fecha importante es 1966, año de publicación de Arde el mar, de Pere Gimferrer, libro que marca la ruptura con las poéticas anteriores.

Los Novísimos fueron presentados como un movimiento de ruptura vanguardista con la poesía social e indagador de un nuevo lenguaje que llegó al experimentalismo formal. No creían que la poesía pudiera cambiar la realidad y rechazaron conceptos tan extendidos como compromiso, testimonio y solidaridad. Adoptaron, pues, una actitud formalista.  Características de la poesía “novísima” son:

  • Deseo de ruptura con la poesía anterior: se manifiesta claramente en el rechazo del uso directo del “yo”, en la oposición al estilo realista y en la ausencia de posturas éticas o sociales.
  • Modelos poéticos muy variados: por un lado, recuperan la vanguardia (el cubismo, el surrealismo, a través de Aleixandre y los postistas…); por otro, recogen influencias del simbolismo francés, del modernismo y de poetas ingleses contemporáneos.
  • Exhibicionismo cultural: introducen elementos temáticos provenientes de mitologías exóticas y decadentes (ambientaciones lujosas, exóticas, en la línea modernista) o de la cultura de masas (el cine, la televisión, el rock, las novelas policíacas, la publicidad, los cómics, las revistas de modas, la música pop, etc.). Así los medios de comunicación de masas se convierten en referente cultural y fuente de nuevos mitos populares. Los poemas se llenan de nombres de ciudades o de personas, de descripciones de vestidos, fiestas, mitos orientales o clásicos, y mitos contemporáneos (Marilyn, Bogart, Che Guevara, Kennedy, etc.). Asimilan, pues, una mitología frívola o vuelven a temas y asuntos de otras épocas, de origen cultural e histórico, por lo que también se les llama culturalistas.
  • Experimentación lingüística: su estilo se nutre del surrealismo. Practican la escritura automática, que evita el discurso lógico, con la ruptura del verso, la disposición gráfica original, o la supresión de los signos de puntuación, y emplean técnicas como la del collage: extensas citas preceden al poema o se incorporan a él versos completos de otros autores, letras de canciones, frases publicitarias, textos de manuales de instrucciones… Este uso de la intertextualidad, en ocasiones excesivo, hace del poema un objeto metaliterario, cargado de referencias culturales, que hace que los textos se vuelvan herméticos. Además, alternan un lenguaje exuberante de imágenes opacas y visionarias con otras técnicas, como la métrica culta del modernismo, pero tampoco abandonan el tono coloquial de algunos poetas de la generación anterior.

Pere Gimferrer fue el abanderado de esta nueva generación de poetas. Arde el mar (1966) evidencia ya los rasgos que caracterizarán a los novísimos: culturalismo, hermetismo y cultura camp (combinación de manifestaciones del arte popular como el rock o el cine con el artificio estilístico del esteticismo). En La muerte de Beverly Hills (1967)  se suma la influencia del cine y del género policíaco. En estos textos, el yo poético se oculta tras múltiples referencias culturales y míticas.

Antonio Martínez Sarrión, nacido en Albacete en 1939, también fue incluido en la famosa antología Nueve novísimos poetas españoles. Martínez Sarrión destaca por su rebeldía sesentayochista que le hizo admirar la poesía beat y por asumir muy pronto muchas de las referencias culturalistas, irracionalistas, surrealistas y míticas (literatura, cine, jazz) que sus compañeros de camino adoptarían con posterioridad. Teatro de operaciones (1967), Horizonte desde la rada (1983)

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