Geografía Humana y Económica de España: Sectores Productivos y Dinámicas Demográficas


Sector Secundario en España: La Industria

1. Evolución Histórica de la Industria Española

La evolución histórica de la industria en España, tomando como referencia la Primera Revolución Industrial, presenta varias etapas. El lento arranque (1830-1900) coincidió con la Primera Revolución Industrial y parte de la Segunda. El proceso arrancó tarde, fue débil, limitado a Cataluña, el País Vasco y Asturias, y muy dependiente del capital y la tecnología extranjeras. El llamado “fracaso” se debió a causas políticas, económicas y físicas. Al acabar el siglo XIX, España mostraba un notable retraso respecto a Europa Occidental.

Durante el primer tercio del siglo XX, el desarrollo industrial se aceleró gracias a la repatriación de capitales de Cuba, la neutralidad en la Primera Guerra Mundial, las inversiones en infraestructuras y una política proteccionista. Se consolidaron las áreas industriales existentes y surgieron nuevos focos en Madrid, Cantabria y Valencia. Sin embargo, entre 1931 y 1959, la Gran Depresión, la inestabilidad política y la Guerra Civil frenaron el crecimiento. La autarquía del franquismo, aislada internacionalmente, basó su política industrial en el INI (Instituto Nacional de Industria), pero la falta de capital e innovación impidió la autosuficiencia.

El Plan de Estabilización de 1959 impulsó el crecimiento. La liberalización económica permitió la llegada de capital extranjero, el aumento de importaciones y la implantación de multinacionales. Se diversificó el tejido industrial (química, mecánica, bienes de equipo, automoción, consumo) y surgieron nuevos polos como Valladolid, Vigo o Zaragoza, consolidando una incipiente clase media.

La crisis industrial entre 1975 y 1990 fue consecuencia de las crisis del petróleo, la competencia asiática y el desfase tecnológico. La reconversión industrial de los años 80 afectó a sectores maduros como el naval, siderometalúrgico, textil o del calzado, provocando cierres de fábricas y una profunda crisis social en la Galicia atlántica, Asturias, Cantabria o Sagunto.

Entre 1990 y 2008, tras la reconversión, la industria creció en producción, aunque perdió peso en el PIB y en el empleo. Surgieron nuevas industrias (informática, telecomunicaciones, biotecnología, energías renovables) y se privatizaron grandes empresas públicas tras la entrada en la CEE (Comunidad Económica Europea). Sin embargo, la Gran Recesión de 2008 frenó este crecimiento.

2. La Industria Española en la Actualidad

Hoy, la industria representa alrededor del 16% del PIB. La industrialización fue tardía y se concentra en Cataluña, el País Vasco, Navarra y La Rioja. Solo el 12% de la población activa trabaja en la industria, y este porcentaje sigue bajando por la deslocalización, la automatización y el crecimiento del sector servicios. Predominan las PYMES (Pequeñas y Medianas Empresas), aunque también hay grandes compañías en sectores modernos y dinámicos. La inversión en I+D+i (Investigación, Desarrollo e Innovación) es baja (1,5% del PIB), aunque destacan el País Vasco, Madrid y Cataluña en biotecnología y energías renovables. El 20% de la producción industrial se destina a la exportación, sobre todo a la Unión Europea, en alimentos, automóviles y productos químicos, aunque existe déficit en sectores como el textil o el calzado.

La industria se reparte de forma desigual, combinando zonas desarrolladas, ejes en expansión y áreas en declive. Mientras los sectores tradicionales pierden fuerza, los sectores tecnológicos e innovadores impulsan el crecimiento actual.

3. Repercusiones Ambientales del Sector Secundario

Las repercusiones ambientales del sector secundario son profundas. La minería altera el relieve, contamina acuíferos y consume mucha energía. La industria manufacturera contamina la atmósfera (lluvia ácida, gases de efecto invernadero, destrucción de la capa de ozono), produce residuos y agota recursos. La producción energética basada en combustibles fósiles emite CO₂ (dióxido de carbono), mientras que la nuclear genera residuos radiactivos. Incluso las energías renovables (eólica y solar) causan impactos ambientales, provocando movimientos de oposición.

El Sector Servicios en España: El Turismo

1. Evolución Histórica del Turismo en España

El turismo de masas arrancó en España en los años 60 del siglo XX. Desde entonces, se distinguen las siguientes etapas:

1.1. 1960-1975: El Arranque del Turismo de Masas

Coincidiendo con el desarrollismo económico y el fin de la autarquía, el Gobierno, a través del Ministerio de Información y Turismo dirigido por Manuel Fraga, impulsó el modelo turístico de “sol y playa”, orientado a las clases medias europeas y, en menor medida, a la española, bajo el eslogan “Spain is different”. Tras una fuerte campaña de promoción exterior y una agresiva inversión pública en infraestructuras y privada en construcción hotelera en las zonas costeras, el éxito fue rotundo. El modelo apostó por la estacionalidad (verano), localización geográfica (costas y archipiélagos) y dependencia de los tour-operadores. A principios de los 70, los turistas extranjeros superaban los 20 millones y el paisaje costero había cambiado radicalmente. Se consolidó el “modelo tradicional” de sol y playa, que aún predomina.

1.2. 1975-2020: Crisis del Modelo Tradicional y Reconversión

Las crisis del petróleo de 1973 y 1979 frenaron el crecimiento del turismo. La inflación y el agotamiento del modelo llevaron a replantearlo: modernizar la oferta de sol y playa, mejorar transportes (carreteras, AVE, aeropuertos) y diversificar el turismo (cultural, naturaleza, rural, gastronómico, salud, negocios, entre otros). Se buscaba frenar la masificación, cuidar el medioambiente, reducir la estacionalidad y aumentar ingresos. La promoción exterior tuvo su escaparate en la Feria Internacional de Turismo de Madrid (FITUR). El turismo volvió a crecer: en 2000 rondábamos los 50 millones de turistas, en 2008 los 60 millones, y para 2020 se superaron los 80 millones. También aumentó el turismo nacional, paralelo al crecimiento de la renta per cápita.

2. El Turismo en la Economía Española Actual

El turismo es la principal actividad económica de España por su aportación al PIB y al empleo, fuente constante de divisas y clave para la balanza de servicios. Impulsa actividades como la construcción y el transporte. España supera ya los 90 millones de visitantes extranjeros anuales (mayoría europeos, norteamericanos y asiáticos), junto a Francia y EE.UU. en el liderazgo mundial. Dispone de una amplia oferta de alojamientos y una moderna red de transportes. Aunque se ha intentado diversificar, el turismo de sol y playa sigue siendo el principal motor. Destacan Cataluña, Andalucía, Baleares y Canarias, destinos preferidos tanto por extranjeros como por nacionales. La diversificación ha reducido parcialmente la estacionalidad, aunque los esfuerzos contra la masificación y el impacto ambiental siguen siendo insuficientes.

3. Impactos y Desafíos del Turismo en España

3.1. Impacto Económico

Económicamente, España sufre una excesiva dependencia del turismo, un sector volátil y condicionado por coyunturas económicas y geopolíticas. Además, genera empleo de baja cualificación, mal remunerado y estacional, y contribuye a la especulación inmobiliaria y la corrupción urbanística.

3.2. Impacto Social

Socialmente, se ha producido la “turistificación” de muchas localidades, expulsando a vecinos y negocios tradicionales. Los pisos turísticos han agravado el problema de la vivienda, reduciendo la oferta de alquiler y elevando los precios.

3.3. Impacto Medioambiental

Medioambientalmente, el turismo de sol y playa ha alterado el relieve y la vegetación de las costas, con masificación y contaminación (atmosférica, acústica, lumínica), además de agravar el problema hídrico. El turismo de esquí también impacta en espacios naturales mediante alteración del paisaje y consumo de agua para nieve artificial. El cambio climático ha reabierto el debate sobre la viabilidad de muchas estaciones de esquí.

El Sector Servicios en España: Comercio, Transportes y Telecomunicaciones

1. Evolución Histórica del Comercio, Transportes y Telecomunicaciones

El comercio interior ha sido clave en nuestra economía desde la revolución liberal del siglo XIX, que articuló un mercado libre de barreras. Su desarrollo ha sido muy desigual, reflejo del distinto grado de modernización y crecimiento demográfico. Madrid, Cataluña, el País Vasco y, más tarde, los núcleos industriales y turísticos de los 60, se consolidaron como principales mercados. El pequeño comercio dominó hasta los años 60, cuando aparecieron las grandes superficies. En comercio exterior, el proteccionismo dominó hasta la apertura tras la autarquía franquista, culminando con la entrada en la CEE (Comunidad Económica Europea).

El sistema moderno de transportes nace en el siglo XIX con el ferrocarril y, en el siglo XX, con las carreteras. La aviación despegó en los años 60 con el turismo. Aunque el crecimiento fue bajo monopolios estatales (Renfe, Iberia), la gran modernización y liberalización (privatización de Iberia y liberalización ferroviaria) llegó en las últimas décadas del siglo XX.

En telecomunicaciones, el telégrafo inició la revolución en el siglo XIX, seguido del teléfono (monopolio de Telefónica) y la radio. La televisión llegó a finales de los 50 bajo monopolio estatal hasta los años 90. Desde entonces, internet y las nuevas tecnologías han protagonizado una nueva revolución, impulsando la globalización.

2. Situación Actual del Comercio, Transportes y Telecomunicaciones

2.1. El Comercio

El comercio supone el 12% del PIB y más de 3 millones de empleos, con más de 750.000 empresas, casi todas micropymes. Cambios en la demanda: mayor capacidad de compra, clientela más diversa, menor frecuencia de compra y dispersión territorial. Cambios en la oferta: liberalización de horarios, crecimiento de grandes superficies, auge del comercio online, rebajas continuas, publicidad personalizada, consumo como ocio, nuevos métodos de pago, y expansión de franquicias y tiendas de conveniencia.

En comercio exterior, la UE (Unión Europea) concentra el 70% de exportaciones y el 60% de importaciones. Destacan también China, la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), EE.UU. y Latinoamérica. Exportamos productos agroalimentarios, automovilísticos, químicos y armamentísticos, e importamos productos industriales y materias primas.

2.2. El Transporte

España dispone de un moderno sistema de transportes, esencial para su desarrollo. Problemas: medio físico difícil, red radial centrada en Madrid, desequilibrios territoriales, exceso de camiones, y escasa conexión europea.

En carretera, destaca la amplia red de alta capacidad y el descenso de la siniestralidad, aunque el parque automovilístico sigue siendo viejo. En ferrocarril, el crecimiento de la alta velocidad ha sido espectacular, aunque radial y a veces poco rentable. En aéreo, Madrid y Barcelona destacan como hubs europeos, mientras muchos aeropuertos no son rentables. En marítimo, los principales puertos son Barcelona, Valencia, Tarragona, Algeciras y Bilbao.

2.3. Las Telecomunicaciones

Las telecomunicaciones: imprescindibles en la economía global. Competencia exclusiva del Estado, condicionada por la UE. La red se ha extendido casi universalmente, aunque con desigualdades. La liberalización aumentó la competencia. Se critica el impacto ambiental de los centros de datos.

3. La Terciarización de la Economía Española

La terciarización explica cómo el sector servicios ha ganado peso desde finales del siglo XX, suponiendo hoy más del 70% del PIB y del empleo en España. Causas:

  • Aumento del nivel de vida
  • Generalización del Estado del Bienestar
  • Incorporación femenina al trabajo
  • Cambios demográficos
  • Crecimiento de la Administración
  • Modernización del sector primario
  • Desindustrialización
  • Revolución tecnológica

Población en España: Movimientos Naturales

1. Evolución Histórica de los Movimientos Naturales de la Población Española

La población española casi se duplicó en el siglo XIX, de 11,5 millones en 1800 a 18,6 millones en 1900, aunque el crecimiento fue desigual y menor que en Europa Occidental, debido a la escasa industrialización. Persistió un régimen demográfico antiguo, salvo en Cataluña. La transición demográfica comenzó a principios del siglo XX y duró hasta mediados de los 70, con mayor crecimiento poblacional. La natalidad se mantuvo elevada pero en descenso, salvo caídas por la Guerra Civil y la posguerra, y un ascenso en el Baby Boom de los 60. La mortalidad bajó de forma continua, interrumpida solo por la Gripe Española y la Guerra Civil, gracias a los avances en medicina, higiene y alimentación. Aumentó así la esperanza de vida y la población, aunque con desequilibrios territoriales. España superaba los 35 millones en los 70, pese a la emigración exterior entre los 50 y la crisis del 73.

Desde mediados de los 70 se entra en el régimen demográfico moderno: fuerte caída de natalidad y fecundidad, ligero aumento de mortalidad y crecimiento de la esperanza de vida, por cambios sociales como las crisis del petróleo, incorporación femenina al trabajo, uso de anticonceptivos, retraso en la maternidad y cambio de mentalidad. A mediados de los 90 se rozó el crecimiento natural negativo, evitado por la llegada masiva de inmigrantes, que impulsó una breve recuperación de natalidad y crecimiento natural. El saldo migratorio hizo que el crecimiento real de la población fuera aún mayor. La crisis de 2008 frenó esta dinámica: cayó la natalidad y se frenó el crecimiento. Tras la recuperación económica, la población volvió a crecer (46 millones en 2012), pero sin recuperar natalidad ni fecundidad.

2. Componentes Actuales de los Movimientos Naturales

La natalidad sigue desplomándose (algo más del 6 ‰) debido al envejecimiento y al bajísimo índice de fecundidad (1,1 hijos por mujer). Solo Madrid y Murcia presentan crecimiento vegetativo positivo; Galicia, Asturias, Cantabria, el País Vasco y Castilla y León tienen los saldos más negativos. Las causas son:

  • Planificación familiar
  • Incorporación de la mujer al trabajo
  • Retraso en la maternidad (32 años)
  • Dificultades de conciliación
  • Deseo de ofrecer mejores condiciones a menos hijos
  • Precariedad laboral
  • Desempleo juvenil
  • Dificultad de acceso a vivienda
  • Escasas ayudas a la natalidad

La mortalidad, cercana al 9 ‰, asciende lentamente. Las tasas más altas se registran en las regiones más envejecidas y menos dinámicas; las más bajas en Madrid, Murcia y Baleares. La baja mortalidad general e infantil (2,6 ‰) responde a la calidad del sistema sanitario, los servicios sociales, la renta aceptable, buenas condiciones de higiene, ausencia de guerras y baja criminalidad.

La esperanza de vida alcanza casi los 84 años, con diferencias mínimas entre regiones, más alta en las más ricas (País Vasco, Navarra, Madrid) y más baja en las más pobres (Andalucía, Extremadura, Canarias).

3. Consecuencias y Perspectivas Demográficas

Las dos consecuencias principales son el crecimiento natural negativo (más de 100.000 personas menos), compensado por un saldo migratorio positivo (más de 600.000 personas), y el profundo envejecimiento de la población. Esto limita el crecimiento poblacional y de la población activa, agrava el envejecimiento y pone en riesgo el Estado del Bienestar, además de intensificar los desequilibrios territoriales: una España vacía frente a una España dinámica (Madrid, arco mediterráneo, Baleares, eje del Ebro).

Las perspectivas son negativas: se estima una pérdida natural de siete millones en 50 años, ya que cada generación de mujeres fértiles es más pequeña. Las soluciones pasan por:

  • Rejuvenecer la población mediante inmigración ordenada.
  • Aumentar la natalidad y la actividad con políticas pronatalistas (ayudas, conciliación, empleo, vivienda).
  • Favorecer un modelo económico que corrija los desequilibrios territoriales.

Población en España: Movimientos Migratorios y Estructura Demográfica

1. Movimientos Migratorios Internos

Desde mediados del siglo XIX hasta mediados de los 70, España vivió un continuo movimiento de población del campo a las zonas industrializadas, interrumpido solo entre 1930 y 1950 por la crisis económica, la II República, la Guerra Civil y la dura posguerra. Entre 1950 y 1973, más de la mitad de las provincias perdieron población. Desde mediados de los 70, el éxodo rural casi desapareció por la crisis del petróleo, la reconversión industrial, los programas de desarrollo rural, el descenso de la natalidad y la aparición de las Comunidades Autónomas. Hoy siguen existiendo desplazamientos hacia ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, protagonizados por jóvenes con estudios superiores. Esto provocó un gran desequilibrio territorial, dejando zonas saturadas y otras vacías, además de un envejecimiento rural.

2. Movimientos Migratorios Exteriores

La emigración exterior siguió un patrón parecido. Desde finales del siglo XIX hasta mediados de los 70, también con un parón en los años 30 y 40, muchos españoles emigraron primero hacia Sudamérica y Argelia, sobre todo desde Galicia, Cantabria, Asturias y Canarias, y luego hacia Europa Occidental, especialmente entre 1950 y 1973, cuando más de un millón de personas abandonaron el país. Desde 1973, la emigración frenó y empezó una corriente de retorno, solo interrumpida por la crisis de 2008. Esta salida acentuó los desequilibrios territoriales, frenó el crecimiento interno y permitió que las remesas impulsaran la economía en los años 60.

Desde mediados de los 90, España pasó a ser país receptor de inmigrantes. Los extranjeros pasaron de medio millón a cinco millones en 2008 y hoy son casi el 14% de la población. Tras el saldo negativo de la crisis de 2008, desde 2014 vuelve a ser positivo. La mayoría vienen de Marruecos, Rumanía, Latinoamérica, China o países europeos ricos, y se concentran en Madrid, el arco mediterráneo y los archipiélagos. Esto se explica por el crecimiento económico, la situación geográfica, los lazos con Latinoamérica y la necesidad de cubrir empleos no deseados.

3. Estructura de la Población Española

3.1. Estructura Biológica y por Edad

En la estructura biológica, las mujeres superan en un millón a los hombres, debido a su mayor esperanza de vida por hábitos más saludables y menor siniestralidad. El desequilibrio es mayor en edades avanzadas, provocando más viudedad y problemas económicos. España es también un país envejecido: solo un 13% tiene menos de 14 años y más del 20% supera los 65, concentrándose el envejecimiento en el noroeste. Esto se debe a la baja natalidad (índice de 1,1) y a la alta esperanza de vida, lo que provoca un aumento de la tasa de dependencia, problemas con las pensiones, mayor gasto farmacéutico, despoblación rural, menos población activa y resistencia a los cambios.

3.2. Estructura Económica

En la estructura económica, la tasa de actividad es del 58%, superior en hombres, y el sector servicios concentra más del 70% de los ocupados. El desempleo, aunque ha bajado, sigue alto (en torno al 10%) y afecta más al sur, a jóvenes, mujeres y mayores de 50 años. Entre las causas destacan:

  • Debilidad empresarial
  • Estacionalidad de sectores clave
  • Baja inversión en I+D+i
  • Deslocalización industrial
  • Rigidez laboral
  • Paro voluntario
  • Economía sumergida

4. El Papel de la Inmigración en la Demografía Española

La inmigración es clave en la dinámica demográfica actual, ya que ha permitido frenar el envejecimiento, impulsar el crecimiento poblacional y aumentar la natalidad. Sin embargo, también ha reforzado los desequilibrios territoriales, aumentado la economía sumergida y la explotación laboral, saturado los centros de internamiento y provocado brotes de xenofobia.

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