Evolución del Teatro Español: De la Comedia Burguesa al Esperpento (1900-1939)


El Teatro Español: Del Siglo XX Temprano a 1939

Introducción

El teatro de principios del siglo XX se encontraba encauzado por la comedia burguesa; los empresarios se empeñaban en que la representación teatral fuera sostenible. Estas consecuencias conllevan la pobreza creativa del teatro español en los primeros decenios del siglo XX, llegando a representar un teatro inmovilista que ignoraba los movimientos renovadores debido a sus grandes limitaciones. Algunos autores se rebelaron contra este teatro comercial que complacía a la burguesía. Dos ejemplos de este teatro renovador son las obras de Ramón María del Valle-Inclán y Federico García Lorca.

La Comedia Burguesa

Desde finales del siglo XIX se intentó romper con el teatro retórico y melodramático heredado del Romanticismo. El nido ajeno de Jacinto Benavente y Juan José de Joaquín Dicenta trataron de introducir un teatro naturalista. Fue Jacinto Benavente, galardonado con el Premio Nobel, el encargado de configurar un teatro comercial de éxito que la burguesía adoptó como suyo. La trayectoria teatral de Jacinto Benavente va de lo incisivo y crítico hasta el conservadurismo. Seguía las pautas del teatro naturalista, proponiendo una crítica superficial dentro de una estructura teatral sólida. La comida de las fieras le garantizó la aceptación de los espectadores, repitiendo sus fórmulas teatrales.

Sus tramas presentan problemas poco conflictivos. A pesar de imitar el lenguaje de la clase burguesa, lo hace de un modo cuidado, de gran espontaneidad y que permite caracterizar a los personajes. Los intereses creados protagonizan una lucha entre los sentimientos verdaderos y la hipocresía social con un tono de farsa y escepticismo cínico y pragmático.

El teatro humorístico presenta una trama sencilla que pretende la diversión a través de la presentación de personajes populares y castizos caracterizados por su forma de hablar. Carlos Arniches exaltaba los valores del tipo madrileño; los entremeses de los hermanos Álvarez Quintero, la afabilidad andaluza.

El Esperpento

La producción teatral de Ramón María del Valle-Inclán presenta unos planteamientos tan radicales que lo hacen distinto a las bases de la comedia burguesa, pues su audaz originalidad configura una estética teatral que lo distingue de cualquier otro autor de su época.

La radicalidad constituye una profunda crítica a la sociedad, la cultura y la política, que conduce al autor desde la decadencia estética a la creación del esperpento.

El recorrido al que estamos haciendo referencia comienza con el denominado ciclo mítico. Se trata de una trilogía llamada Comedias bárbaras. En todas ellas prevalece el mal y la muerte. Este ciclo se culmina con Divinas palabras. Valle encuentra la línea que estaba buscando y se centra en las farsas, donde conviven lo grotesco y la caricatura. Farsa italiana de la enamorada del Rey y Farsa y licencia de la Reina Castiza pintan un retrato satírico y despiadado de la España Isabelina, con su crítica personal a la nobleza.

La combinación de las experiencias del ciclo mítico y de las farsas anticipa lo que conseguirá Valle-Inclán con el esperpento. De esta manera, lo que persigue el esperpento es la deformación sistemática de personajes y valores con la que denuncia la inmoralidad de la sociedad española de su tiempo. El esperpento es una visión del mundo que desenmascara el verdadero rostro de la sociedad española. Sus personajes, en su trama, conviven seres de ficción y personajes históricos.

El uso de contrastes; el lenguaje, pues se da en él distintos registros según su estrato social; las acotaciones teatrales, que poseen valor literario; los numerosos personajes y los continuos cambios de espacio y tiempo entre las escenas, son otros rasgos formales que caracterizan al esperpento. Las obras representativas del género creado por Valle-Inclán son Luces de bohemia y la trilogía Martes de carnaval. Luces de bohemia está basada en la vida de otro autor modernista: Rubén Darío, y en ella viene representada la última noche del poeta Max Estrella, acompañado de su particular compañero con quien recorre un Madrid absurdo, brillante y hambriento.

Para encontrar el valor literario que tiene el esperpento es necesario referirse a la poética de la ruptura. Las experiencias teatrales de Bertolt Brecht o la visión personal del drama de Antonin Artaud. El esperpento se entronca con el teatro del absurdo de Samuel Beckett. Así, Valle-Inclán constituye un precursor del moderno teatro crítico.

El Teatro Poético

El espíritu modernista se propuso desde su origen romper las fronteras genéricas, creando un intento de aproximar el género dramático a la poesía lírica para construir un drama lírico. Se trata de un teatro histórico en verso y caracterizado por su conservadurismo ideológico. La propuesta teatral del teatro poético parte de la premisa de volver a la tradición española en su aspecto formal: el verso sonoro, efectista y retórico.

Algunos de los dramaturgos más destacados son Eduardo Marquina con obras como Las hijas del Cid o En Flandes se ha puesto el sol; o los hermanos Machado. Cuando este género comienza a decaer, aparece un teatro poético que convierte en cómico los actos heroicos que se representaban en estos dramas históricos. Nace así la astracanada que debemos al gaditano Pedro Muñoz Seca. Lo típico de estas obras es la búsqueda de la carcajada. El éxito más importante que dio este dramaturgo fue La venganza de don Menudo, que todavía se representa con gran éxito.

Un joven Federico García Lorca intentó recuperar el teatro poético y llevó al escenario Mariana Pineda, el drama lírico de la heroína ajusticiada por bordar una bandera republicana en la época del absolutismo de Fernando VII.

Conclusiones

Si algo caracteriza al teatro de los primeros decenios del siglo XX es, a pesar de su inmovilismo, la variedad de tonos y caracteres de un teatro comercial de éxito, que se esfuerza por agradar a la burguesía, pues busca la diversión sin preocupaciones o una reflexión superficial sobre los problemas que podían afectar a la clase acomodada. Mención aparte merece la propuesta teatral renovadora que encabezan autores como Ramón María del Valle-Inclán con la creación del esperpento y Federico García Lorca con su carrera como dramaturgo.

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