1. Elementos Característicos del Ser Humano
Los elementos que describen al ser humano son:
Lenguaje Articulado
Nuestro lenguaje es articulado y uniforme, capaz de ser plasmado de forma escrita. Poseemos diversos idiomas, donde asignamos un sonido y una grafía distinta a la realidad.
Autoconciencia
Poseemos autoconciencia, la percepción de nuestro propio ser. Esta se manifiesta en tres aspectos:
- La biografía: donde somos conscientes de lo vivido y realizamos una síntesis de ello.
- La identidad: que no se relaciona únicamente con lo físico.
- El proyecto: que es la identidad que aspiramos a tener en el futuro (nuestro yo ideal).
Libertad
Disponemos de libertad, entendida como la capacidad y cualidad para gobernarnos autónomamente. En este sentido, se aborda:
- La autonomía: donde las consecuencias de nuestros actos pueden ser indiferentes.
- Las decisiones exteriores e interiores: que nos otorgan constantemente la capacidad de elegir (aunque cabe señalar que muchos filósofos difieren en este aspecto).
Valores
Los valores, independientemente de nuestra religiosidad, son una referencia de lo trascendente. Otra cualidad es que nos comprometen éticamente (debemos vivir conforme a los valores que profesamos) e implican que son realizables, pudiendo llegar a habituarse y convertirse en virtud.
Creación de Cultura
Somos creadores de cultura, generando elementos con los cuales las personas se identifican, forjando una identidad social con tradiciones que podemos transmitir por diversas vías (como las redes sociales).
Humor
Utilizamos el humor como un recurso personal y social para crear una distancia de la realidad ante situaciones que nos sobrepasan y no sabemos cómo gestionar.
Arte
El arte es un elemento cultural relacionado con los valores, utilizado como medio para manifestar nuestras capacidades y técnicas.
Capacidad de Contemplar
Poseemos la capacidad de contemplar, que implica poner toda nuestra atención en algo (concentración) y crear una realidad alrededor de ello (abstracción).
Religión
La religión es un elemento humano que surge de nuestra sed de trascendencia. Es un componente social y ritualizado que, en cierta medida, responde al sentido de la vida y permite una comprensión más unitaria de la realidad.
2. Maurice Blondel y la Filosofía de la Acción
Maurice Blondel (1861-1949) fue un filósofo laico y creyente. En 1893 publicó su tesis doctoral, La Acción, que sentó las bases de su obra más importante, Filosofía de la Acción.
Blondel postula que el ser humano se encuentra en constante movimiento, inquieto, buscando algo que lo llene y le brinde tranquilidad; a esto lo denomina voluntad.
Distingue dos tipos de voluntad:
- La voluntad querida (volonté voulue): se refiere a todas aquellas cosas que deseamos a lo largo de la vida, pero que son finitas y no proporcionan un sustento duradero.
- La voluntad queriente (volonté voulante): que describe como una fuerza perenne e infinita que impulsa nuestra vida, algo que nos sustenta (como el amor, la amistad, la familia).
Uno de los grandes errores del ser humano, según Blondel, es pretender establecer una voluntad querida como si fuera la voluntad queriente, ya que esta última debe ser infinita y no puede ser suplida por algo finito.
De esta manera, Blondel da sentido a la creencia en la existencia de Dios, argumentando que solo Él puede responder plenamente a las exigencias de la voluntad queriente. Dado que el mundo y todo lo que lo compone es finito y perecedero, Maurice Blondel asegura que la existencia de un Dios infinito es una respuesta razonable a esa búsqueda incesante de la voluntad.
3. Estructura de los Sistemas Éticos
Los sistemas éticos son aquellos que marcan el comportamiento de las personas. Su estructura se compone de los siguientes elementos:
Base Epistemológica
La base epistemológica (o fundamento) de un sistema ético puede ser trascendente (que va más allá de lo material, buscando comprender más allá de lo conocido) o inmanente (pragmática y materialista).
Norma Moral
A partir de esta base, se deriva una norma moral, que constituye el marco fundamental. Esta puede manifestarse como un imperativo categórico (en la ética kantiana) o como un doble mandamiento cristiano, por ejemplo. Es importante considerar que no todas las normas éticas morales pueden aplicarse universalmente de la misma manera.
Principios Generales
De allí se desprenden los principios generales, que son directrices aplicables a estas normas morales. Pueden incluir preceptos como ‘amar a tus enemigos’ o ‘realizar el bien común‘, buscando que todos estén en igualdad de condiciones y que aquello que deseamos para nosotros mismos, lo procuremos también para los demás. Una persona con convicciones cristianas, por ejemplo, incorpora valores de tipo religioso, lo que a menudo implica una vida éticamente orientada.
Implicaciones Éticas / Claves Éticas
Las implicaciones éticas o claves éticas suelen incluir el perdón (un acto necesario, aunque a menudo poco practicado), la generosidad (compartir lo que tenemos con los demás) y la gratitud (reconocer y agradecer, por ejemplo, a una entidad superior por nuestra existencia).
Juicios Particulares
Los juicios particulares implican la capacidad de discernir entre lo correcto y lo incorrecto, y la conciencia para modificar y mejorar aquellas acciones que nos perjudiquen a nosotros mismos o a nuestro entorno.
A este conjunto de procesos se le denomina conciencia de discernimiento, ya que es el espacio donde nuestra conciencia se forma y se educa. Este concepto implica la capacidad de diferenciar y juzgar una valoración ética de otra. Este proceso se lleva a cabo en la conciencia individual, no necesariamente a través del diálogo, ya que cada persona toma sus propias decisiones.
Es importante señalar que estos juicios éticos pueden ser muy relativos e individuales.
La conciencia se forma en función de la sociedad, la cultura y los valores transmitidos (por la familia, amigos, etc.). Aunque cada persona desarrolla su propia conciencia, es fundamental que todos tengamos como base los Derechos Humanos.