Panorama de la Literatura Española: Posguerra y Democracia
La literatura española desde el final de la Guerra Civil hasta nuestros días muestra una infinidad de temáticas y formas relacionadas con su contexto. Una vez acabado el conflicto, muchas de nuestras figuras ya han muerto (Lorca y Unamuno) y otras tantas parten al exilio. La temática de las obras de estos últimos comienza con un tono nostálgico que derivará en diferentes formas. Ya en los últimos años de la dictadura la censura se relaja y la apertura de fronteras, durante la democracia, abre una multitud de posibilidades.
La Lírica
Años 40
En cuanto a la lírica en los años 40 se divide entre una poesía arraigada, cuyos autores comparten su opinión del régimen franquista (Luis Rosales) y publican sus obras en la Revista Garcilaso, y una poesía desarraigada en contra del franquismo; aquí destacan Dámaso Alonso y Aleixandre con Sombra del paraíso.
Años 50
En los años 50, surge una poesía social, con un lenguaje sencillo cuya intención es denunciar la realidad que los rodea. Sus mayores representantes son Gabriel Celaya o Blas de Otero con Pido la paz y la palabra. Del mismo modo lo hacen José Hierro y Gloria Fuertes.
Años 60
Continúa este interés social en la década de los 60, pero cuidando la forma y desde una perspectiva intimista (Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente).
Años 70
En la década de los años 70, la censura se relaja y la poesía se ve influenciada por la cultura de masas (rock, cómics, publicidad…), así como por las vanguardias. Se les denominará los Novísimos. Pere Gimferrer y Antonio Martínez Sarrión son dos de sus representantes.
De los 70 a la Actualidad
A partir de los años 70 y hasta la actualidad, el fin de la dictadura y la Transición suponen una cantidad inabarcable de tendencias con autores como Luis García Montero o Ana Rossetti; el neosurrealismo representado por Jesús Ferrero o Blanca Andreu; el neorromanticismo (Antonio Colinas); o la poesía épica o coral. En la actualidad, la lírica de la experiencia, apoyada en un tono conversacional, es una de las tendencias más importantes (Luis García Montero).
El Teatro
Años 40
Durante la década de los años 40, se impone un teatro comercial de corte benaventino, dirigido a que el público se evada. Escriben ese tipo de comedia burguesa autores como Juan Ignacio Luca de Tena o Joaquín Calvo Sotelo. Convive con él un teatro cómico donde se impone lo incoherente y absurdo. En Enrique Jardiel Poncela se observa la influencia de Ramón Gómez de la Serna. Una de sus obras más representativas es Eloísa está debajo de un almendro. Por su parte, la obra más importante de Miguel Mihura será Tres sombreros de copa.
Años 60
Durante los años 60, siguen con su labor y triunfa, como siempre, un teatro comercial (Alfonso Paso, Antonio Gala).
Años 70
En los años 70, hay una renovación teatral. Surge un teatro experimental centrado en el espectáculo.
Otras Tendencias y Autores
Fernando Arrabal crea el teatro del pánico, influenciado por el Teatro de la crueldad de Artaud. Su obra Pic-Nic es un ejemplo. También surgen grupos colectivos como Els Joglars o Els Comediants. En las últimas décadas del siglo XX destacan: Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano), José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro) y José Sanchis Sinisterra (¡Ay, Carmela!). En la actualidad, uno de los autores más representativos es Juan Mayorga.
Obra Destacada: Las bicicletas son para el verano
Escrita en los primeros años de la España posfranquista y bajo la sensibilidad propia del autor, Las bicicletas son para el verano aborda el tema de la Guerra Civil española desde la perspectiva de una familia madrileña en tres momentos: días antes de la guerra, durante esta y en los años que la siguieron. La guerra es un telón de fondo que condiciona a los personajes (Luis, su familia y los vecinos), que evolucionan paralelamente a las adversidades del conflicto. (Aquí se podrían hacer alusiones a situaciones dramáticas que viven, como la del crío que solo pensaba en cosas).
Aunque la época en la que se escribió se caracterizaba por la experimentación, Fernando Fernán Gómez recuperó elementos de la tradición teatral y mezcló el drama existencial (desencanto vital, frustración de las ilusiones) y el drama social (la historia privada de una familia madrileña y de algunos de sus vecinos, a la que se suman conflictos colectivos) con elementos propios de la comedia del humor (una comicidad que ayuda a sofocar la amargura emocional. Aquí se podría hacer alusión a alguno de esos personajes o momentos).
Por último, destacar algunos aspectos de la obra. Los personajes son variados y cada uno de ellos aporta una visión de la guerra y de cómo la vive cada uno. (Aquí se pueden ejemplificar con los personajes y situaciones que se recuerden).
- El estilo, caracterizado por la expresividad del registro coloquial que facilita el toque humorístico.
- La estructura, sucesión de 15 cuadros en los que se sobreentiende el panorama sociopolítico del Madrid de la Guerra Civil y los cambios notables que experimentan los protagonistas, más un prólogo y un epílogo.
- El espacio en el que transcurren la mayoría de las escenas, el edificio donde vive la familia de Luis (el comedor, su habitación, el sótano, el comedor de la vecina doña Antonia, contraria a la ideología del padre de Luis…). En el inicio de la obra (prólogo) y el final (epílogo) aparece la bicicleta; transcurren en un mismo lugar, un descampado cercano a la Ciudad Universitaria de Madrid. La bicicleta es el símbolo de libertad que refuerza la unidad temática y argumental de la obra.