Coccidioidomicosis: Síntomas, Diagnóstico y Tratamiento de la Fiebre del Valle


La coccidioidomicosis (también llamada fiebre de San Joaquín o fiebre del Valle) es una enfermedad producida en personas y animales por hongos dimórficos del género Coccidioides. Se caracteriza por lesiones granulomatosas en pulmón con posterior diseminación a tejido óseo, piel o sistema nervioso central, aunque se tienen reportes de identificación en prácticamente cualquier órgano del cuerpo humano.

Índice

  • 1 Epidemiología
  • 2 Etiología
  • 3 Patogenia
  • 4 Cuadro clínico
    • 4.1 Lesiones
  • 5 Diagnóstico
  • 6 Tratamiento
  • 7 Aspectos zoonósicos
  • 8 Guerra biológica
  • 9 Referencias
  • 10 Enlaces externos

Epidemiología

Se presenta exclusivamente en el Hemisferio Occidental, entre las latitudes 40° N y 40° S. Es característica de suelos de zonas áridas y semiáridas. Coccidioides immitis se encuentra distribuido exclusivamente en el Valle de San Joaquín, en el sur de California; mientras que Coccidioides posadasii se halla en el resto de las áreas endémicas conocidas en Arizona y Texas (Estados Unidos); en los estados de Sonora, Nuevo León, Coahuila y Baja California (México),1 y en regiones de Centroamérica y Sudamérica.

Los suelos donde se desarrollan normalmente son alcalinos. En general, el hongo se encuentra en el suelo a 20-25 cm de la superficie (muy frecuente en cuevas de roedores y enterramientos indios, donde aparentemente los residuos nitrogenados existentes favorecen su desarrollo). Se requiere una corta estación de lluvias para estimular el crecimiento de la forma micelial. El retorno a las condiciones de sequía y viento son necesarios para que se produzca la amplia diseminación de las artrosporas producidas.2

Aunque esta enfermedad no es contagiosa entre individuos ni a través de vectores, su presentación suele ser esporádica. En ocasiones pueden producirse brotes epidémicos en las zonas endémicas asociados a factores que favorezcan la diseminación de las artrosporas. Esta diseminación puede relacionarse con factores naturales (tormentas de polvo, temblores de tierra, fallas de terreno) o antropogénicos (construcciones, excavaciones arqueológicas, prácticas militares). En este sentido, fueron muy característicos los brotes epidémicos acaecidos durante la II Guerra Mundial como consecuencia de la instalación de campos de vuelo militar en el sur de Estados Unidos (incidencia entre el 8-25% de los militares, siendo la principal causa de hospitalización), y los producidos en el terremoto de San Francisco.

Etiología

Solo se han identificado dos especies hasta el momento: Coccidioides immitis y Coccidioides posadasii. Hasta el momento no se conocen las fases sexuales del género Coccidioides. Se encuentra taxonómicamente relacionado con el género Uncinocarpus, muy próximo a U. reesii, de la Familia Onygenaceae, Orden Onygenales, División Ascomycota.

Su forma saprofítica miceliana crece en suelos semidesérticos ricos en sales y materia orgánica del norte, centro y sur del continente americano. El micelio al madurar forma en células alternas artrosporas en forma de tonel, de 3 x 6 μm y pared gruesa, que son las formas infectantes. El cultivo de estas o de las endosporas procedentes de material patológico en SDA a 24 °C, produce colonias micelianas, brillantes, grises y húmedas al principio, luego blancas y algodonosas o afieltradas, que al madurar dan enormes cantidades de artrosporas infecciosas. A diferencia de otros dimórficos, no presenta fase levaduriforme a 37 °C en Agar BHI-Sangre-Cisteína.

Patogenia

El contagio se produce tras la inhalación de las artrosporas. Son sensibles los mamíferos como el perro, el caballo, primates y el hombre. Se tiene registro de infección en reptiles.

La inhalación y deposición en el alvéolo pulmonar de las artrosporas es seguida de su ingestión por los macrófagos, cuya actividad fagocitaria resisten. Una vez en el seno del tejido pulmonar, la artrospora se hidrata y aumenta isotrópicamente de tamaño mientras sufre una replicación nuclear masiva hasta formar un cenocito de unos 60 μm, seguida de endosporulación por segmentación centrípeta. La esférula gigante madura contiene entre 200-300 endosporas que comienzan a crecer isotrópicamente y que se liberan al estallar la esférula madre.

Las endosporas pueden formar nuevas esférulas y colonizar otros tejidos por contigüidad, vía linfohemática, o transportadas por fagocitos, pero muy a menudo la infección inicial activa los macrófagos y la liberación de las endosporas desencadena una respuesta inflamatoria intensa y eficaz, que aborta la infección en este punto, dejando una inmunidad permanente.

Si la inmunidad celular no es eficaz, la evolución es granulomatosa, más proliferativa en animales y más exudativa en humanos. En algunos casos puede quedar latente la infección, mientras en otros la enfermedad progresa, extendiéndose por pulmón y a otros tejidos, especialmente óseo, cutáneo y subcutáneo, y meníngeo en humanos. Puede haber transmisión transplacentaria en hembras gestantes. La infección siempre es sensibilizante; las formas progresivas pueden ser más o menos agudas, pero tienden a ser mortales.

Cuadro Clínico

La infección inicial puede pasar desapercibida o cursar con ligeros síntomas gripales. Las formas progresivas cursan con tos y disnea persistente, debilidad, depresión, fiebre intermitente y pérdida de peso. Después se puede producir osteomielitis con cojeras, abscesos y aborto en hembras gestantes. Agudas o crónicas, las formas progresivas no tratadas son mortales.

Lesiones

  • Las lesiones macroscópicas son de tamaño variable y aspecto tuberculoide, bastante sólidas de textura y con cierta tendencia a la supuración. Las lesiones óseas tienden a situarse en epífisis y uniones osteocondrales, y suelen desarrollar tractos fistulosos hacia el exterior.
  • Microscópicamente son granulomas extensos, ricos en macrófagos, polimorfonucleares y linfocitos, y con poca tendencia a la fibrosis ni la caseificación, envolviendo esférulas en diversos estadios de madurez y endosporas libres o fagocitadas, también frecuentes en los exudados.

Diagnóstico

  • Clínico-epidemiológico: Bastante característico, teniendo en cuenta la procedencia o estancia en zonas enzoóticas y el cuadro respiratorio progresivo.
  • Lesional: Patognomónico a escala microscópica, no es tan característico el macroscópico, que se puede confundir con blastomicosis e histoplasmosis.
  • Micológico: La presencia de esférulas y endosporas en extensiones y frotis de exudados aclarados con KOH es difícil de confundir con otras micosis, aunque no tanto con prototecosis. La falta de crecimiento en Agar BHI-Sangre-Cisteína a 37 ºC es también característica; en cambio, el cultivo en SDA a 25 °C no debe intentarse sin grandes medidas de seguridad ni por personal inexperto, dada la gran producción y peligrosidad de las artrosporas. Todos los cultivos deben manejarse con la máxima precaución y los confirmados ser esterilizados cuanto antes. Las artrosporas de pared gruesa en forma de tonel, alternando con células colapsadas aún en el micelio, o con faldillas en los extremos procedentes de las mismas, son prácticamente diagnósticas. Existen sondas comerciales de ADN para hibridación, utilizables directamente sobre material patológico.
  • Inmunológico: Los extractos acuosos de cultivos sospechosos se pueden identificar en IDGA con sueros positivos, y la coccidioidina (extracto acuoso titulado y estandarizado), se puede usar tanto como alérgeno (positivo en todos los expuestos, y da reacciones cruzadas) en pruebas cutáneas como para antígeno en IDGA frente a sueros problema. También se utilizan técnicas serológicas de fijación de complemento y aglutinación con látex; todas ellas pueden dar reacciones cruzadas con histoplasmosis y blastomicosis.

Tratamiento

Ante el elevado riesgo de infección en áreas endémicas y la peligrosidad de esta, cada vez hay mayor demanda de vacunas eficaces (la infección subclínica inmuniza). El diagnóstico precoz y tratamiento con imidazoles sistémicos o anfotericina B pueden ser eficaces, pero deben ser muy prolongados. En personas es posible la prevención pasiva en trabajos arriesgados mediante mascarillas.

Aspectos zoonósicos

Guerra biológica

Referencias

Enlaces externos

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *