La Percepción Sensorial y la Construcción de la Realidad
Las sensaciones son el conjunto de datos procedentes del mundo, captados por un ser vivo mediante receptores u órganos sensoriales, también denominados sentidos. Los sentidos son como ventanas a la realidad. Todos los seres vivos disponen de un aparato sensitivo, aunque este difiere de una especie a otra debido a que es el resultado de la adaptación a presiones evolutivas específicas. Esto implica que cada especie capta la realidad de forma diferente, ya que se centra en aquellos aspectos que son más relevantes para su supervivencia.
Por ejemplo, una bacteria solo es capaz de captar la presencia o ausencia de luz mediante fotorreceptores, o como los murciélagos, que no pueden ver la luz pero disponen de un sistema de ecolocalización que compensa esta limitación visual. Los sentidos tienen umbrales: hay sensación cuando el estímulo se produce dentro de un margen de intensidad mínima y máxima. Cada especie de ser vivo posee umbrales de sensibilidad distintos. Una abeja puede captar la luz ultravioleta, que para el ser humano es invisible, y por ello detecta el polen rápidamente. En el caso de los perros, oyen frecuencias inaudibles para el oído humano. Esto se ve claramente en el espectro electromagnético, que muestra la amplia gama de ondas y cómo los humanos percibimos una pequeña parte de él, pero que nos es suficiente para nuestra interacción con el entorno.
La Gestalt: La Percepción como Totalidad Significativa
La corriente de la Gestalt es una escuela psicológica que considera que el cerebro interpreta la información de los sentidos dándole una unidad, integrando cada uno de los datos que se obtienen a través de ellos en un todo significativo, superando la idea de que la percepción era únicamente la suma de las informaciones de los sentidos. La percepción es globalizadora y se realiza sobre una totalidad en la que se agrupan los estímulos.
Se compone de la Ley de la Pregnancia o de la buena forma, que se complementa con otras leyes fundamentales:
- Ley de Proximidad: Explica la tendencia a integrar en una misma imagen o configuración los objetos próximos.
- Ley de Continuidad: Se refiere a la inclinación a organizar en una única estructura aquellas partes que parecen tener continuidad.
- Ley de Cierre: Cuyo mecanismo es añadir elementos faltantes en nuestra mente para completar una figura.
- Ley de Semejanza: Actúa sobre la forma y estructura de un objeto mediante la percepción de un conjunto de elementos como partes de una misma estructura.
Eugenesia: Una Breve Definición
La Eugenesia se define como la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humanos.
Interacción Cultural y Diversidad: Posturas Filosóficas
Las sociedades multiculturales se caracterizan por la presencia de personas pertenecientes a diferentes colectivos étnicos dentro de un mismo espacio. El hecho de que personas de diferentes culturas vivan juntas implica diferentes formas de vivir la vida y de ver el mundo.
¿Qué hacemos los seres humanos cuando nos encontramos con miembros de otras culturas, cuando no entendemos su lenguaje, sus formas de vestir, sus costumbres y tradiciones? Podemos adoptar algunas de estas posturas:
- El Etnocentrismo (suele ser la más frecuente)
- El Relativismo Cultural
- El Interculturalismo
El Etnocentrismo
“El etnocentrismo es la creencia de que nuestras propias pautas de conducta son siempre naturales, buenas, hermosas o importantes, y que los extraños, por el hecho de actuar de manera diferente, viven según patrones salvajes, inhumanos, repugnantes o irracionales. Las personas intolerantes hacia las diferencias culturales, normalmente, ignoran el siguiente hecho: Si hubieran sido enculturados en el seno de otro grupo, todos estos estilos de vida supuestamente salvajes, inhumanos, repugnantes e irracionales serían ahora los suyos. El desenmascaramiento de la falacia del etnocentrismo lleva a la tolerancia y curiosidad por las diferencias culturales. Una vez comprendido el enorme poder que la enculturación ejerce sobre toda conducta humana, ya no se puede despreciar racionalmente a aquellos que han sido enculturados según pautas y prácticas diferentes a las nuestras.
Todos los antropólogos culturales son tolerantes y sienten curiosidad por las diferencias culturales. Algunos, no obstante, han ido más lejos y adoptado el punto de vista conocido como relativismo cultural, con arreglo al cual toda pauta cultural es, intrínsecamente, tan digna de respeto como las demás. Aunque el relativismo cultural es una manera científicamente aceptable de referirse a las diferencias culturales, no constituye la única actitud científicamente admisible. Como todo el mundo, los antropólogos también se forman juicios éticos sobre el valor de las diferentes clases de pautas culturales. No hay por qué considerar el canibalismo, la guerra, el sacrificio humano y la pobreza como logros culturales valiosos para llevar a cabo un estudio objetivo de estos fenómenos. Nada hay de malo en tratar de estudiar ciertas pautas culturales porque se desee cambiarlas. La objetividad científica no tiene su origen en la ausencia de prejuicios —todos somos parciales—, sino en tener cuidado de no permitir que los propios prejuicios influyan en el resultado del proceso de investigación.”
Podemos decir hoy que el sueño de los universalistas homogeneizadores —la eliminación de toda diferencia— representa un supremo empobrecimiento para la sociedad que lo practica; pero también que el entusiasmo ante lo diferente, por el mero hecho de serlo, raya en el papanatismo, ya que no toda diferencia eleva el nivel de la humanidad. Practicar la ablación del clítoris a las niñas es una peculiaridad de determinadas culturas, peculiaridad que debe desterrarse en cualquier cultura que desee tener una talla humana. Pero, ¿quién está legitimado para decirlo y desde dónde? La tarea consiste en nuestros días en descubrir ese «desde dónde» que nos permita conservar lo mejor del universalismo y de la sensibilidad ante lo diferente en un «tercero» que los supere, sin desperdiciar la riqueza que ofrecen uno y otra. Ese tercero consistiría, a mi juicio, como hemos comentado, en una ciudadanía intercultural, construida desde un auténtico diálogo.
El Relativismo Cultural
“Toda la Verdad es Local”
Esta postura:
- Considera toda pauta cultural tan digna de respeto como las demás.
- Justifica en nombre de las necesidades grupales cualquier práctica éticamente dudosa.
- Nos hace conscientes de que, de haber sido enculturados en otro grupo social, las pautas que minusvaloramos serían las nuestras, pero no permite la crítica a culturas ajenas.
No podemos juzgar la moralidad de otras culturas, sin importar las razones de sus acciones. Se hace imposible argüir que algo que una cultura sea correcto o incorrecto. Al practicar un relativismo cultural estricto, no es posible decir que los sacrificios humanos son negativos, o que el respeto por los ancianos es un valor positivo. Después de todo, esos son productos de la cultura. Cada cultura debe estudiarse desde sí misma, ya que debe entenderse dentro de sus propios términos. Subraya la imposibilidad de establecer un punto de vista único y universal en la interpretación de las culturas.
La desventaja de esta postura es que dificulta (e incluso llega a imposibilitar) el diálogo entre culturas.
El Pluralismo Cultural o Interculturalismo
Es la actitud que, partiendo del respeto hacia las otras culturas, supera el relativismo cultural, promoviendo un respeto crítico con las culturas ajenas.
Así, desde esta actitud:
- Analizamos otras culturas desde sus propios patrones culturales.
- Buscamos el encuentro y no tememos al contacto con otras culturas ni a los cambios que de ese contacto se produzcan.
- Promovemos un encuentro en igualdad.
- Tenemos una visión crítica de las culturas. Es decir, se acepta la cultura, pero se puede rechazar y luchar contra alguna de sus instituciones (como las corridas de toros, el infanticidio o la marginación de la mujer y de las personas mayores).
Como seguramente estarás pensando, esta es la actitud más complicada para poner en práctica. Sin embargo, hay que tener en cuenta que tanto a nivel histórico como a nivel individual lo normal es que antes de llegar al interculturalismo pasemos por el relativismo cultural y, antes, por el etnocentrismo. Es una evolución por la que ha pasado la historia y por la que normalmente tenemos que pasar a nivel personal. No se llega de la noche a la mañana.
El pluralismo cultural nos hace ser conscientes del gran reto al que se enfrenta nuestra sociedad. Nos ofrece la posibilidad de conocer otros valores, costumbres y creencias diferentes a las nuestras. Sin embargo, la presencia y la coexistencia de diferentes culturas en un mismo territorio no siempre es considerada como un hecho enriquecedor, y en lugar de valorarse como una riqueza cultural puede pasar a constituir un problema dependiendo de la manera en que se aborde. La construcción de una sociedad en paz pasa por construir un orden social que sea consecuencia de una convivencia sin discriminaciones por razones de sexo, nacionalidad, lengua, religión o situación económica. La construcción de una sociedad de iguales pasa por reconocer que la igualdad tiene su base en la dignidad y en los derechos iguales para todas las personas. La igualdad así entendida es inseparable de la diversidad y de la pluralidad de culturas.
Si entendemos el interculturalismo como un proceso dirigido a favorecer una relación positiva entre personas de culturas distintas, basadas en la valoración y el reconocimiento mutuos, estamos planteando un proceso en el que se debe incorporar tanto a nivel individual como colectivo un reconocimiento de:
- La igualdad de todas las culturas, lo cual implica el derecho a la diferencia cultural y la valoración de las posibilidades de enriquecimiento mutuo que ofrece la relación igualitaria entre distintas culturas.
- La valoración de la diferencia cultural como un hecho positivo.
- La traducción de ese reconocimiento y valoración en conductas y acciones cotidianas, en el aquí y ahora de nuestra sociedad.