Modelos de Repoblación y Estructura Social Medieval
Los modelos de repoblación empleados fueron diversos, adaptándose a las necesidades y características de cada territorio durante la Reconquista:
- Presura: Consistía en la ocupación de tierras sin dueño reconocido, especialmente en las zonas más peligrosas, como el Valle del Duero. Se permitía a los campesinos ocupar estas tierras como hombres libres, fomentando así el asentamiento y la defensa del territorio.
- Concejos: Se crearon concejos que recibían un alfoz (territorio adscrito). Los reyes otorgaban fueros y cartas puebla, documentos que reconocían privilegios y libertades a los pobladores, especialmente en la zona entre los ríos Duero y Tajo.
- Órdenes Militares: En las zonas de frontera, las Órdenes Militares (como las de Santiago, Calatrava o Alcántara) dividían la tierra en encomiendas, al frente de las cuales se situaba un comendador. La estructura de propiedad predominante en estas áreas era el latifundio ganadero, dada la inseguridad y la necesidad de grandes extensiones para el pastoreo.
- Repartimientos: Tras una conquista, los bienes obtenidos se repartían entre los participantes según el tamaño y valor, en función del rango social del receptor.
- Señoríos: Los territorios repartidos por el rey a un particular o una institución recibían inicialmente el nombre de señoríos territoriales. Sin embargo, a partir del siglo XII, muchos de estos pasaron a ser señoríos jurisdiccionales, lo que implicaba que el señor ejercía justicia y gobierno sobre sus habitantes.
La Sociedad Estamental Medieval
La sociedad medieval estaba rígidamente dividida en tres estamentos, cada uno con sus propias leyes (fueros) y un régimen económico diferenciado, lo que definía una clara división social:
- Defensores (Nobleza): Transmitida por linaje, se dividía en alta nobleza (grandes señores, duques, condes) y baja nobleza (hidalgos, caballeros). Su función principal era la guerra y la defensa del territorio.
- Oradores (Clero): Con importantes privilegios judiciales y fiscales, también se diferenciaba en alto clero (obispos, abades) y bajo clero (curas, monjes). Su función era la oración y la administración de los sacramentos.
- Labradores (Campesinos y Pueblo Llano): Aunque constituían la mayoría de la población, eran el estamento no privilegiado. Protagonizaron revueltas, como la de los payeses de remensa en Cataluña, buscando mejorar sus condiciones.
Además, coexistían minorías importantes como judíos y mudéjares (musulmanes que vivían en territorios cristianos), con sus propias leyes y costumbres. En la clase urbana, que fue ganando importancia, se situaban los artesanos y mercaderes, pilares de la incipiente economía comercial.
La Baja Edad Media: Estructuras Políticas Peninsulares
Durante la Baja Edad Media, todos los reinos peninsulares compartían una estructura política similar, basada en tres instituciones fundamentales: la monarquía, las Cortes y los municipios, aunque cada reino presentaba sus propias particularidades.
La Corona de Castilla
En Castilla, la monarquía se fortaleció progresivamente. Para gobernar, el rey se apoyaba en una compleja administración:
- Administración Central: Compuesta por la Curia Regia (que evolucionaría hacia el Consejo Real), la Audiencia (órgano de justicia), la Hacienda y la Corte (centro de la vida política y social).
- Administración Territorial: Se organizaba en merindades y adelantamientos, demarcaciones territoriales con funciones administrativas y militares.
- Administración Local: Basada en los concejos y regidores, que gestionaban los asuntos municipales.
La Corona de Aragón
La Corona de Aragón era una unión de reinos (Aragón, Cataluña, Valencia y el Reino de Mallorca, entre otros), cada uno con sus propias instituciones y leyes particulares. El poder real era más débil debido al pactismo, un sistema por el cual se respetaban los fueros y privilegios de cada territorio, otorgando gran libertad y autonomía a los nobles en sus señoríos.
- Administración Central: Incluía el Consejo Real, las Cortes (con mayor poder que las castellanas), la Hacienda, la Audiencia y la Corte.
- Administración Territorial: En cada reino, el rey tenía un gobernador. Los territorios se dividían en honores y, en Cataluña, en veguerías.
- Administración Local: Los concejos o municipios estaban controlados por las oligarquías ciudadanas.
El Reino de Navarra
En Navarra, las instituciones representativas clave fueron:
- El Rey.
- Las Cortes.
- El Consejo Real.
- La Corte General.
- La Cámara de Comptos (encargada de las finanzas).
Navarra mantuvo una política de alianzas para preservar su independencia. Se unió a Francia desde finales del siglo XIII hasta mediados del siglo XIV para mantenerse independiente de Castilla y Aragón. Finalmente, Navarra se incorporó a Castilla en 1512 bajo el reinado de los Reyes Católicos, pero conservó su condición de Reino y sus instituciones privativas, lo que le otorgó una singularidad dentro de la Monarquía Hispánica.
Las Reformas Borbónicas y el Comercio Americano
Tras la pérdida de gran parte de sus posesiones europeas, España, bajo la dinastía Borbón, se centró en el control y la explotación de sus territorios americanos. Este enfoque buscaba aumentar el comercio transatlántico como medio para regenerar la economía peninsular.
Fomento del Comercio Americano
Para fomentar el comercio con América, los Borbones implementaron diversas medidas:
- Creación de una marina comercial y de guerra robusta para proteger las rutas y el tráfico.
- Establecimiento de la libertad comercial, que permitió el comercio directo con América desde cualquier puerto español (inicialmente entre 1765 y 1778, y luego generalizado).
Estas reformas provocaron que América experimentara un periodo de prosperidad, evidenciado por un notable aumento de su población (de 11 a 16 millones de habitantes). Se incrementó el tráfico mercantil con España: América importaba manufacturas y exportaba materias primas. Sin embargo, la llegada de metales preciosos a la península disminuyó debido al agotamiento de las minas.
Descontento y Crisis
La situación empeoró a finales del siglo XVIII debido a varios factores:
- La incapacidad de España para abastecer completamente las crecientes demandas de América.
- La creciente insatisfacción de los criollos (descendientes de españoles nacidos en América) con la política borbónica, que mantenía el monopolio comercial y aumentaba el control del gobierno colonial desde la península, limitando su participación y autonomía.
La Nueva Monarquía Borbónica: Centralización y Administración
La política implementada por la dinastía Borbón en España imitó en gran medida los modelos franceses, caracterizándose por un fuerte impulso centralizador y absolutista.
Principios de la Monarquía Borbónica
- Absolutismo Monárquico: El rey concentraba todo el poder. En 1713, Felipe V aprobó la Ley Sálica, que impedía reinar a las mujeres, asegurando la sucesión masculina al trono.
- Centralización Política: Una de las medidas más significativas fueron los Decretos de Nueva Planta. Felipe V los aprobó para Aragón y Valencia en 1707, y para Cataluña y Mallorca en 1716, como represalia por el apoyo de estas regiones al archiduque Carlos de Austria durante la Guerra de Sucesión Española. Estos decretos abolieron los fueros, instituciones y privilegios de la Corona de Aragón, lo que limitaba la autonomía de estos territorios y sirvió para establecer la uniformidad jurídica de toda España bajo las leyes de Castilla.
Reorganización Administrativa
La organización administrativa se dividió en tres niveles, buscando una mayor eficiencia y control real:
- Administración Central: Se suprimieron los antiguos Consejos (excepto el de Castilla) y se crearon las Secretarías de Estado o de Despacho. Eran órganos unipersonales, dirigidos por un Secretario de Estado, y sus competencias abarcaban todo el territorio español.
- Administración Regional: Se crearon las Intendencias, al frente de las cuales estaba el intendente, nombrado directamente por el rey. Los intendentes tenían amplias competencias en justicia, política, recaudación de impuestos y asuntos militares.
- Administración Local: Se extendió por toda España el modelo castellano. En cada municipio, el corregidor, también nombrado por el rey, era la máxima autoridad local.
En resumen, hubo una profunda reforma política y administrativa, orientada a fortalecer el poder real y unificar el Estado. Sin embargo, esta reforma fue más limitada en el aspecto social. La liberalización del comercio americano, mencionada anteriormente, favoreció especialmente la producción y exportación de productos desde regiones como Cataluña, impulsando su desarrollo económico.
Sociedad y Economía en la España del Siglo XVIII
El siglo XVIII en España, bajo la influencia de la Ilustración y las reformas borbónicas, experimentó importantes transformaciones en su estructura social, económica y cultural.
Demografía y Agricultura
- Recuperación Demográfica: Se produjo una notable recuperación demográfica en España, con un crecimiento significativo de la población, especialmente en las zonas de la periferia peninsular en contraste con el centro.
- Agricultura: La agricultura española, base de la economía, sufría por un régimen de propiedad de la tierra arcaico (latifundios, manos muertas, mayorazgos), lo que frecuentemente causaba crisis de subsistencia. Se intentaron diversas reformas agrarias y repoblaciones para aumentar la producción, culminando en el célebre Informe al expediente de la Ley Agraria de Jovellanos en 1794, que diagnosticaba los males estructurales del sector y proponía soluciones.
Comercio e Industria
- Comercio Interior: Era limitado por el predominio del autoconsumo y una infraestructura de transportes deficiente.
- Industria: La política proteccionista de los Borbones y la fundación de Reales Fábricas (manufacturas estatales de lujo o estratégicas) intentaron impulsar la industria. Se buscó romper el monopolio de los gremios y promover el libre comercio, especialmente con las colonias americanas, para estimular la producción.
Cultura e Ilustración
La cultura del siglo XVIII en España estuvo profundamente marcada por la Ilustración. Este movimiento intelectual fomentó la modernización, el uso de la razón y el conocimiento científico para el bienestar social. Figuras destacadas que contribuyeron a la difusión de ideas ilustradas fueron:
- Benito Jerónimo Feijoo: Monje benedictino y ensayista, crítico de las supersticiones y defensor de la razón.
- Gregorio Mayans: Erudito y humanista, promotor de la renovación de los estudios.
En el ámbito artístico y literario, autores como Leandro Fernández de Moratín (teatro neoclásico) y Antonio Ponz (historiador del arte y viajero) destacaron en sus respectivos campos. La arquitectura neoclásica, representada por la sobriedad y monumentalidad de obras de Juan de Villanueva (como el Museo del Prado), y la evolución de la pintura de Francisco de Goya, simbolizaron la nueva estética borbónica y el espíritu de la época.