La Familia y el Matrimonio en la Doctrina Social
La Iglesia considera la familia como la primera sociedad natural, titular de derechos propios y originarios, y la sitúa en el centro de la vida social. La familia nace del matrimonio entre hombre y mujer, es célula primera y vital de la sociedad, es una institución divina, fundamento de la vida y prototipo de toda organización social.
Un conjunto de familias construye la sociedad en la que hay unidad de pensamiento y cohesión. Para que esta unidad exista, se crea el Estado. Por ello, ha de afirmarse la prioridad de la familia respecto a la sociedad y al Estado. La familia, sujeto titular de derechos inviolables, encuentra su legitimación en la naturaleza humana y no en el reconocimiento del Estado. La sociedad y el Estado están en función de la familia y tienen la obligación de atenerse al principio de subsidiariedad.
El Valor y las Características del Matrimonio
La familia tiene su fundamento en la libre voluntad de los cónyuges de unirse en matrimonio, respetando el significado y los valores propios de esta institución. El matrimonio es fundado por el Creador, quien lo ha dotado con bienes y fines diversos, y debe su estabilidad al ordenamiento divino. Es el acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente, y comporta un compromiso definitivo, expresado mediante el consentimiento recíproco, irrevocable y público.
Ningún poder puede abolir el derecho natural al matrimonio ni modificar sus características ni su finalidad. El matrimonio tiene características propias, originarias y permanentes. Sus rasgos característicos son:
- La totalidad, por la que los cónyuges se entregan en todos los aspectos físicos y espirituales.
- La unidad, que los hace una sola carne.
- La indisolubilidad.
- La fidelidad.
- La fecundidad, ya que el matrimonio está ordenado a la procreación y educación de los hijos.
Consideraciones Éticas sobre la Reproducción Asistida
No son moralmente aceptables todas aquellas técnicas de reproducción (como la donación de esperma o de óvulos; la maternidad subrogada; la fecundación artificial heteróloga) en las que se recurre al útero o a los gametos de personas extrañas a los cónyuges. Estas prácticas dañan el derecho del hijo a nacer de un padre y de una madre que lo sean tanto desde el punto de vista biológico como jurídico. También son reprobables las prácticas que separan el acto unitivo del procreativo mediante técnicas de laboratorio (como la inseminación y la fecundación artificial homóloga), de forma que el hijo aparece más como el resultado de un acto técnico que como el fruto natural del acto humano.
Principios de Convivencia Social y Política
La Convivencia entre Naciones
La convivencia entre las naciones se funda en los mismos valores que deben orientar la de los seres humanos: la verdad, la justicia, la solidaridad y la libertad. La enseñanza de la Iglesia, en el ámbito de los principios constitutivos de la comunidad internacional, exhorta a que las relaciones entre los pueblos y las comunidades políticas encuentren su justa regulación en la razón, la equidad, el derecho y la negociación, excluyendo la violencia y la guerra.
La Persona Humana como Fundamento de la Convivencia Política
El ser humano está dotado de racionalidad, es responsable de sus propias decisiones y capaz de perseguir proyectos que dan sentido a su vida, tanto en el plano individual como social. Está abierto a la trascendencia y a los demás, y gracias a ello alcanza su completa realización.
La comunidad política deriva de la naturaleza de las personas y existe para obtener un fin: el crecimiento más pleno de cada uno de sus miembros, llamados a colaborar para realizar el bien común.
La Amistad Civil como Pilar de la Fraternidad
La Iglesia propone una actuación que trasciende la mera observancia de derechos y deberes, y fomenta la convivencia basada en la amistad civil y en la fraternidad. La amistad civil es la actuación más auténtica del principio de fraternidad, que es inseparable de los de libertad y de igualdad. Se trata de un principio que ha permanecido en gran parte sin practicar en las sociedades políticas modernas y contemporáneas, a causa de las ideologías individualistas y colectivistas. Un ejemplo de este tipo de convivencia sería si alguien aparca en el vado de tu garaje: tienes derecho y estás protegido por la ley de llamar a la Guardia Civil para que retiren el coche, pero la Iglesia propone que busques antes al dueño del coche para que lo quite.
Economía, Trabajo y Propiedad
Relación entre el Trabajo y la Propiedad Privada
El derecho a la propiedad privada está subordinado al principio del destino universal de los bienes y no debe constituir motivo de impedimento al trabajo y al desarrollo de otros. La propiedad que se adquiere mediante el trabajo debe servir al trabajo, no puede ser poseída contra el trabajo. El Estado tiene cierto poder sobre la propiedad privada, la cual tiene las siguientes características: se somete al libre comercio, es individual o pueden ser bienes de empresa, es libre, está fuertemente tutelada y es perpetua, es decir, nunca desaparece.
El Trabajo Infantil: Una Violación de Derechos
El trabajo infantil constituye un tipo de violencia menos visible pero igual de terrible. Es una violación de los derechos fundamentales; se ha comprobado que entorpece el desarrollo de los niños y produce daños físicos y psicológicos permanentes. La lacra del trabajo infantil todavía no ha sido eliminada. En países como Bolivia, México, Brasil o el Congo, hay niños trabajando en minas de carbón debido a las condiciones precarias de sus familiares, a la bajada de los costos de producción, a la facilidad con que pueden desplazarse por huecos pequeños y a lo barato de su mano de obra.
El Derecho de Huelga
La doctrina social de la Iglesia católica reconoce la legitimidad de la huelga si cumple las siguientes condiciones: debe ser justa y el único medio para solucionar los problemas después de haber constatado la ineficacia de otros recursos; no se puede utilizar la violencia y no tiene que haber intervención de terceros ni mediación.
El Estado, la Democracia y la Ética
La Acción del Estado y sus Funciones
El Estado se crea para que las sociedades tengan una estructura y puedan funcionar lo más cómodamente posible. Tiene autoridad y es sostenido por las sociedades; es decir, el Estado necesita de las sociedades, de sus recursos económicos y de la política para poder mantenerse. Para poder ejercer su función, debe convertirse en vigilante y controlar a todos los que cotizan y a la población en general.
La acción del Estado y los demás poderes públicos deben conformarse al principio de subsidiariedad y al de solidaridad. La tarea fundamental del Estado en el ámbito económico es definir un marco jurídico apto para regular las relaciones económicas y para salvaguardar las condiciones fundamentales de una economía libre y equitativa.
El Estado debe elaborar una oportuna legislación, pero también dirigir con seriedad y prudencia las políticas económicas y sociales. El Estado puede instar a los ciudadanos y a las empresas para que promuevan el bien común, disponiendo y practicando una política económica que favorezca la participación de todos los ciudadanos en las actividades productivas. En orden al bien común, debe proponerse el objetivo del justo equilibrio entre la libertad privada y la acción pública, entendida esta última como intervención directa en la economía o como actividad de apoyo al desarrollo económico.
Valores y Riesgos de las Democracias Actuales
Una auténtica democracia es el fruto de la aceptación convencida de valores como:
- La dignidad de toda persona humana.
- El respeto de los derechos humanos.
- La asunción del bien común como fin y criterio regulador de la vida política (sin solidaridad no hay bien común).
La doctrina social expone uno de los mayores riesgos para las democracias actuales, que induce a considerar inexistente un criterio objetivo y universal para establecer el fundamento y la correcta jerarquía de los valores. Quienes están convencidos de conocer la verdad y se adhieren a ella con firmeza no son fiables desde el punto de vista democrático, al no aceptar que la verdad está determinada por la mayoría o que sea variable según los diversos equilibrios políticos. Si no existe una verdad última que guíe y oriente la acción política, entonces las ideas y las convicciones humanas pueden ser instrumentalizadas fácilmente para fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en totalitarismo.
Actualmente, se está proponiendo la epistocracia como alternativa de gobierno, ya que la democracia actual tiene fallos sistémicos.
Biotecnología y Ética Social
La naturaleza es un don entregado por el Creador a la comunidad humana. El ser humano no comete un acto ilícito mientras respete el orden, la belleza y la utilidad de cada ser vivo y su función en el ecosistema.
Las modernas biotecnologías tienen un considerable impacto social, económico y político a nivel nacional e internacional; deben ser valoradas según criterios éticos que deben orientar siempre las actividades y las relaciones humanas en el ámbito socioeconómico y político. Es necesario tener presentes los criterios de justicia y solidaridad.
Sin embargo, no se debe caer en el error de creer que las nuevas biotecnologías puedan resolver los problemas de pobreza y subdesarrollo que abruman aún hoy a muchos países. Con espíritu de solidaridad internacional, se debe facilitar el intercambio comercial equitativo, libre de vínculos injustos, y promover el intercambio de conocimientos científicos y la transferencia de tecnologías hacia los países en vías de desarrollo.
Reflexiones Finales
Progreso, Libertad y el Rol de la Política
En el texto se pueden señalar dos conceptos importantes: el concepto de progreso en relación con el ser humano y con la política, y el concepto de libertad. No se debe caer en el error de asumir que con la difusión de las nuevas biotecnologías y todo el conocimiento científico disponible, el ser humano tenga el poder absoluto y la clave del progreso. El potencial ético y la moralidad son importantes para el progreso, pero a menudo son ocultados tras la sombra del poder. Para que el ser humano consiga progresar, necesita una política buena y justa que lo respalde, pero hoy en día, lo único que impulsa a la política es el poder y no los intereses ni las necesidades de las sociedades. Según Ratzinger, la política es el presente y no el futuro, pero según está la situación en España en estos momentos, por ejemplo, el futuro no se puede apartar. Es una situación que se debe renovar, mejorar, superar, cambiar, llenar de futuro y de humanidad, ya que se está atentando contra los valores universales como la dignidad, los derechos y la libertad de la persona. España y Europa deberían edificar su presente y proyectar su futuro desde la verdad auténtica del ser humano, desde la libertad que respeta esa verdad y desde la justicia para todos. Una España y una Europa no solo preocupadas por las necesidades materiales de los hombres, sino también por las morales y sociales, las espirituales y religiosas, porque todas ellas son exigencias propias del ser humano y solo así se trabaja eficaz e íntegramente por el bien común.