Comprendiendo la Violencia: Factores en Jóvenes y Patrones de Homicidas Seriales


Factores Potenciadores de la Violencia en Jóvenes

Las características más representativas y relevantes de los jóvenes que manifiestan conductas violentas engloban una pluralidad de elementos que integran este tipo de comportamientos. La conducta violenta puede considerarse con tres peldaños:

  • Ira: una emoción, el primer escalón.
  • Hostilidad: una actitud, el segundo escalón.
  • Agresión: una acción violenta de daño a otro, el último escalón.

El comportamiento violento debe verse desde un punto de vista interactivo, con distintos elementos implicados en él. Este tipo de conducta se compone de ingredientes sociales, personales y orgánicos, todos ellos integrados en un esquema bastante complejo, que consta de ocho elementos potenciadores de la violencia:

  1. Temperamento

    Disposición previa a dar un determinado tipo de respuesta. La irritabilidad es considerada el primer escalón de la ira y, por tanto, de la agresión y de la violencia.

  2. Personalidad

    Estructura de orden afectivo y operativo que conlleva una tendencia a comportarse de una determinada manera, en la que tienen un gran peso los elementos sociales y educativos. Un sujeto extravertido tiene dificultad en la focalización de la atención y el condicionamiento, propiciando formas de vida en las que la conducta violenta florece con mayor probabilidad, con las siguientes características:

    • Búsqueda de sensaciones.
    • Baja percepción del riesgo o daño.
    • Baja capacidad para diferir la gratificación.
  3. Impulsividad

    Es la tendencia a responder rápidamente a los estímulos, sin reflexionar, y cometiendo un gran porcentaje de errores en las respuestas. Los sujetos impulsivos se caracterizan por no poder controlar sus deseos y por la exteriorización de sus pensamientos e ideas, asociados a otros rasgos tales como la búsqueda de sensaciones y novedades, susceptibilidad al aburrimiento, desorden, audacia y poco sentido de la realidad. Es uno de los factores explicativos más importantes de la conducta violenta.

  4. Depresión

    Muchos de los jóvenes deprimidos expresan su malestar mediante conductas de oposición y violencia, manifestadas incluso en violencia contra sí mismos, tales como adicción a las drogas, conductas de riesgo, relaciones sexuales precoces, suicidio, crueldad con los animales y piromanía.

  5. Sexo

    Es conocido el dato de que la violencia es más frecuente en el sexo masculino, con claro predominio de los varones en la población juvenil violenta, motivado por los niveles de testosterona.

  6. Edad

    La agresividad física y la violencia se han asociado a la adolescencia. El nivel de violencia en los adolescentes es más elevado durante la primera adolescencia (10-13 años) que durante la segunda (14-17), explicándose por el cambio puberal y el desajuste desde el punto de vista biológico y social. Las conductas de acoso a los compañeros escolares y la violencia sexual suelen comenzar a los 12 años, mientras que la violencia verbal se da principalmente en las mujeres y crece con la edad.

  7. Bajo Rendimiento Escolar

    El déficit de desarrollo cognitivo no es el único ingrediente del fracaso escolar; también se considera la anomalía en el sistema de funcionamiento familiar, además de niveles bajos de desarrollo y/o consumo de drogas. Los individuos con bajo rendimiento se saben poco dotados para poder integrarse en un mundo normativo, por lo que sus aspiraciones son mínimas y su necesidad de ataque se incrementa.

  8. Baja Autoeficacia

    El sujeto se percibe como capaz de llevar a cabo sus propósitos.

Dinámica del Homicidio Seriado

Perfil Motivacional del Homicida Serial

Los asesinos en serie poseen una predisposición biológica al comportamiento antisocial, con un perfil psicopatológico que vendrá determinado por la forma en que perciben la realidad, la sienten y, sobre todo, las motivaciones y necesidades que tengan. En términos neurobiológicos, el grado de impulsividad depende del nivel de serotonina en el cerebro, que puede ser disminuido por el alcohol; y la agresividad depende del nivel de testosterona, que puede aumentar con esteroides. Los asesinos seriales hacen todo aquello que satisface sus necesidades y utilizan la violencia para conseguirlo.

Según la definición de Holmes y DeBurger, un asesino en serie sería una persona que mata reiteradamente y logra cometer más de tres muertes. Generalmente opera individualmente, cada vez que lo hace mata a una sola persona, no suele tener vínculo alguno con la víctima, carece de móviles claros, lo hace en diversos momentos, pasando por intervalos de “enfriamiento”.

Existen dos tipologías básicas de comisión de un homicidio: de tipo psicopático o de tipo psicótico; a estas dos se ha añadido más tarde una tercera, la mixta, con características comunes de las dos anteriores. La motivación de un asesino es diferente y variada, pudiéndose cometer homicidios por motivaciones ideológicas, religiosas, pasionales, egoístas, económicas, vengativas, etc. La mejor forma de conocer las motivaciones de los homicidas seriales es hablar con ellos, denotándose que existen tres tipos de motivaciones básicas que impulsan a un homicida a cometer este tipo de delitos:

  • Venganza y justificación: Dañar a otras personas es la consecuencia del maltrato injustificado que han sufrido en su vida.
  • Control y poder: Alcanzando el clímax de controlar a otro, percibiéndose como omnipotentes, con control sobre la vida y la muerte.
  • Éxtasis-alivio: Tras una agresión sobreviene un estado de calma y alivio, muy placentero para los homicidas, no siendo perpetuo, por lo que se vuelve a desencadenar el estado de ansiedad inicial.

Fases en la Dinámica del Homicidio Seriado

Existen varias fases en la dinámica del homicidio seriado:

  1. La fase áurea

    El proceso se inicia cuando un potencial asesino comienza a retrotraerse a su mundo de fantasías. Aunque externamente parece normal, la necesidad de liberar sus fantasías se convierte en una compulsión.

  2. La fase de pesca

    Busca su mejor presa, pudiendo elegir cualquier lugar (patio de escuela, zona de prostitución…).

  3. La fase de seducción

    Siente un placer especial en atraer a sus víctimas, generando un falso sentimiento de seguridad y burlando sus defensas. Algunos son tan seductores y parecen tan inofensivos que no les resulta difícil convencer a una mujer para que suba al coche.

  4. La fase de captura

    Consiste en cerrar la trampa. Ver las reacciones aterrorizadas es una parte del juego sádico.

  5. La fase del asesinato

    Si el crimen es un sustituto del sexo, como es frecuente, el momento de la muerte es el clímax que buscaba desde que comenzó a fantasear con el crimen. Algunos disfrutan estrangulando, otros golpeando o acuchillando.

  6. La fase fetichista

    Al igual que el sexo, el asesinato ofrece un placer intenso, pero transitorio. Para prolongar la experiencia, previo al siguiente asesinato, el homicida guarda un fetiche asociado a la víctima (desde una billetera hasta un trozo del cuerpo).

  7. La fase depresiva

    Después del crimen, el asesino experimenta una etapa depresiva, equivalente a la tristeza post-coital. Puede hasta intentar suicidarse; sin embargo, la respuesta más frecuente es un renovado deseo de matar.

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