Plano ortogonal (cuadrícula): Vías principales como el cardo y el decumano.
Ciudad amurallada.
Faro en el centro con edificios públicos (teatro, anfiteatro, templo…).
La Ciudad Medieval
En Al-Andalus: Modelo de Ciudad Musulmana
Plano irregular y laberíntico.
Se divide en medina (núcleo central amurallado) y arrabales (barrios).
Edificios: mezquita, alcazaba.
En los Reinos Cristianos
Plano irregular o radiocéntrico.
Alrededor de iglesias, castillo (para la defensa).
La Ciudad Moderna (Siglos XVII-XVIII)
Aparecen barrios extramuros: construcción de palacios para monarcas e iglesias en aplicación de la Contrarreforma católica.
Aparecen las plazas mayores: espacios abiertos, porticados, que se usan para el mercado, representación teatral.
Ejemplos: Madrid, Salamanca.
La Ciudad Ilustrada (Siglo XVIII)
Construcción de plazas, alamedas.
Ejemplo: Madrid durante el reinado de Carlos III (fuente de la Cibeles).
Siglo XIX
El proceso urbanizador se desarrolla a lo largo de este siglo, sobre todo en las ciudades que acogen a las nuevas industrias.
Vino acompañado del desarrollo de los transportes: ferrocarril, tranvías y, más tarde, el automóvil.
La población procedente del campo (éxodo rural) ocupó el centro de las ciudades, que se densificaron (decrecieron por implosión).
A mediados de siglo, las ciudades comenzaron a derribar murallas y surgieron nuevos barrios.
Los ayuntamientos del nuevo régimen liberal llevaron a cabo reformas modernizadoras:
Gran Vía: Construcción de calles rectilíneas y anchas dentro del casco histórico. Ejemplo: Gran Vía de Málaga.
Alineamientos: Modificación del plano de los centros históricos para crear calles rectilíneas que facilitaron el tráfico. Fue posible al conseguir terrenos expropiados a la Iglesia con la desamortización.
Ensanches: Surgen nuevos barrios planificados junto a los centros históricos para albergar a la burguesía enriquecida con la industrialización. Destacan los de Barcelona (Plan Cerdá, 1859) y Madrid (Plan Castro, 1860), aunque más tarde se llevaron a cabo en muchas ciudades (Bilbao, Zaragoza, San Sebastián). Sus objetivos eran aplicar un plano ortogonal en manzanas con plazas y espacios ajardinados, introducir el alcantarillado y la pavimentación de las calles.
Ya en el Siglo XX, en estos espacios de la ciudad se localizó el CBD (Central Business District), con lo que abandonó su uso residencial hacia una progresiva terciarización.
Siglo XX
Primera Mitad del Siglo XX
Aparece un nuevo espacio urbano en las ciudades españolas: la periferia, ante la incapacidad del centro histórico y los ensanches de absorber toda la demanda de suelo y vivienda.
Se edificaron de manera planificada, dotadas de servicios.
También surgieron espacios de forma improvisada, sin dotaciones de servicios, zonas verdes, en zonas alejadas o cerca de actividades molestas (carreteras, fábricas). Muchos de estos barrios forman en la actualidad parte de la ciudad.
El Estado puso en marcha planes de vivienda barata. Se trataba de colonias de viviendas unifamiliares, con un pequeño huerto, situadas en las afueras.
A principios del siglo XX surgieron también iniciativas privadas, como las ciudades jardín, inspiradas en el modelo anglosajón creado por Howard. Incluían casas unifamiliares con jardín y huerto, para mantener el contacto con la naturaleza.
En Madrid, el arquitecto Arturo Soria y Mata planteó una iniciativa urbanística a finales del siglo XIX que fue realizada ya a principios del siglo XX: la Ciudad Lineal, que contemplaba una gran vía de circulación alrededor de Madrid. El tranvía conectaba este espacio con la ciudad e incluía también servicios como escuelas, centro médico, tiendas. Se pretendía ofrecer viviendas asequibles para los trabajadores. Solo se construyeron unos kilómetros del proyecto y muchas viviendas fueron ocupadas por clases adineradas.
En las afueras surgieron suburbios con viviendas pequeñas, de mala calidad y servicios básicos. También aparecieron barriadas de chabolas, con viviendas autoconstituidas de material reutilizado.
Segunda Mitad del Siglo XX
Fue la fase de mayor crecimiento de las ciudades por el aumento del éxodo rural.
En 1956 se aprobó la 1ª Ley del Suelo, que establecía la necesidad de planteamiento antes de la edificación, fijando las normas. Introduce la calificación del suelo en urbano, urbanizable y rústico (desde 1991 no urbanizable), que debía quedar recogido en los Planes Generales de Ordenación Urbana (PGOU).
En esta etapa, pasaron a utilizarse nuevos materiales de construcción: acero, aluminio, cemento, hormigón.
Además, se generalizó el modelo urbanístico racionalista, sobre todo desde los años 80. Esto supone la división del espacio urbano según el uso: residencial, ocio, deportivo, sanitario, educativo, industrial. Las calles son amplias con plano geométrico y se introducen espacios ajardinados y zonas verdes.
Las industrias se localizan en el espacio periurbano, en polígonos industriales o parques tecnológicos (estos últimos en conexión con campus universitarios).
El Estado intervino en un primer momento con la construcción de Viviendas de Protección Oficial (VPO) y, más tarde, concediendo subvenciones a empresas constructoras. Surgen como consecuencia, ciudades dormitorio en las afueras, así como urbanizaciones de viviendas unifamiliares, siguiendo el modelo anglosajón.