1. Teorías del Humor
El estudio del humor ha sido comparado con la antigua parábola india del elefante y los ciegos: cada teoría captura solo una parte del fenómeno. Por eso, es necesario adoptar una perspectiva dinámica y complementaria. Las tres teorías fundamentales —superioridad, catarsis e incongruencia— explican distintos aspectos del humor y no deben entenderse como excluyentes, sino como partes de un todo.
1.1. Teoría de la Superioridad
Esta es la teoría más antigua, con raíces en Platón y Aristóteles, y más tarde desarrollada por Thomas Hobbes. Afirma que reímos al sentirnos superiores a los demás, especialmente cuando observamos sus errores, defectos o fracasos. Este tipo de humor incluye chistes sobre “locos”, “borrachos”, personajes ingenuos o figuras típicas como “Lepe”.
Este enfoque también tiene un papel social: el humor puede consolidar la cohesión grupal, controlar comportamientos y reforzar normas. No obstante, en la actualidad, la sensibilidad hacia temas de racismo, género o discapacidad exige precaución: la llamada “cultura de la cancelación” (como los movimientos #MeToo o Black Lives Matter) critica el humor ofensivo. Sin embargo, la burla también puede dirigirse hacia uno mismo, funcionando como mecanismo de autodefensa.
Hay tipos de humor que no encajan en este modelo, como el humor absurdo o metalingüístico, donde no hay una víctima clara.
1.2. Teoría de la Catarsis
Según esta teoría, la risa funciona como descarga emocional o liberación de tensiones, especialmente de agresividad y deseo sexual reprimido. Sigmund Freud vinculó el humor con la dinámica interna de la psique humana: el Ello (impulsos), el Yo (realidad) y el Superyó (moral). Como estas instancias están en conflicto, se acumula tensión psicológica.
El humor ofrece una vía indirecta para expresar lo prohibido (sexo, agresión) y reducir la presión interna. De ahí que muchos chistes tengan contenido tabú o transgresor, y que suelan provocar risa precisamente por lo que nos permiten decir sin consecuencias. Esta teoría es eficaz para explicar chistes verdes o agresivos, pero no abarca todos los casos.
1.3. Teoría de la Incongruencia
Es probablemente la más aceptada actualmente, desarrollada por Locke, Kant, Schopenhauer y Victor Raskin. Sostiene que reímos cuando se produce una ruptura inesperada de la lógica o la coherencia: la aparición de dos elementos incompatibles en un mismo contexto. La risa surge del efecto sorpresa y del juego entre expectativa y realidad.
Los mecanismos lingüísticos que generan este humor incluyen:
- Juegos de palabras (polisemia, homonimia, paronimia).
- Incongruencias pragmáticas (expectativas conversacionales rotas).
- Superposición de marcos semánticos o guiones cognitivos.
Ejemplos notables son los anuncios creativos o el teatro de Tedi Moskov. También se ve en la literatura:
- En Alicia en el País de las Maravillas, se fusionan mundos incompatibles (baraja de cartas y corte real), creando un universo ilógico.
- En Don Quijote, el protagonista aplica las normas de los libros de caballería al mundo real, provocando consecuencias cómicas.
La teoría de la incongruencia se aplica a todos los sistemas de signos, no solo al lenguaje, porque este es el sistema semiótico central del ser humano. Por ello, el humor contribuye también a la evolución del lenguaje, desafiando reglas y ampliando su flexibilidad mediante la creatividad.
Conclusión de la Sección 1
El humor es un fenómeno multifacético, y su estudio requiere una aproximación integradora. Cada teoría aporta una perspectiva valiosa. Además, el humor cumple una función existencial y terapéutica. Como dice el lema de la Fiesta del Humor de Gabrovo: “El mundo ha sobrevivido porque se ha reído”.
2. Definición, Resortes Pragmáticos y Tipos de Chiste
El chiste es un texto humorístico que busca provocar risa mediante la manipulación del lenguaje y la activación de inferencias inesperadas en el receptor. Desde una perspectiva pragmática, el chiste se configura como un acto comunicativo marcado, que se construye sobre un aparente respeto a las normas lingüísticas y sociales, pero que en realidad opera a través de su transgresión. A diferencia de otros géneros comunicativos, el chiste subvierte las expectativas cognitivas y culturales compartidas, generando efectos humorísticos por contraste, sorpresa o incongruencia.
El chiste no es una simple desviación lingüística, sino una forma de juego con las reglas del discurso y las convenciones sociales, donde la cooperación comunicativa se mantiene solo en la superficie. El chiste se sitúa en un espacio liminar entre lo literal y lo inferido, lo serio y lo lúdico, explotando ambigüedades, omisiones y presuposiciones compartidas.
2.1. Resortes Pragmáticos del Chiste
Desde la teoría pragmática, y siguiendo autores como Sperber y Wilson (Teoría de la Relevancia), Escandell Vidal, Gutiérrez Ordóñez y Popova, los resortes fundamentales del chiste se pueden describir así:
- Implicatura e inferencia no literal: El chiste se construye sobre una economía informativa y una alta densidad de inferencias. Exige del receptor una lectura entre líneas, en la que debe completar o reinterpretar el sentido más allá de lo dicho. La implicatura humorística no es una consecuencia lógica, sino una “interpretación no relevante en términos ordinarios, pero sí en términos lúdicos”, que activa un contexto humorístico alternativo.
- Desajuste entre estructura profunda y estructura superficial: Muchos chistes presentan una ambigüedad entre el plano literal y el implícito, donde lo dicho y lo comunicado no coinciden. Este desajuste se vuelve cómico al activar simultáneamente dos niveles de interpretación, uno racional y otro absurdo, como en los ejemplos de Pavich o Cortázar.
- Violación estratégica de las máximas conversacionales: El chiste suele infringir deliberadamente las máximas de Grice (especialmente la de calidad, cantidad y relevancia), creando incongruencias calculadas que invitan al receptor a reinterpretar el sentido. El chiste no rompe el principio de cooperación, sino que lo simula para luego desviarse de él, generando una “ruptura cómica” de la lógica esperada.
- Juego con los actos de habla y las reglas de cortesía: El chiste subvierte los actos de habla convencionales (pedir, ofrecer, reprochar) y las normas de cortesía, generando efectos de amenaza a la imagen o de inversión de roles. La ironía surge del contraste entre la forma del enunciado y su sentido implícito, como ocurre en el ejemplo de Marshal, donde la petición se transforma en un regateo grotesco.
- Incongruencia y ruptura de scripts: Uno de los mecanismos fundamentales es la incongruencia pragmática: el chiste confronta dos scripts incompatibles, como una situación cotidiana y una interpretación absurda o técnica. Esto se ve en «Cómo subir una escalera» de Cortázar.
- Presuposiciones culturalmente compartidas: La activación o frustración de presuposiciones es uno de los mecanismos más eficaces del humor, especialmente en el plano intercultural.
2.2. Tipos de Chiste Propios del Español
El humor en español, como en muchas lenguas, exhibe características culturales y lingüísticas específicas, que se reflejan en ciertos tipos de chistes y estrategias humorísticas. Algunos de los chistes más típicos españoles son las fórmulas estereotipadas como, por ejemplo, «¿Cómo se titula la película?» o «¿Cuál es el colmo?». Algunos se basan en la localización tópica, el humor regional y estereotípico: los chistes de Lepe que se asocian con personas ingenuas o «tontas».
Conclusión de la Sección 2
El chiste, desde una perspectiva pragmática, es un texto complejo que juega con las reglas del lenguaje, la comunicación y la interacción social para provocar risa. Utiliza la manipulación de presuposiciones, la desviación de reglas conversacionales, la inversión de roles sociales y la mezcla incongruente de códigos para generar efectos humorísticos. La comprensión y producción del chiste implican un conocimiento profundo del contexto, las normas sociales y la competencia pragmática del receptor.
3. El Chiste y la Teoría de la Relevancia
La Teoría de la Relevancia (Sperber & Wilson, 1986/1995) explica cómo los interlocutores interpretan mensajes buscando el máximo sentido con el mínimo esfuerzo. Aplicada al humor, permite entender los mecanismos cognitivos y pragmáticos que hacen que un chiste genere risa.
3.1. Fundamentos de la Teoría
- Principio Cognitivo: La mente humana busca interpretaciones que ofrezcan la máxima ganancia informativa con el mínimo esfuerzo.
- Principio Comunicativo: Los hablantes envían mensajes que justifican el esfuerzo interpretativo del receptor.
El chiste genera humor manipulando las expectativas del receptor, activando una doble interpretación que provoca risa tras un esfuerzo cognitivo para resolver una incongruencia.
3.2. Mecanismos Pragmáticos en el Chiste
- Ostensión y Retrospección: El emisor señala que su mensaje debe ser interpretado humorísticamente, lo que lleva al receptor a reinterpretar la información inicial de manera inesperada.
- Desviación de Expectativas y Cambio de Marco Cognitivo: El chiste subvierte el marco cognitivo del receptor, que debe ajustar su interpretación ante el remate.
- Implicaturas y Doble Sentido: El humor se basa en implicaturas que el receptor debe inferir, a menudo contradictorias con el significado literal.
- Maximización de la Ganancia Cognitiva: La recompensa informativa, al captar el doble sentido o la ironía, supera el esfuerzo interpretativo, generando la sensación placentera del humor.
3.3. Ejemplos
- Explicaciones absurdas (como en Cortázar): Se muestra cómo la exageración de lo obvio genera humor al detectar la incongruencia.
- Manipulación de actos de habla y cortesía (ejemplo de Marshal): El humor emerge de la desviación de normas sociales, obligando al receptor a recontextualizar.
- Juegos con marcos cognitivos (como el sastre ajedrecista de Pavich): El receptor debe reajustar su interpretación para captar el humor.
La efectividad del chiste depende del contexto compartido y de la capacidad del receptor para interpretar señales ostensivas y reconstruir la intención humorística. La Teoría de la Relevancia explica cómo el humor surge de un equilibrio entre esfuerzo interpretativo y ganancia cognitiva, mediado por señales ostensivas, desviaciones de marcos y manejo de implicaturas. El chiste es, así, un fenómeno comunicativo complejo.
4. El Chiste y la Teoría de los Actos de Habla
La teoría de los actos de habla es clave para analizar el chiste desde una perspectiva pragmática. Esta teoría sostiene que hablar no es solo transmitir información, sino también realizar acciones mediante el lenguaje (pedir, prometer o afirmar). En el caso del humor, el chiste manipula estos actos para generar un efecto cómico. El chiste se entiende como un acto de habla complejo que combina tres niveles:
- Locutivo (la enunciación del chiste)
- Ilocutivo (la intención de provocar risa o sorpresa)
- Perlocutivo (el efecto humorístico en el oyente)
Su fuerza cómica proviene de la subversión de expectativas pragmáticas. Por ejemplo, en el texto de Alan Marshal, se analizan frases cotidianas que parecen actos directos (como una pregunta), pero funcionan como reproches indirectos. El humor nace de este desplazamiento del sentido literal al implícito.
El chiste también se basa en implicaturas conversacionales, es decir, en lo que se comunica sin decirse de forma explícita. La ironía es una estrategia común, al presentar un acto que contradice su sentido literal.
En el ejemplo de Marshal, cuando se responde a una petición con “¿Y yo qué gano?”, se transforma un favor en un intercambio comercial. Esto rompe las normas sociales implícitas y revela cómo los actos de habla pueden ser una fuente de humor cuando se alteran.
Searle propuso «reglas de éxito» que deben cumplirse para que un acto de habla sea eficaz. El chiste puede violarlas intencionalmente para generar comicidad. En el texto de Marshal, el protagonista compra una silla de ruedas para evitar que le pidan favores, parodiando la norma de cortesía que implica cooperación social. Al impedir el cumplimiento del acto esperado, se evidencian lo absurdas o arbitrarias que pueden ser algunas convenciones lingüísticas.
El humor también surge del cruce de distintos actos de habla. Un ejemplo es el texto de Pavich, donde se mezclan las reglas del ajedrez con las de la sastrería, generando una confusión absurda. Esta “polifonía” crea juegos de sentido que el receptor debe interpretar, produciendo el efecto cómico.
La teoría de los actos de habla ofrece una herramienta fundamental para comprender cómo funciona el chiste más allá de su contenido literal. El humor manipula intenciones, expectativas y normas comunicativas para provocar incongruencia y sorpresa. Revela cómo las interacciones cotidianas están regidas por reglas sociales y lingüísticas, que al ser desafiadas se convierten en fuente de risa.
En definitiva, el chiste no es solo entretenimiento, sino una práctica pragmática compleja que muestra la creatividad y flexibilidad del lenguaje.
5. El Chiste y la Teoría de la Cortesía
El chiste es un acto comunicativo con una dimensión pragmática compleja, en la que intervienen tanto el lenguaje como las normas sociales y las relaciones interpersonales. Desde la Teoría de la Cortesía (Brown y Levinson, 1987), se entiende que los interlocutores buscan proteger su imagen positiva (ser valorados) y su imagen negativa (mantener su autonomía). Los actos que amenazan esta imagen se suavizan mediante estrategias de cortesía.
El chiste, sin embargo, introduce una transgresión controlada de estas normas: se permite amenazar la imagen propia o ajena con fines humorísticos, gracias a un marco de complicidad donde la intención no es ofensiva, sino lúdica. Esta transgresión se atenúa mediante:
- Señales ostensivas que marcan la intención humorística.
- Estrategias compensatorias, como el uso de ironía, eufemismos o tono amigable.
5.1. Tipos de Chistes y su Relación con la Cortesía
- Chistes burlones o satíricos: Dirigen la amenaza hacia otra persona o grupo. Aunque son actos que amenazan la imagen, se apoyan en la complicidad del receptor para ser aceptados como humor, no como ataque.
- Chistes irónicos: Usan la contradicción entre lo dicho y lo que se quiere dar a entender. Amenazan la imagen de forma indirecta, lo que permite cuestionar normas o conductas sin agresividad directa.
- Chistes autocríticos o de autoironía: El hablante se convierte en blanco del humor. Esto reduce la tensión interpersonal y genera empatía, ya que el emisor muestra humildad y autoconciencia.
- Chistes de los lores ingleses: Representan un tipo de humor sofisticado e irónico, basado en la crítica implícita a la nobleza. Amenazan su imagen positiva, pero lo hacen con cortesía negativa (respeto a la autonomía), evitando el conflicto mediante indirectas y dobles sentidos.
El efecto del chiste depende del contexto cultural y social: lo que es percibido como una crítica aceptable en una cultura, puede ser una ofensa en otra. Por eso, el humor requiere competencia pragmática, es decir, saber calibrar las normas de cortesía según el interlocutor y la situación.
El chiste, desde la Teoría de la Cortesía, es una herramienta para negociar la amenaza a la imagen en un entorno de juego. Permite decir lo indecible sin romper la armonía social, gracias a un pacto implícito entre emisor y receptor. Mediante distintas estrategias y tipos, el humor sirve para criticar, aliviar tensiones y reforzar vínculos sociales.
6. El Texto Humorístico y los Actos de Habla
El análisis pragmático del humor se enriquece con la teoría de los actos de habla de Austin y Searle, que distingue entre acto locutivo (lo que se dice), ilocutivo (la intención al decirlo) y perlocutivo (el efecto en el oyente). El humor se construye manipulando estos niveles, como se observa en muchos textos humorísticos.
Un texto humorístico no es solo gracioso, sino un intercambio en el que se activan y luego se violan o reinterpretan expectativas y convenciones. El emisor realiza actos ilocutivos inesperados, y el receptor debe inferir la intención oculta para captar el humor.
En “Ya que estás levantado” se usan actos de habla comunes (preguntas/peticiones) con funciones pragmáticas no convencionales, lo que genera humor.
Ejemplo:
- “¿Quién me ha tocado las cosas?” no busca información, sino expresar molestia.
- “Ya que estás levantado, ¿puedes pasarme el cuchillo?” es una petición que encubre un reproche. La exageración y repetición de estas formas provoca el efecto cómico.
El humor nace de la parodia o violación de reglas comunicativas. Según Searle, los actos de habla tienen condiciones de éxito que en este texto se frustran.
Ejemplo: comprar una silla de ruedas para evitar peticiones rompe las normas de cooperación y cortesía, generando sorpresa y risa. El texto exagera situaciones comunes, mostrando la flexibilidad del lenguaje.
Textos como “Ya que estás levantado” presentan una superposición de actos de habla (reproches/pedidos/órdenes), generando una “confusión controlada” que el receptor debe descifrar. Esto demuestra que el humor es una estrategia comunicativa compleja, no solo un contenido.
El humor se basa en las estructuras de los actos de habla, desviando sus formas y sentidos para crear efectos inesperados. “Ya que estás levantado” ilustra cómo una interacción cotidiana puede volverse humorística al reinterpretar intenciones y reglas sociales. En definitiva, el humor es un uso creativo del lenguaje que activa normas, intenciones y expectativas para generar risa.
7. Marcos y Guiones
Los marcos (frames) y guiones (scripts) son estructuras cognitivas que organizan nuestro conocimiento del mundo y permiten comprender e interpretar situaciones habituales de forma rápida y eficiente. No procesamos la información como fragmentos aislados, sino que la conectamos dentro de esquemas más amplios, organizados jerárquicamente, que ya conocemos y compartimos con nuestra comunidad cultural.
Un ejemplo ilustrativo de esto es el siguiente fragmento:
“Juan entró en el restaurante. Pidió el menú del día. Al pedir la cuenta, notó que no tenía para pagar, y tuvo que ir inmediatamente al cajero.”
Aunque el texto no especifica detalles como si Juan comió o qué tipo de cajero visitó, somos capaces de inferir esa información gracias a nuestro conocimiento previo del guion de ‘comer en un restaurante’. Este guion incluye acciones típicas (entrar/pedir/comer/pagar), participantes (cliente/camarero/cocinero/cajero), objetos relevantes (mesa/comida/dinero) y condiciones de entrada y salida (entrar con hambre y dinero/salir saciado y con menos dinero).
Un guion es una representación estereotipada de una situación social recurrente. Es un conjunto de conocimientos compartidos por los hablantes sobre una situación determinada; estructuras mentales que nos ayudan a interpretar el mundo y anticipar lo que sucederá en un determinado contexto. Incluye:
- Escenarios esperables (entrar/comer…)
- Participantes y sus roles
- Condiciones iniciales y finales
- Objetos y acciones típicas
Estos elementos se almacenan como una secuencia mentalmente anticipada, lo que nos permite prever y completar inferencialmente partes no dichas o no vistas.
Los marcos son más generales y describen una situación o concepto central (“restaurante”/“hospital”/“aula”) junto con los elementos asociados que se activan al mencionarlo. Activar un marco implica activar también posibles guiones asociados a él. El juego con los marcos en el humor se ilustra en el texto de Pavich, del sastre-ajedrecista Buda.
Estas estructuras permiten no solo comprender el lenguaje de manera más eficaz, sino también interactuar adecuadamente en situaciones sociales. Son compartidas culturalmente, lo cual explica la homogeneidad relativa en el comportamiento dentro de una cultura. Sin embargo, también evidencian la diversidad cultural: por ejemplo, en EE. UU. es común que al cliente se le ofrezca agua con hielo al llegar a un restaurante, cosa que no sucede en España. O en culturas asiáticas, donde no se agradece a camareros o familiares por actos esperados, a diferencia de muchas culturas occidentales.
Además, los guiones no solo difieren entre culturas, sino también dentro de una misma lengua. Por ejemplo, en Chile no es común hablar en el ascensor con extraños, algo que en otras culturas puede ser habitual.
Esto pone de relieve la importancia de enseñar no solo las expresiones lingüísticas, sino también los guiones culturales que subyacen a las interacciones comunicativas.
8. Tipología del Texto
La tipología textual no puede entenderse al margen de la comunicación. Lejos de ser una simple taxonomía de formas, las clases de texto están íntimamente ligadas al propósito que persigue el emisor en el proceso comunicativo. Todo enunciado aspira a originar representaciones mentales en el destinatario, y según la naturaleza de esas representaciones —si se trata de añadir, modificar o inducir acciones— se definen los principales tipos textuales.
Desde este enfoque funcional, se distinguen tres grandes categorías:
- Textos informativos: Buscan añadir nuevas representaciones. Informan sobre hechos, procesos, entidades o conceptos. Dentro de esta categoría se encuentran tres subtipos:
- Narrativos: describen acciones y secuencias de acciones protagonizadas por sujetos.
- Descriptivos: presentan características de objetos, personas, lugares o estados.
- Explicativos: abordan conceptos abstractos o relaciones, como una definición científica o una exposición teórica.
- Textos persuasivos: Su propósito es modificar representaciones existentes. Buscan influir en la manera de pensar del destinatario. Se subdividen según la estrategia empleada:
- Racional: fundamentada en datos, hechos y argumentos lógicos, como ocurre en un artículo de opinión.
- Emocional: se basa en estereotipos y apelaciones afectivas, característica propia de la publicidad contemporánea.
- Textos directivos o prescriptivos: Pretenden que el destinatario actúe de una forma concreta. No requieren convencer, sino que indican directamente lo que se debe hacer. Aquí se incluyen:
- Instrucciones: como las de un manual o una receta.
- Normas o leyes: emitidas por autoridades institucionales.
Un caso especialmente interesante es el texto “Cómo subir una escalera”, que formalmente pertenece al grupo de los textos directivos, ya que presenta una serie de pasos que deben seguirse para ejecutar una acción concreta. Sin embargo, su carácter es abiertamente paródico. Este tipo de texto transgrede las normas de su género mediante la exageración y la descontextualización de una situación cotidiana, tornándola absurda. Así, la parodia se construye a partir del reconocimiento y la subversión de las convenciones comunicativas propias de los textos instructivos, generando un efecto humorístico basado en la ruptura de expectativas.
En resumen, el objetivo comunicativo constituye el eje clave para clasificar los textos. A partir de él se derivan tipos y subtipos textuales que reflejan no solo el contenido, sino también la intención del hablante y la forma en que espera influir sobre el destinatario. Esta visión funcional y dinámica es esencial tanto para el análisis como para la producción de textos adecuados a cada situación comunicativa.