Historia Económica y Política de España en el Siglo XIX


Economía Española en el Siglo XIX

La economía española creció durante el siglo XIX muy por debajo de la de países europeos como Reino Unido o Francia. Este desfase se debió a causas variadas:

  • Destrucciones e inestabilidad causadas por las guerras, especialmente la de Independencia y las tres guerras carlistas.
  • Continuidad del absolutismo hasta 1833: Fernando VII mantuvo los privilegios de la nobleza y la Iglesia, lo que obstaculizaba el crecimiento económico.
  • La independencia de las colonias americanas. España perdió un mercado para sus productos y una fuente de materias primas baratas.
  • Escasez de materias primas que fueron claves en la Revolución Industrial, como hierro o carbón, y un territorio abrupto, que dificultaba las comunicaciones y elevaba el coste de las inversiones.
  • Debilidad de la burguesía: pocos invertían en la industria; se prefería invertir en tierras porque daban mayor prestigio social.

Como en el resto de Europa, en España también se produjo el paso de la sociedad estamental a la sociedad de clases: la capacidad económica marcaba la posición de un individuo en la jerarquía social. Existían tres clases:

  • Clase alta u oligarquía: era una minoría formada por la antigua nobleza, que había transformado los antiguos mayorazgos en latifundios privados, y la alta burguesía, dueña de las más importantes fábricas, empresas comerciales y bancos del país. Estos dos grupos se unirían por medio de matrimonios y alianzas empresariales.
  • Clase media: formada por funcionarios, pequeños empresarios, profesionales liberales como abogados… Vivían en los ensanches de las ciudades.
  • Clase baja: mayoritaria, caracterizada por la pobreza y el analfabetismo. Eran jornaleros, obreros industriales, criados, mendigos y marginados.

La Desamortización

Desamortización: proceso jurídico por el que se liberan bienes que hasta ese momento estaban vinculados a un título nobiliario, una entidad religiosa o un municipio. Durante la Edad Moderna, muchos bienes estaban vinculados, es decir, unidos a una institución. Además, los Reyes Católicos, para preservar estos patrimonios, aprobaron la institución del mayorazgo, de manera que el patrimonio vinculado a un título nobiliario pasaba íntegramente al heredero primogénito, que solo tenía ciertas obligaciones morales, que no legales, con respecto a sus hermanos menores. Hay que añadir la deshonra legal del trabajo, por lo que cualquier miembro de la nobleza estaba obligado a vivir de las rentas que tuviese, pero no podía trabajar manualmente y ni siquiera podía emplear su capital en el mundo de los negocios.

En 1837, Mendizábal, liberal progresista, es jefe del gobierno durante la regencia de María Cristina. España, sumida en la Primera Guerra Carlista contra los partidarios de Carlos María Isidro, hermano del anterior rey Fernando VII y líder de los partidarios de la monarquía absoluta, necesitaba dinero para mantener el ejército, pero el imperio americano ya se había independizado, y a Mendizábal se le ocurre aplicar un programa legislativo que consiste en la desamortización y que consta de las siguientes etapas:

  1. Se aprueba una ley desvinculando el patrimonio de las entidades a las que estaban unidas: así, a partir de ahora, un noble o un eclesiástico pueden disponer libremente del patrimonio.
  2. Se aprueban leyes de manera que los patrimonios pertenecientes a la Iglesia o la nobleza que no cumplan determinadas condiciones (por ejemplo, se obliga a monjes y frailes cuya comunidad no llegue a doce miembros a concentrarse en una casa mayor; por su parte, los nobles que no ocupen efectivamente sus tierras también las pierden) se convierten en bienes nacionales.
  3. Todos los bienes nacionalizados son vendidos en pública subasta, teniendo preferencia el pago en títulos de deuda pública. A fin de evitar la concentración de la propiedad en pocas manos, se reserva una parte de las tierras para sortearlas entre los campesinos.

Las consecuencias principales del proceso desamortizador fueron:

  • La concentración de la propiedad de la tierra en manos de la nobleza y la burguesía, los únicos que disponían del dinero y los títulos de deuda pública para acudir a las subastas.
  • La amortización de gran cantidad de capital de la burguesía en la adquisición de tierras, más por razones sociales que por razones económicas, lo que redundó en el retraso industrial y comercial de España.
  • La disminución de parte de la deuda que arrastraba el Estado español.
  • El aumento del número de jornaleros, campesinos sin tierras obligados a malvivir o a emigrar.

El Sexenio Democrático (1868-1874)

Tras la desaparición de O’Donnell y Narváez, las dos principales figuras políticas de la etapa previa, y la adhesión del sucesor de O’Donnell, el general Serrano, al Pacto de Ostende junto a progresistas y demócratas, la suerte del régimen moderado y de la monarquía isabelina estaba echada. El proceso revolucionario de 1868 es doble: por un lado, la conspiración militar dirigida por el unionista general Serrano y el progresista general Prim, respondiendo a lo establecido en Ostende; pero, por otra, nos encontramos con el levantamiento que preparan en Andalucía una serie de juntas revolucionarias de composición ideológica predominantemente demócrata. El proceso comienza con el levantamiento del almirante Topete en Cádiz, siguiendo las consignas de Prim y Serrano.

Los militares pretendían una reforma constitucional que estuviera dirigida en la dirección de un mayor respeto a los derechos individuales; querían sustituir a la reina por otro monarca, pero no cambiar esencialmente el régimen. Por el contrario, pero al mismo tiempo, las Juntas se muestran más radicales en sus reivindicaciones: pretenden una nueva Constitución que recoja plenamente el principio de soberanía nacional mediante la concesión del derecho de sufragio universal. Junto a los demócratas se alinean bastantes jornaleros andaluces, cuyas motivaciones no son políticas, sino sociales: pretenden la ejecución de una amplia reforma agraria.

El movimiento revolucionario se extendió rápidamente: tras la escaramuza del puente de Alcolea entre las tropas sublevadas y las tropas gubernamentales, el camino hacia Madrid quedaba expedito para los sublevados.

Alcanzado el triunfo, se constituye un gobierno provisional presidido por el unionista general Serrano, lo que significa que el movimiento revolucionario queda en manos de los más moderados entre los sublevados. Una vez constituidas las Cortes Constituyentes, el general Serrano será nombrado regente y el general Prim jefe del gobierno, con la misión primordial de buscar un rey para España, a pesar de la oposición manifiesta de carlistas y republicanos.

Las fuerzas políticas importantes durante este sexenio revolucionario serán los unionistas, progresistas, demócratas y los republicanos, fortalecidos ante el descrédito en que cae la institución monárquica.

En el proceso político de este sexenio revolucionario se pueden establecer tres etapas:

  1. Etapa de monarquía constitucional.
  2. Republicana y federal.
  3. Republicana, centralista o unitaria y presidencialista, que concluye con la restauración borbónica.

Las Cortes Constituyentes elaboran la Constitución de 1869: monárquica y demócrata. La nueva Constitución de 1869 fue la más avanzada del siglo XIX. Contenía una amplia declaración de derechos e instauraba el sufragio universal masculino por presión de demócratas y republicanos. Como concesión a unionistas y progresistas, se mantenía la monarquía. El patrocinio de Prim consigue el ascenso al trono español de Amadeo I de Saboya, que llega a Valencia en 1871, poco después del asesinato del propio Prim.

El problema de la guerra de Cuba, una de las pocas colonias que mantenía España, un nuevo alzamiento carlista y la falta general de apoyo condujeron a Amadeo I a abdicar en febrero de 1873. A continuación, se proclamó la Primera República, que perduraría un año. En este breve período de tiempo se sucederían cuatro presidentes: Figueras, Pi y Margall, Castelar y Salmerón.

El estallido de la sublevación cantonalista, que disgregaba España en numerosos cantones independientes, impidió la estabilización del nuevo régimen, que acabó en 1874 cuando el general Pavía dio un golpe de Estado y disolvió las Cortes.

El régimen republicano careció siempre de apoyos, tanto de las clases altas como de las clases bajas, desengañadas por el incumplimiento de promesas como la supresión del servicio militar obligatorio o la derogación de los impuestos de consumos, que gravaban bienes de primera necesidad.

Tras el golpe de Estado de Pavía, el general Serrano presidió el gobierno hasta que un nuevo golpe de Estado, este a cargo del general Martínez Campos, restauró la dinastía de los Borbones en la persona de Alfonso XII.

La Emancipación de las Colonias Españolas

Las primeras juntas de gobierno surgieron en 1809. Las de Buenos Aires, Caracas y Quito proclamaron que las autoridades españolas carecían de legitimidad y reclamaron la soberanía nacional. En 1811, Paraguay llegó a declararse independiente. El restablecimiento del absolutismo en España (1814) trajo consigo una política intransigente con los independentistas y el envío de soldados para acabar con las insurrecciones. Pero la guerra colonial se extendió por todo el continente a partir de 1816.

La guerra colonial se produjo entre 1816 y 1824:

  • Argentina proclamó su independencia en el Congreso de Tucumán (1816). Desde Buenos Aires, el general San Martín dirigió una expedición que atravesó los Andes, derrotando a los españoles en Chacabuco (1817), logrando la independencia de Chile (1818).
  • En el Virreinato de Nueva Granada, la independencia estuvo liderada por Francisco de Miranda y, sobre todo, Simón Bolívar. Tras derrotar a los españoles, fundó la Gran Colombia en 1821 (que hacia 1830 se disgrega dando lugar a las repúblicas de Venezuela, Colombia, Ecuador y Panamá).
  • México logró la independencia en 1821, tras la rebelión protagonizada por Iturbide.
  • Perú y Bolivia se emanciparon tras la derrota española en Ayacucho (1824) por Antonio José de Sucre.

Las principales consecuencias de la independencia de las colonias americanas para España fueron:

  • El imperio colonial español quedó reducido a Cuba, Filipinas y Puerto Rico (la República Dominicana se independizó en 1844).
  • El Estado dejó de percibir los impuestos pagados en América.
  • Se interrumpió la actividad comercial con las antiguas colonias.

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