1. La Revolución Americana
1.1. Los Orígenes de la Independencia
Los primeros colonos llegaron a la costa este de América del Norte, y a comienzos del siglo XVIII se habían formado las llamadas Trece Colonias. Existían diferencias económicas significativas entre ellas:
- Colonias del Norte: Basaban su economía en la agricultura y el comercio.
- Colonias del Sur: Se centraban en el cultivo de tabaco, utilizando mano de obra de esclavos negros.
El Reino Unido buscaba disponer de las materias primas americanas, pero no tenía interés en desarrollar la industria colonial. El monopolio comercial dificultaba el comercio entre las propias Trece Colonias. Aunque las colonias estaban bajo la autoridad del rey de Inglaterra y contaban con asambleas locales, los colonos debían pagar impuestos. Rara vez lo hacían, alegando que no estaban representados en el Parlamento británico, la institución encargada de aprobarlos (el principio de «No taxation without representation»).
1.2. El Camino hacia la Declaración
Entre 1764 y 1766, el rey Jorge III estableció distintas leyes para regular los impuestos coloniales. En respuesta, los colonos organizaron un boicot a los productos británicos. Un evento clave fue la aprobación de las Tea Acts en 1773.
En 1776, Thomas Jefferson redactó la Declaración de los Derechos de Virginia, donde se anunciaban principios fundamentales como la soberanía nacional, la división de poderes y el sufragio.
Finalmente, el 4 de julio de 1776, los representantes de las Trece Colonias, reunidos en el Congreso Continental de Filadelfia, firmaron la Declaración de Independencia de Estados Unidos.
1.3. La Guerra de la Independencia (1775-1783) y la Constitución
Los colonos, liderados por George Washington, fueron apoyados militarmente por Francia y España. Tras las decisivas victorias y la firma de la Paz de Versalles (1783), el Reino Unido reconoció la independencia de Estados Unidos (EE. UU.).
En 1787 se aprobó la Constitución, que reconocía la soberanía nacional y la separación de poderes:
- Poder Legislativo: Residía en la Cámara de Representantes y el Senado, elegidos por sufragio universal masculino (limitado solo a la población blanca).
- Poder Ejecutivo: Recaía en un presidente.
- Poder Judicial: Ejercido por jueces independientes.
En 1789, George Washington se convirtió en el primer presidente de EE. UU.
2. El Comienzo de la Revolución Francesa
2.1. Orígenes de la Revolución
La Revolución Francesa fue impulsada por una combinación de factores sociales, económicos e ideológicos:
Descontento Social
- La burguesía, enriquecida por el comercio, aspiraba al poder político.
- Los campesinos apenas podían sobrevivir debido a la carga de los impuestos.
Crisis Económica
- Las malas cosechas provocaron un aumento de los precios y el descontento de los grupos populares.
- Se sumó la crisis de la Hacienda Real, agravada porque los estamentos privilegiados (nobleza y clero) no pagaban impuestos.
Ideas Ilustradas
El rey Luis XVI perdió apoyos tanto entre los grupos populares (porque las reformas no prosperaban) como entre los privilegiados (que veían con recelo el avance de la Ilustración).
En 1787, el rey convocó una Asamblea de Notables para convencer a los privilegiados de que pagaran impuestos. Estos se negaron y exigieron la convocatoria de los Estados Generales, la única asamblea que podía aprobar nuevos tributos.
2.2. Los Estados Generales y la Asamblea Nacional
En 1789, los Estados Generales se reunieron en Versalles. Cada estamento redactó sus cuadernos de quejas con sus reivindicaciones. La nobleza y el clero pretendían votar por estamento, mientras que el Tercer Estado deseaba el voto por persona.
Ante el bloqueo, los representantes del Tercer Estado pasaron a denominarse Asamblea Nacional, declarándose los únicos representantes legítimos de Francia. Poco después, se transformó en la Asamblea Constituyente.
2.3. La Asamblea Constituyente (1789-1791)
El 14 de julio, el pueblo de París asaltó la Bastilla, una fortaleza medieval convertida en símbolo del absolutismo. En el campo, los campesinos atacaron los castillos de los nobles y quemaron los títulos de propiedad señoriales (fenómeno conocido como El Gran Miedo).
El 4 de agosto, la Asamblea Constituyente abolió los derechos feudales y, días más tarde, aprobó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Este documento fundamental reconocía y garantizaba las libertades personales, la igualdad ante la ley y el derecho a la propiedad.
En septiembre de 1791 se promulgó una Constitución que establecía:
- El reconocimiento de la soberanía nacional y los derechos fundamentales de los ciudadanos.
- La monarquía parlamentaria como forma de gobierno.
- La división de poderes: el poder legislativo lo ejercería la Asamblea, el ejecutivo el rey, y el judicial los tribunales.
- La Asamblea se elegiría mediante sufragio censitario, limitado a varones mayores de 25 años con una determinada renta.
2.4. La Asamblea Legislativa y el Fin de la Monarquía
Tras la celebración de elecciones en 1791, la Asamblea Legislativa tuvo que hacer frente a la oposición interna de la nobleza y el clero, que se resistían a perder sus privilegios. Muchos privilegiados emigraron y comenzaron a conspirar contra la Revolución desde el exterior.
Las monarquías europeas también se sintieron amenazadas por las ideas revolucionarias francesas. Austria y Prusia declararon la guerra a Francia.
Internamente, otros grupos, los revolucionarios radicales, consideraban que las reformas eran insuficientes. En 1792, el pueblo de París asaltó el palacio de las Tullerías, y el monarca fue destituido por la Asamblea, marcando el fin de la monarquía constitucional.