La Lírica y el Teatro Posteriores a 1936
La literatura española después de 1936 estuvo marcada por la Guerra Civil, el franquismo y el exilio, lo que generó censura y aislamiento cultural. A lo largo del tiempo, evolucionó en distintas etapas.
Década de los 40: Existencialismo y Censura
La posguerra trajo una literatura centrada en la angustia existencial y la religión.
Poesía
- Poetas desarraigados: Expresaban su descontento con el mundo mediante un lenguaje sencillo y verso libre. Destacan Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, Gabriel Celaya y Blas de Otero. Obras clave: Hijos de la ira (Dámaso Alonso) y Sombra del paraíso (Vicente Aleixandre).
- Poetas arraigados: Cercanos al franquismo, usaban formas clásicas y exaltaban valores tradicionales. Representantes: Luis Rosales, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y José García Nieto.
Teatro
Predominaba la comedia de salón, con autores como José María Pemán, Joaquín Calvo Sotelo y Luca de Tena. Surgió también un teatro cómico innovador con Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura, aunque con dificultades iniciales.
Décadas de los 50-60: Literatura Social y Compromiso Político
La censura se relajó ligeramente, permitiendo la denuncia social en la literatura.
Poesía
- Poesía social: Denunciaba la desigualdad con un lenguaje accesible. Autores clave: Blas de Otero (Pido la paz y la palabra), Gabriel Celaya (Cantos íberos) y José Hierro (Quinta del 42).
- Generación del 50: Evolucionaron desde la poesía social a una más personal e introspectiva. Destacan Jaime Gil de Biedma, Ángel González, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente y José Agustín Goytisolo.
Teatro
A pesar de la censura, surgieron dramaturgos comprometidos con la realidad social. Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera) y Alfonso Sastre (La mordaza) lideraron esta corriente. En los 60, la Generación realista incorporó lenguaje coloquial y personajes colectivos, con autores como Lauro Olmo (La camisa), José María Rodríguez Méndez (Los inocentes de la Moncloa) y José Martín Recuerda (Las salvajes en Puente San Gil).
Década de los 70: Renovación Formal
La literatura mantuvo el interés por los temas sociales, pero con mayor experimentación.
Poesía
Apareció el grupo de los Novísimos, caracterizado por su innovación y referencias a la alta y baja cultura. Destacan Pere Gimferrer, Martínez de Sarrión y Guillermo Carnero.
Teatro
Se renovó con grupos independientes como “Els Comediants”, “La Fura dels Baus” y “Els Joglars”, que integraban elementos visuales y sonoros en sus montajes.
Desde 1975 hasta la Actualidad: Diversificación de Tendencias
El fin de la dictadura trajo una gran variedad de estilos en poesía y teatro.
Poesía
- Postnovísimos: Combinaban tradición e innovación (Luis Antonio de Villena, Blanca Andreu, Luis Alberto de Cuenca).
- Poesía sensualista: Destacaron poetas como Ana Rossetti y Aurora Luque.
- Poesía del silencio: Abstracción y concisión (Jaime Siles, Andrés Sánchez Robayna).
- Poesía de la conciencia: Crítica social con lenguaje directo (Antonio Orihuela, Jorge Riechmann).
- Poesía de la experiencia: Temas cotidianos y urbanos (Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes, Jon Juaristi).
Teatro
Creció gracias al Centro Dramático Nacional. Autores clave: José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro), Fermín Cabal (Caballito del diablo), Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!), Fernando Fernán Gómez (Las bicicletas son para el verano). En el ámbito comercial, destacaron Ana Diosdado (Los ochenta son nuestros) y Adolfo Marsillach (Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?). También hubo auge del teatro alternativo y los musicales.
La Novela Española de 1939 a 1975
La Guerra Civil (1936-1939) supuso la absoluta paralización de toda actividad literaria. Durante los años del conflicto apenas se escribieron novelas y, además, muchos escritores marcharon al exilio, constituyendo la llamada «España peregrina», cuyos novelistas más significativos fueron Max Aub (El laberinto mágico) o Francisco Ayala (Muertes de perro). La producción literaria de estos narradores no pudo apreciarse en nuestro país hasta pasados muchos años. Por otra parte, la intervención de la censura condicionó la labor creadora de los novelistas de la inmediata posguerra y de la década de los cincuenta.
La Novela de los Años Cuarenta
Durante los primeros años de la posguerra se publican novelas «triunfalistas» que relatan la guerra desde el punto de vista de los vencedores (Gonzalo Torrente Ballester, Javier Mariño) o novelas de evasión que tratan asuntos sentimentales. Sin embargo, el renacer de la novela española se lleva a cabo con la novela existencial. Este tipo de novela intenta ser reflejo amargo de la vida cotidiana. Sus temas habituales son la soledad, la frustración de las ilusiones; el autor centra su atención en el personaje protagonista y con él ofrece todo su mundo interior.
Tres obras:
- La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela (1942). Inicia la corriente del «tremendismo«, al profundizar el relato en los aspectos más crudos y sórdidos de la realidad.
- Nada de Carmen Laforet (1944). Es una novela de tono existencialista y a través de su joven protagonista, Andrea, se muestra la sociedad barcelonesa de la época de un modo amargo y directo.
- La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes (1948).
La Novela de los Años Cincuenta
Se produce un renacimiento del género narrativo. Ahora el novelista centra su atención en la situación de la España del momento. Toma forma el realismo social: el autor hace una crítica de las condiciones de vida y de las circunstancias sociopolíticas que definen la posguerra. El primer impulso lo da Camilo José Cela con La colmena (1951), mostrando el Madrid de la posguerra. También destaca Miguel Delibes con El camino (1950). A ellos se les une una nueva Generación de narradores, la llamada «Generación del medio siglo«, que reflejan y denuncian la situación social.
Dos tendencias:
- Tendencia social. Trataron temas como el egoísmo de la burguesía, la dura y mísera vida del campo, la explotación del proletariado, el éxodo rural y la vida en los suburbios. Algunas obras destacadas son: Tormenta de verano, de J. Hortelano; Dos días de septiembre, de Caballero Bonald; La resaca, de Goytisolo.
- Tendencia objetivista. Los escritores consideraban que la realidad implicaba también las vivencias personales del individuo, lo que les permitió mostrar temas como la soledad, la frustración o la decepción.
La Novela de los Años Sesenta
En los años sesenta se produce el agotamiento de la novela social y aparecen nuevos modelos narrativos inspirados en los grandes novelistas extranjeros (Joyce, Kafka, Proust, Faulkner, etc.). Esta época es la del experimentalismo, renovando completamente las técnicas narrativas. Las más destacadas son:
- Narrador cambiante (omnisciente, en primera persona, en segunda persona…).
- La importancia del monólogo interior.
- La ruptura de la secuencia cronológica provocada por las elipsis y saltos en el tiempo.
- El argumento deja de tener importancia y pasa a ocuparlo la anécdota.
La novela más relevante fue Tiempo de silencio de Luis Martín Santos (1962). Aunque el contenido es de carácter social, se incluyen grandes novedades como la ironía y el humor. El tono existencial y simbólico reflejan una sociedad y una existencia vacías. Otras obras importantes son: Cinco horas con Mario de Miguel Delibes, Señas de identidad de Juan Goytisolo.
La Novela de los Años 70 (1970-1975)
Durante los primeros años de la década de los setenta, la narrativa española sigue la senda experimentalista, aunque con un progresivo retorno a la comunicabilidad. Destacan autores como Juan Marsé (Si te dicen que caí, 1973) y Juan Benet (Volverás a Región, 1970).