Epítome Histórico Romano: Desde César hasta Trajano


Preparativos Militares en Hispania

Tomada esta determinación, exigen jinetes y tropas auxiliares, Petreyo a toda la Lusitania, Afranio a la Celtiberia, a los cántabros y a todos los bárbaros que se extienden hasta el Océano. Una vez reunidas estas tropas, Petreyo se dirige rápidamente al encuentro de Afranio y deciden de común acuerdo hacer la guerra en las proximidades de Ilerda por las propias ventajas del lugar.

Desafíos Naturales y Logísticos

Sucedió además un percance inesperado. En efecto, se levantó una tormenta tan grande, que se daba por cierto que nunca habían sido más torrenciales la lluvias en aquellos lugares. Pero es que entonces arrastró consigo la nieve de todas las montañas y rebasó las orillas más altas del río, y los dos puentes que había hecho Gayo Fabio los cortó en un solo día. Este accidente causó grandes dificultades al ejército de César.

Apoyo Local a César

Entre tanto, los oscenses y los calagurritanos, que eran tributarios de los oscenses, envían legados a César y se ofrecen a cumplir lo que les ordene. A éstos les siguen inmediatamente los tarraconenses, jacetanos y ausetanos y, pocos días después, los ilurgavonenses, que lindan con el río Ebro. A todos estos les pide que le ayuden con grano.

El Asesinato de César

Desde allí César, una vez apaciguadas las guerras civiles por todo el orbe, regresó a Roma. Empezó a actuar con bastante insolencia y en contra de la acostumbrada libertad de los romanos. Ejecutando acciones rayanas en la tiranía, se tramó una conjuración contra él por parte de sesenta o más senadores y caballeros romanos. Consiguientemente César, cuando acudió a la curia en medio de otros un día de reunión senatorial, fue cosido con veintitrés puñaladas.

El Fin de Antonio y Cleopatra

Antonio, después de repudiar a la hermana de Octavio, se casó con Cleopatra, reina de Egipto. Fue vencido por Augusto en la famosa y célebre batalla naval de Accio, lugar situado en el Epiro. De ella escapó a Egipto y, en situación desesperada, puesto que todos se pasaron a Augusto, se quitó la vida. Cleopatra se lanzó un áspid y murió con su veneno.

Reconocimiento y Homenaje a Augusto

Los escitas y los indos, a quienes antes el nombre de los romanos les era desconocido, le enviaron regalos y legados. Fue tan grande su afecto entre los bárbaros, que sus reyes, aliados del pueblo romano, fundaron ciudades en su honor, que llamaron Cesareas, como [la fundada] en Mauritania por el rey Juba y en Palestina.

El Reinado de Tiberio

Tiberio gobernó el Imperio con enorme desidia e insoportable crueldad, avaricia criminal y torpe desenfreno. Pues en ninguna parte luchó él en persona, sino que dirigió las guerras por medio de sus legados. Éste a los veintitrés años de su reinado, a los setenta y ocho de edad, murió, para gran alegría de todos, en Campania.

El Reinado de Calígula

Le sucedió Calígula, el más criminal y aciago, y que incluso llegó a justificar las ignominias de Tiberio. Emprendió la guerra contra los germanos, pero después de penetrar en el territorio de los suevos no llevó a cabo ninguna acción resueltamente. Cometió incesto con sus hermanas, de una [de las cuales] incluso reconoció a una hija. Como se mostraba inhumano con todos por su enorme avaricia, lujuria y crueldad, fue asesinado en palacio a los veintinueve años de edad.

El Reinado de Claudio

Tras éste vino Claudio, tío paterno de Calígula. Éste fue un emperador medianamente capaz, que despachó muchos asuntos con calma y moderación, [y] algunos con crueldad e insensatez. Llevó la guerra a Britania, adonde ningún romano había llegado después de Gayo César, y después de someterla por medio de Gneo Sencio y Aulo Plocio, ilustres y nobles varones, celebró un famoso triunfo.

El Reinado de Nerón

A éste le sucedió Nerón, quien deshonró y empequeñeció el Imperio Romano. Asesinó a la inmensa mayoría de los senadores, [y] fue enemigo de todos los hombres de bien. Finalmente llegó a exbibirse con tanta desvergüenza que bailaba y cantaba en la escena en hábito tan pronto de citarista como de actor trágico. Incendió la ciudad de Roma para poder contemplar la imagen de un espectáculo cual el de la Troya que antaño había ardido después de ser tomada.

El Reinado de Trajano

Le sucedió Ulpio Trajano, nacido en Itálica, en Hispania, de familia más antigua que ilustre. Amplió a lo largo y a lo ancho las fronteras del Imperio Romano, que después de Augusto más había sido defendido que ampliado. Reconstruyó las ciudades al otro lado del Rhin, en Germania. Sometió la Dacia, después de vencer a Decébalo, [y] se creó una provincia al otro lado del Danubio en estas tierras.

El Legado de Trajano

Tan grande fue el recuerdo que quedó de él, que hasta nuestros días no se aclama en el senado a los emperadores [electos] de otra manera, sino con un: «[Que seas] más dichoso que Augusto, [y] mejor que Trajano». Hasta tal punto prevaleció en él su fama de bondadoso, que proporciona el ejemplo más oportuno de magnificencia tanto a los aduladores como a los que lo alaban con sinceridad.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *