El Popol Vuh y la Cosmovisión Maya Quiché
El Popol Vuh es el mito de creación del pueblo maya quiché. Este mito cosmogónico no sólo explica cómo se inició todo, sino también por qué el hombre y los demás seres son como son y por qué siguen un determinado comportamiento. El mito constituye la tradición y la pauta de comportamiento de cada comunidad (De la Garza, 2002).
El origen del cosmos ha sido una interrogante común a todas las culturas. Los pueblos se han explicado el universo como un orden decidido por seres divinos; así surge el mito cosmogónico, como una historia sagrada, como el relato del primer acontecimiento que tuvo lugar en un tiempo estático. Esta narración, sea oral o escrita, se da en un lenguaje simbólico porque expresa una vivencia especialmente emocional y valorativa del mundo (De la Garza, 2002). A principios del siglo XVIII, el Padre Fray Francisco Ximénez conoció un libro escrito por los indios maya quiché pocos años después de la conquista española, en lengua quiché, con auxilio del alfabeto castellano. El Padre Ximénez lo tradujo al español. En este texto se menciona que existía antiguamente un libro llamado Popol Vuh que narraba la creación del mundo y de los hombres. En el siglo XIX, llegó a Guatemala Brasseur de Bourbourg quien adquirió el manuscrito del Padre Ximénez. Luego, en Francia, publicó un volumen con el título de Popol Vuh, que contiene el texto quiché y la traducción de Brasseur. La versión francesa de Brasseur fue a la vez traducida al castellano y publicada en Centroamérica a fines del siglo XIX.
Elementos Clave del Popol Vuh
Axis Mundi (Eje del Mundo)
Para las culturas mesoamericanas existe una profunda unidad entre hombre, naturaleza y dioses, componentes del cosmos. Para los pueblos mesoamericanos el ser humano había sido puesto en el mundo para honrar a los dioses, alimentarlos, y morir. Muchos eran los ritos y ceremonias celebrados por los distintos pueblos mesoamericanos para honrar, adorar y alimentar a los dioses, donde hombres y mujeres jugaban un papel fundamental para asegurar la subsistencia. El Popol Vuh tiene como eje central la creación del mundo y de los hombres y mujeres y la relación de éstos con los dioses.
Fertilidad
Las sociedades mesoamericanas, cuya subsistencia dependía fundamentalmente del maíz, tenían una estrecha relación con la tierra en su organización de la vida y en su universo simbólico. Este tema queda plenamente tratado en el Popol Vuh. Los dioses crean el mundo, crean a todos los animales, pero los animales no pueden adorar y alimentar a los dioses. Entonces los dioses crean a los distintos hombres: de barro, de madera y de maíz. Y son estos últimos los que perduran y los que darán alimento a los dioses. En el Popol Vuh se ve la importancia del maíz en las sociedades mesoamericanas. La familia era la institución principal dentro del mundo mesoamericano, ya que velaba por la manutención de la vida humana. Para los pueblos mesoamericanos era fundamental que los seres humanos se reprodujeran para que el mundo siguiera existiendo.
Belleza
Los pueblos mesoamericanos tenían sus propios patrones de belleza, los que estaban profundamente normados por lo sagrado. Algunos de estos ideales eran la deformación craneana y la limadura o mutilación de los dientes. La vestimenta y los adornos eran usados para distinguir a los miembros de diferentes pueblos y diferentes clases sociales. Los tocados, adornos y vestimentas eran atributos que hablaban de la identidad de quien los portaba.
Ritual del Juego de Pelota
Uno de los rituales mesoamericanos más complejos era el denominado Juego de Pelota, deporte de carácter sagrado donde los equipos se enfrentaban golpeando una dura pelota de caucho con distintas partes de su cuerpo, sin utilizar pies ni manos. Durante el juego se debía mantener la pelota en movimiento, pues representaba al sol en su eterno viaje por el cielo. A través de este juego se representaba la lucha entre fuerzas contrarias y sucesos naturales opuestos como el día y la noche, la vida y la muerte. Algunas interpretaciones sobre el Juego de Pelota señalan que, finalizado el partido, se sacrificaba al líder del equipo vencido. El individuo que iba a ser sacrificado, era tratado con honores pues se consideraba que había luchado valientemente en la guerra cósmica representada en el juego. Su muerte era parte del orden universal y su sangre derramada alimentaba a los dioses para permitir la vida en el mundo.
En los campos de juego de pelota existen alusiones al inframundo y a la guerra. El juego de pelota servía como una metáfora de los ciclos del sol y de la luna. En el Popol Vuh el Juego de Pelota tiene un rol fundamental, se relaciona con la muerte, con el ciclo del Sol, con el inframundo y los Señores de Xibalbá, con el sacrificio, con los ciclos y la continuidad de la vida y del cosmos. El castigo que reciben los Señores de Xibalbá es que el Juego de Pelota no será para ellos. Así derrotan los hermanos Hunahpú e Ixbalanqué a los Señores del Inframundo.
Muerte
Para los pueblos mesoamericanos la vida era posible gracias a la muerte. La sangre de las víctimas servía para alimentar a los dioses y así asegurar el proceso de los eventos cíclicos.