El Desastre del 98 y la Crisis del Sistema Político
El Siglo XIX se cierra con el «Desastre del 98«, que no fue solamente militar y económico, sino también político, ya que desprestigió a los partidos dinásticos y provocó una profunda crisis del sistema político creado por Cánovas. Tras la derrota, surgió una corriente cultural y política que exigió la reforma del sistema. Además, supuso para España la pérdida de sus últimas posesiones ultramarinas.
Las causas principales que dieron lugar a la crisis del 98 fueron:
- Las guerras de Cuba y de Filipinas.
- El enfrentamiento político derivado entre partidos.
- La depresión económica generada.
La Guerra de Cuba
Antecedentes
La guerra es la consecuencia lógica de una evolución en la forma de pensar y actuar, especialmente de los criollos, que cuenta con una serie de antecedentes que, a lo largo del Siglo XIX, se han venido manifestando, desde el momento de la masiva independencia de las colonias españolas en América a comienzos del siglo. Entre los intentos de proclamar la independencia de la isla, podemos destacar:
- Los primeros intentos de ayuda de Venezuela y México.
- La llamada Conspiración de la Escalera (1843-1844), supuesta conspiración de esclavos que no sirvió más que para sofocar y reprimir un movimiento antiesclavista.
- Los intentos de Narciso López (1850-1851) que fracasan.
- En 1868, el Grito de Yara que desató la Guerra de los Diez Años o Guerra Grande.
- La Guerra Chiquita (entre agosto de 1879 y septiembre de 1880).
Causas de la Insurrección
La causa fundamental de la insurrección era el deseo criollo de autogobierno, ya que estos no podían participar en política debido al control peninsular. Una serie de injustas leyes electorales aseguraba que el Partido Unión Constitucional, favorable a España, triunfara en las elecciones cubanas y que los candidatos del Partido Liberal Autonomista perdieran siempre, al tiempo que las personas que en realidad abogaban por la independencia de la isla quedaban excluidas de los resortes del poder. Lo que no podía lograr el fraude electoral, lo hacían los capitanes generales de Cuba.
Para los cubanos, quizás lo peor del dominio español fueron los altos impuestos que se exigían desde Madrid. Todo ello incrementado por la ceguera política de los gobernantes españoles que no fueron capaces de aplicar los contenidos del acuerdo establecido con la Paz de Zanjón, con la que finalizó la Guerra de los Diez Años. Esta tardanza tuvo que ver con la creciente presencia económica de Estados Unidos en la isla y el interés de determinados oligarcas, con fuertes intereses económicos en Cuba y Filipinas. La insurrección tendrá como base geográfica inicial la zona oriental de la isla, sostenida esta por el campesinado.
Desarrollo del Conflicto y la Intervención Estadounidense
El impulso ideológico de este movimiento vendrá dado por el Partido Revolucionario Cubano, siendo su líder intelectual José Martí y teniendo como jefes militares a Antonio Maceo y Máximo Gómez. La rebelión se inicia el 26 de febrero de 1895, cuando se produce el denominado Grito de Baire. En distintas zonas se establecieron trochas para intentar mantener el movimiento en un solo sector y que no se extendiera a toda la isla.
La respuesta española fue enviar al mando de las tropas al general Martínez Campos, que intentó llevar a cabo una política de pacificación y de negociación, pero no llegó a controlar el territorio. Cánovas del Castillo pidió a Martínez Campos actuaciones enérgicas para acabar con el conflicto. Esto provocó el cambio en la dirección militar, siendo relevado por el general Valeriano Weyler, que llevó a cabo una política mucho más represiva, lo que provocó la protesta estadounidense y el inicio de su política de intervención en el conflicto.
En los Estados Unidos se estaba creando una corriente de opinión en contra de España, generada por la prensa sensacionalista (liderada por William Randolph Hearst), lo que contribuyó a que la nación norteamericana se pusiera de parte de Cuba. La presencia estadounidense se manifestará en tres fases:
- La protesta por la actuación de Weyler.
- El intento de compra de la isla por 300 millones de dólares.
- El suceso del acorazado Maine en el puerto de La Habana.
Tras el asesinato de Cánovas del Castillo en el Balneario de Santa Águeda, Sagasta vuelve a la presidencia del gobierno y destituye a Weyler, sustituyéndolo por el general Blanco. Declarada la guerra, el 19 de mayo se produce el desembarco de tropas americanas en la isla. La fase final de la guerra se desarrolla en el mes de julio, donde el 1 de julio se inicia la batalla de la Loma de San Juan y el día 3 tuvo lugar la batalla naval en esta misma ciudad, lo que supuso la derrota de la flota del almirante Cervera. Tras esta derrota, el día 15 la ciudad se rinde. El 12 de agosto de 1898 se firma en Washington un armisticio que pone fin a la Guerra de Cuba.
La Guerra en Filipinas
En Filipinas, ya desde la Revolución de 1868, se habían planteado algunas quejas que denunciaban la desigualdad de trato con respecto a Cuba y Puerto Rico. La falta de respuesta a estas reivindicaciones favoreció la formación de grupos en las élites ilustradas de Manila. El movimiento independentista estuvo encabezado por Emilio Aguinaldo y La Liga Filipina de José Rizal. Inicialmente, el ejército español había conseguido controlar la situación, llegando a firmar el Pacto de Biak-Na-Batô, con lo que se pondría fin al enfrentamiento. La flota del comodoro Dewey fue enviada el día 27 de mayo a ocupar posiciones en torno a Filipinas y la isla de Guam.
Desenlace en Filipinas
El día 1 de mayo de 1898, la escuadra estadounidense aniquila a la escuadra española de Filipinas, al mando del Almirante Montojo, en la batalla naval de Cavite. El 12 de junio, Aguinaldo había declarado la independencia filipina en Cavite el Viejo y, finalmente, el 14 de agosto, la capital se rinde, suponiendo la pérdida del último dominio español. Como anécdota, cabe destacar el grupo conocido como «Los Últimos de Filipinas«.
La Paz de París (1898)
La firma de este tratado representó para España su desaparición de la escena internacional, no solo porque su situación varió en el contexto europeo, pasando a ser una pequeña potencia de interés estratégico, sino porque a partir de entonces dejaba de ser una potencia con posesiones coloniales en territorios ultramarinos. Económicamente, afectó a las exportaciones y las importaciones de materias baratas, agudizando el déficit de la balanza de pagos e incrementando el proteccionismo comercial.
La Crisis de Final de Siglo y el Regeneracionismo
La Guerra de Cuba representó un momento de crisis dentro del sistema político de la Restauración. La muerte de Cánovas hizo que tanto conservadores como liberales tuvieran que enfrentarse. En ambos casos, su preocupación fue buscar el acuerdo nacional ante las acciones bélicas y disponer de los recursos económicos necesarios para hacer frente a las mismas. Como elementos legitimadores de la guerra actuaron tanto la Iglesia como la prensa, que protagonizó una activa campaña mediante la publicación de datos incorrectos, en especial con respecto a lo que representaba el poder militar de EE. UU. En contra de la guerra, en el ámbito de la política, estuvieron los republicanos federales, los socialistas y los anarquistas.
No se pudo evitar que, como consecuencia de la citada crisis, surgieran unas corrientes críticas que tendrían peso en los años posteriores:
- El Regeneracionismo: Desea unas reformas en profundidad tanto del sistema político como de las estructuras económicas o educativas.
- El Institucionismo: Centrado en la reforma educativa y pedagógica.
- Los intelectuales que constituirán la llamada Generación del 98: Unamuno, Machado, Azorín, Maeztu, Valle-Inclán.
- El Movimiento Obrero: Inicia una etapa de expansión organizativa a partir de su reivindicación fundamental de la mayor participación del pueblo.
Conclusión
Como conclusión, podemos afirmar que la guerra y la posterior pérdida de las colonias generalizó la idea de que algo se había perdido para siempre. Los grupos dominantes la denominaron «desastre» y lo aplicaron a un fracaso colectivo. Por otra parte, la pérdida no fue tan importante desde el punto de vista cuantitativo, y el hecho de que algunos gobernantes, e incluso el propio Alfonso XIII, hablaran de regeneracionismo no significó que se afrontaran de verdad los problemas sociales planteados a finales del Siglo XIX, y el sistema político fue incapaz de renovarse.