La Presencia Islámica en la Península Ibérica: Conquista y Reinos de Al-Ándalus


Introducción a Al-Ándalus: La Presencia Musulmana en la Península Ibérica

Los musulmanes llegaron a la península ibérica debido al proyecto de expansión que los seguidores del islam iniciaron con éxito desde la península arábiga en el siglo VII. Esta expansión incluyó, a principios del siglo VIII, la conquista de la península ibérica, que fue frenada por los francos en los Pirineos y que dio lugar a la aparición de un estado llamado Al-Ándalus. Este estado se mantuvo durante ocho siglos (711-1492), coexistiendo con los reinos cristianos formados en el norte. Su convivencia fue cambiante, con periodos de guerra y paz, y etapas de intercambio cultural y de hostilidad.

Desarrollo Histórico de Al-Ándalus

La Conquista Musulmana de la Península Ibérica (711-732)

La conquista musulmana se caracterizó por su rapidez, debido a la fuerza de los guerreros musulmanes, movidos por su fe; al interés por tomar tierras de importante valor económico; a la escasa resistencia de los hispano-visigodos; y a la debilidad de la monarquía visigoda. La conquista tuvo dos fases principales:

  • La Invasión (711-716)

    La entrada de tropas musulmanas, dirigidas por Tarik, fue facilitada por los hijos del rey visigodo Witiza, quienes buscaban refuerzo en su lucha contra el rey Don Rodrigo, con quien se disputaban la corona. Tras la derrota del rey visigodo en la batalla de Guadalete (711), los musulmanes iniciaron expediciones de pillaje que pronto se transformaron en expediciones de ocupación, encabezadas por Muza con un ejército árabe y bereber. Fue una expedición relativamente poco complicada, basada a menudo en la negociación (pactos o capitulaciones) con la aristocracia visigoda, que así mantuvo sus propiedades. Un ejemplo notable es el pacto con Teodomiro, jefe visigodo de Murcia. Los gobiernos locales fueron respetados y se hicieron responsables del cobro de impuestos y del mantenimiento del orden interno. La mayor parte de la península fue conquistada antes del 716.

  • Fin de la Expansión (716-732)

    Esta fase marcó la paralización de la expansión, dirigida hacia los Pirineos, el norte peninsular y el reino franco. La hostilidad de vascos, cántabros y astures hizo desistir a los musulmanes en su conquista, quedando así la cordillera Cantábrica como frontera de sus dominios. Fracasaron en su intento de penetrar en el reino franco, siendo vencidos por Carlos Martel en la batalla de Poitiers (732).

    Como resultado de este proceso, surgieron tres áreas principales:

    • Las áreas del sur de los Pirineos y del Sistema Central que se islamizaron rápidamente.
    • Las áreas de resistencia cristiana en las zonas montañosas cantábricas y pirenaicas.
    • La franja entre la cordillera Cantábrica y el Sistema Central (valle del Duero), que quedó como «tierra de nadie». Esta fue la zona de frontera entre Al-Ándalus y los reinos cristianos, que se formaron en el norte.

La Evolución Política de Al-Ándalus: Fases Clave

Se pueden distinguir cinco fases principales en la evolución política de Al-Ándalus:

  1. Emirato Dependiente (711-756)

    Al-Ándalus era una provincia dentro del imperio musulmán, dirigida por los califas de la familia de los Omeyas desde Damasco. Estaba gobernada por un emir que dependía, tanto en lo político como en lo religioso, del califa de Damasco. En un principio, Sevilla fue la capital, y después pasó a Córdoba. En este período destacaron las luchas internas: por un lado, el enfrentamiento entre las distintas tribus árabes por el control del gobierno; por otro, los conflictos entre árabes y bereberes, debido a la discriminación que estos últimos sufrieron en el reparto de los territorios conquistados (los árabes se establecieron en las tierras más fértiles del Guadalquivir, Ebro y Levante; los bereberes, en zonas montañosas y en la Meseta). Paralelamente, se produjo el asesinato de la familia Omeya en Damasco, que fue sustituida por los Abbasíes, quienes gobernaron desde Bagdad. El único superviviente Omeya, Abderramán I, huyó a través de África y llegó a Al-Ándalus, donde se hizo con el poder aprovechando las divisiones internas.

  2. Emirato Independiente (756-929)

    Abderramán I fundó el Emirato de Córdoba, proclamándose emir independiente de Bagdad solo políticamente; en lo religioso, seguía bajo la autoridad del califa. Al-Ándalus se convirtió en un estado independiente que adquirió una organización estatal completa. Sus características principales fueron:

    • El emir tenía poder absoluto de base militar: nombraba y destituía a funcionarios, y era juez supremo y general de los ejércitos.
    • Organización centralizada: En ocasiones, esta peligraba debido a la tendencia de los poderes locales a independizarse, sobre todo en las provincias fronterizas (marcas), que tenían una consideración especial y cuyo valí o gobernador poseía atribuciones militares (tres marcas destacadas: Mérida, Toledo y Zaragoza).
    • Fuertes impuestos para sostener todo el aparato estatal. Al principio, solo pagaban los no musulmanes (judíos y mozárabes), pero con el tiempo, debido a la necesidad de ingresos, también debían pagar impuestos los muladíes (cristianos convertidos al islam).
    • Creación de un ejército permanente, responsable de la expansión militar y el control de las fronteras. Sus mandos fueron fundamentalmente árabes. Muchos soldados eran mercenarios bereberes y esclavos; entre estos, destacaron los eslavos, quienes formaron parte de la guardia personal de emires y califas. Algunos fueron emancipados y ocuparon puestos importantes en el ejército y en la administración.

    Hubo sublevaciones en contra de la centralización. En la época de Al-Hakam, las provincias fronterizas se sublevaron con el fin de independizarse; también lo hicieron los muladíes cordobeses debido a la presión fiscal. En tiempos de su hijo Abderramán II, los cristianos cordobeses también se sublevaron, debido a la intransigencia religiosa. Murcia fue fundada por él en el 825.

  3. Califato de Córdoba (929-1031)

    Abderramán III subió al poder en el 912 y puso fin a las rebeliones internas. La más costosa, que se prolongó durante 30 años, fue la protagonizada por el muladí Hafsun, quien se rebeló contra Abderramán III en Ronda. También frenó el avance cristiano en la meseta norte. En el 929, se autoproclamó califa y se independizó religiosamente del califa de Bagdad. Fortaleció Al-Ándalus interna y externamente: se enfrentó a los fatimíes del norte de África y los frenó, y se impuso a los cristianos, quienes pagaban impuestos a cambio de controlar las razzias (expediciones) de sus tropas en territorios cristianos.

    Con su hijo Al-Hakam II, el esplendor continuó, convirtiendo a Al-Ándalus en la sociedad culturalmente más avanzada de su época. Al-Ándalus se convirtió en el puente entre Oriente y Occidente. Debido a la excesiva presión fiscal, algunos caudillos militares acumularon mucho poder, como Almanzor, quien se convirtió en un verdadero dictador bajo el califato de Hisham II. Su poder provenía de los éxitos militares contra los cristianos. Tras su muerte, reaparecieron las luchas internas, lo que llevó a la desintegración del califato en el año 1031.

  4. Reinos de Taifas e Invasiones Norteafricanas (1031-1248)

    El Califato de Córdoba desapareció en el año 1031, dando lugar a la formación de los reinos de taifas, estados independientes que se diferenciaban por su composición étnica: taifas árabes (Córdoba, Badajoz, Sevilla, etc.); bereberes (Málaga, Granada, etc.); y taifas eslavas (Valencia, Murcia, etc.). Esta división evidenció una debilidad que fue aprovechada por los reinos cristianos, quienes llegaron a exigir el pago de parias a cambio de su protección.

    • Los Almorávides

      Los almorávides (un imperio norteafricano) llegaron a la península para ayudar a los musulmanes cuando el rey Alfonso VI ocupó Toledo (1085). Lograron frenar la Reconquista cristiana y unificaron Al-Ándalus, que pasó a formar parte de su imperio. Su éxito fue efímero; en pocos años, sus enemigos y problemas crecieron. El rey Alfonso I de Aragón ocupó Zaragoza, y en el norte de África surgieron los almohades, quienes lucharon contra los almorávides. En 1140, el imperio se desintegró, dando lugar a unas segundas taifas.

    • El Imperio Almohade

      El imperio almohade (1147) unificó nuevamente Al-Ándalus, derrotó al rey cristiano Alfonso VIII en la batalla de Alarcos (1195), pero fue derrotado por los cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa (1212). El imperio almohade cayó frente a los benimerines en 1224, y Al-Ándalus se dividió en nuevos reinos de taifas, de los que solamente sobrevivió el Reino Nazarí de Granada.

  5. Reino Nazarí de Granada (1248-1492)

    En Andalucía oriental, gobernó la dinastía nazarí, de origen sirio y colaboradora de Fernando III de Castilla en su lucha contra los almohades. Dominaron un territorio que ocupaba parte de las actuales provincias de Almería, Granada y Málaga. La existencia de este reino se prolongó desde el siglo XIII hasta 1492, gracias a su ubicación en un territorio montañoso, al apoyo de los benimerines y a los problemas internos de Castilla. Su principal muestra de arte fue el Palacio de la Alhambra. En 1492, los Reyes Católicos culminaron la Reconquista, tomando este último reino musulmán.

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