Choque Cultural y Crítica de la Moda: La Visión Irreverente de la Masculinidad Tradicional


Actitud y Carácter: Elogio a la Gente de Aragón

Buenos días. Ya sabéis cómo soy yo: me gustan las cosas con actitud, como tienen que ser. Me gusta la gente que le *echa* a la vida, pues, lo que hay que *echarle*: al pan, pan, y al vino, vino. Por eso soy una persona a la que le caen muy bien las personas de Aragón, los *maños*. Me caen muy bien, son gente con actitud, con fuerza, con energía.

Hay que desterrar ciertos tópicos: que son cabezotas, que son testarudos, que son erre que erre. ¡No! Tienen razón, y si no, se la tienes que dar, porque te pueden poner la cabeza como un bombo. No se puede discutir con alguien que para decir «no» dice «sí, por los cojones». Es imposible.

El Fenómeno de los Metrosexuales: ¿De Dónde Han Salido Estos Moñas?

Por eso, en un territorio donde existen los maños y donde hemos visto a Alfredo Landa persiguiendo tías en Benidorm, no puede existir el fenómeno de los metrosexuales. ¿Estos moñas de dónde han salido? Porque dicen unas cosas…

«Es que nosotros nos cuidamos»

O sea, ¿yo no me cuido? Yo me como una morcilla de Burgos bien frita con un Ribera y una torta de aceite para untar, ¿y no me cuido? ¡Te cuidas tú! Y luego, unas pintas… unos tíos con más tetas que Rocío Jurado, con menos pelos que un azulejo, ¡por el amor de Dios! Y son muy cotillas.

Encuentro en el Gimnasio

Yo el otro día fui al gimnasio (un día que fui a vaciar la taquilla) y me encontré con unos cuantos en corrillo. Me viene uno a preguntar:

  • —¿Usas cremas?

—¿La sobrasada es crema? Si es así, pues un kilo a la semana. Y el alioli, con una hormigonera. Como haya arroz, me pingo hasta el culo, me lo unto por el cuerpo.

Y siguen los tíos preguntándome:

  • —¿Tienes personal trainer?

—¿Lo cualo? —dice— Entrenador personal. Y le digo yo: —Yo sé sudar solo, bonito.

Vino otro y me dice:

  • —¿Tomas uva?

—De las dos, de la Ribera y la Rioja. Me pingo hasta la maza.

Y ya el último me remató. Me dice:

  • —¿Te haces las cejas?

—¿Al pil pil o a la vizcaína? ¿Qué quieres que te cuente?

El Fútbol y el Tren Superior

Están desubicados. No hablan de fútbol como nosotros: «Ha sido falta, ha sido penalti, menudo tío guarro, hay que expulsarle». No. Estos hablan de fútbol así:

  • «¿Has visto al *Cris*? Porque Cristiano para ellos es *Cris*, que parece que han estudiado con él.»
  • «El tren superior está trabajando mucho el *press* de barra.»
  • «Series de 15 con carga masiva.»

Otro se arranca con: «Me encanta la diadema de Özil». Y otro llega: «Me voy a hacer el planchado japonés de Falcao».

Me dieron ganas de decirle: «Yo he salido de copas con Raúl González, para que te enteres de lo que es el fútbol y lo que es la vida». ¡Están atontados!

La Angustia de Ir de Compras: El Síndrome del Probador

Luego van de compras. Que ahora los tíos van de compras, de *shopping*. ¿Pero qué me estás contando? Hay algo más angustioso para un tío que ir de compras. Yo con los pantalones no puedo, tengo un síndrome que me entra en los probadores, que me entra una angustia. Y siempre hago lo mismo: me pongo delante del dependiente y le digo: «¿Ves estos pantalones? La 38, uno negro y uno azul. La 32 de largo. Ya le meto yo el bajo, no te preocupes. Dámelos».

El otro día me han partido el corazón. Me dicen: «Ya no se hace este modelo». ¿Qué me estás diciendo? Y me dice: «Se hacen, pero vienen con cuatro piernas». Y digo: «¿Y qué hago yo con las dos que sobran?». Y me dice: «No, no, es que es el corte. Es que ahora tenemos el *loose fit*, el *boot cut*, el *comfort* y el *classic trench*».

Y yo: «Dame los cuatro».

La Odisea de Probarse Pantalones

Total, que me fui a los probadores:

  1. El primero no me pasó del tobillo.
  2. El segundo me rasgó la piel con una cremallera, porque les ponen cremallera donde no hay que ponerla.
  3. El tercero me hacía un paquete que parecía eso el Roscón de Reyes.
  4. Y ya el cuarto ni me lo probé.

Le dije al de la tienda: «Voy a ir a comprarme los pantalones con mi abuelo. Unos pantalones de caballero, como tienen que ser».

El Espectáculo del Pantalón Cagonero

Se veía venir. Yo lo noté muy rápido cuando apareció ese modelo del pantalón *cagonero*, ese escurrido que va abajo. Eso… se ve todo el Desfiladero de Pancorbo, todo el ancho de Castro Urdiales. ¡Por favor, qué espectáculos tan tristes los que se están viendo!

La Anécdota de los Callos

Hace poco estaba comiendo en un restaurante, comiendo tranquilamente. Estaba comiendo unos callos que yo mismo me sentía ternera, lo que es entrar en conexión con el plato: una densidad, la crema, los callitos, ese aroma picantito, la boca resentida. Una cosa espectacular, poesía misma en plato. Mi vino tinto, mi pan para mojar. Bueno, que estaba en la gloria.

Bueno, que levanté la mirada para dar gracias al Altísimo y me encontré con una raja del culo de este porte, con todas las hormigas bajando del árbol. Le dije al *maître*: «Vete tú, que como vaya yo le clavo el tenedor en el omóplato y salimos en las noticias».

¡Por favor, qué pantalones, qué modas! No me digáis que cuando veis un pantalón de estos no os dan ganas de tirar para arriba bien y subírselo. Si no sabes dónde tienes el culo, ¿dónde vas a tener la cabeza?

La Tiranía del ‘Fit’ y la Experiencia Abercrombie

Y luego la cabeza: esos pelos, un día para un lado, otro día para otro, unos mohicanos como el Neymar ese. Yo creo que llevan la cabeza para llevar los auriculares esos gordos que parecen la Dama de Elche. ¡Por favor, hombre, basta ya!

Y luego la ropa tiene que ser *fit, fit, fit*, pero de lo más *fit* que te asfixie. *Fit, fit, fit*.

Yo he ido a una tienda aquí en Madrid, Marqués de Salamanca, Abercrombie. He entrado y han saltado las alarmas: «¡Un gordo, un gordo ha entrado! ¡Ouououououou!». Han montado un pollo. He entrado para dentro. Oye, que me ha puesto el de seguridad la escopeta allí. Y yo: «Tss, tranquilo, gordo no, con barriguita».

Me han rodeado cuatro granjeros sin camiseta, unos moñas, y me dicen: «¿Viene a probarse nuestra ropa?». Y yo: «Vengo a estallarla».

Me puse tres camisas a la vez y *ratatatatatata*. Han salido botones hasta la caja registradora. Me han echado, me echó la policía, y me he dado cuenta de lo que me gusta a mí es viajar.

Viajes y Choques Culturales

Dubai: Dinero por Castigo

He estado en Dubái, que es un país donde les sobra la pasta. Ahí tienen dinero por castigo. Yo pagaba con dinero del Monopoly y ni se enteran. No hay Euromillones, no hay Bonoloto, no hay Primitiva. ¿Por qué? ¿Por la legislación? ¡No! Porque no les hace ilusión. «¿Que te ha tocado 500.000 euros?». Lo que jugaban es que les da igual.

Lo único que vi abierto así de jugarse el dinero: un bingo. Voy a ver cómo juegan al bingo estos. Bueno, el primero que llega compra todos los cartones, se sienta con dos rotuladores gordos y el resto mirando. «Anjwehbedhn, salimos para bingo. El tres, línea, bingo, cartón. Lo tengo yo». ¡A tomar por saco! Mucha pasta tienen.

Londres: El Clima y la Barrera Lingüística

Luego he estado en Londres. Si no es imprescindible, no vayáis, por el amor de Dios. ¡Qué temperatura! Te llueve en una oreja, se te escarcha la otra, te ha granizado una rodilla, te da el sol en la barriga. ¿Pero qué es esto?

Porque un país que no tiene pan, no tiene civilización. Pan de molde tienen. Y yo, en todo caso, llámalo *molde pan*. Pan es lo nuestro, esas piezas que a pellizcos te la vas comiendo y cuando llegas al ascensor tienes que ir a por otra porque te la has fumigado.

Y luego, que no hacen ningún esfuerzo por entenderte. Yo tuve un disgusto. Vi un tío por la calle y le dije:

—*Hey mister, please come here, thank you very much. May I have your attention? It’s just for a minute. I want to go to Buckingham Palace.*

Y me dice: —*I don’t understand.*

Y yo: «Venga, no me fastidies, que te lo he clavado, que esto es un nueve de Oxford». Te lo voy a repetir:

—*I want to go to Buckingham Palace.*

Y él: —*Sorry, I don’t understand.*

Y yo le enseño la foto y digo: —¡Aquí, coño, aquí!

Y me dice el pavo: —*Ok, that’s right. That’s Buckingham Palace.*

Es para darle un tortazo con toda la mano abierta, ¿o no es para darle un tortazo?

La Undécima: Comunicación Universal

Ahora vais a ver la diferencia. El día de la Undécima (la final de la Champions), yo estaba aquí en Madrid, en el Retiro, y vi a lo lejos una zanahoria humana con pelo que era cobre arrancado, con la camiseta de Cristiano. Un inglés con una castaña que venía por dos calles a la vez de la borrachera que llevaba. Y me hace así. Y yo me acerco, porque es un tío de fuera y hay que ayudar.

Y me dice: —*La plaza de la Cinbelengo de la gjweyqgnd…*

¿Y qué me cuesta a mí hacer una traducción simultánea? Anglosajón mamao a castellano. Y le dije: —La Plaza, la de Cibeles, *mister*.

Y me dice: —*Ok.*

Y le digo: —*No problem. Go straight down and enjoy a Neptuno.* (Le mandé para que conociera a los del Atleti). ¡A la, venga, muchas gracias!

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