Ninfas: Divinidades Menores de la Naturaleza
Las ninfas eran muchachas bellísimas y de larga cabellera que habitaban en los bosques, grutas, fuentes, ríos u océanos. Pertenecen a la escala inferior de las divinidades: son capaces de vivir varios siglos sin que el paso del tiempo afecte su belleza, pero no son inmortales. La mayoría son bondadosas y cantan y bailan la mayor parte del tiempo; otras poseen una belleza turbadora que vuelve locos a quienes las contemplan. Tienen numerosos admiradores entre los dioses, sátiros y demás seres mitológicos (también cuentan con rendidos enamorados entre los humanos, naturalmente).
Tipos de Ninfas y su Vínculo con la Naturaleza
2. Las ninfas están muy ligadas a la Naturaleza. Si habitan en un árbol, su forma de hablar parecerá el sonido del viento al mover las hojas; si viven en el mar, se confundirán con la espuma de las olas. La mitología griega distingue varias clases de ninfas según su hábitat:
- Dríades: Son las ninfas de los árboles. Cada árbol tiene su Dríade, que se encarga de que los frutos sean abundantes, de cambiar el color de las hojas en otoño o de llenarlo de flores en primavera. Si la sequía, el viento o una mala poda dañan el árbol, la Dríade lo abandona y este muere.
- Náyades: Son las ninfas de los ríos.
- Nereidas: Son las ninfas de los mares.
- Melíadas: Son las más antiguas y viven en los bosques de fresnos.
Iris es la ninfa del arcoíris, que transporta los mensajes de los dioses; si alguna vez tiene que llevar un recado a un mortal, hace brillar el arcoíris en el cielo y cruza por él hasta encontrar a su destinatario.
El Cuerno de la Abundancia
3. Durante algún tiempo las ninfas disfrutaron del Cuerno de la Abundancia (Cornucopia), que les regaló el dios Zeus. Este cuerno proporcionaba a quien lo poseía toda clase de manjares con solo pedirlos. Con cuerno o sin él, casi todas las ninfas viven plácidamente en plena naturaleza y solo son molestadas de vez en cuando por algún revoltoso sátiro.
Dédalo e Ícaro: El Inventor, el Laberinto y el Vuelo Trágico
1. Dédalo era un artista e inventor ateniense muy hábil que había aprendido su arte con la diosa Atenea en persona. Sin embargo, le aventajaba su sobrino Talos, el cual, siendo aún muy joven, inventó la sierra, el torno de alfarero y el compás. Celoso, Dédalo arrojó a Talos desde el tejado del templo de Atenea en la Acrópolis y lo mató. Por esa razón fue desterrado de Atenas. Halló refugio en la corte del rey Minos, en Creta.
La Construcción del Laberinto
2. Allí, en Creta, construyó para el rey un laberinto. El laberinto era un edificio con incontables pasillos y calles sinuosas abriéndose unas a otras, que parecía no tener principio ni final. Minos quería el laberinto para encerrar en él al Minotauro, el monstruoso hijo de su esposa Pasífae, mitad toro, mitad humano, al que finalmente daría muerte el héroe Teseo.
El Escape Aéreo
3. Después de que Teseo matase al Minotauro, Dédalo perdió el favor del rey y fue encerrado con su hijo Ícaro en el laberinto. Consiguieron escapar de su prisión, pero no podían abandonar la isla, dado que Minos controlaba la tierra y el mar. La única forma de escapar era por el aire, así que Dédalo se puso a trabajar para fabricar alas para él y su joven hijo Ícaro. Enlazó plumas entre sí, empezando por las más pequeñas y añadiendo otras cada vez más largas; las aseguró con cera y le dio al conjunto la suave curvatura de las alas de un pájaro.
La Advertencia y la Caída
4. Cuando al fin terminó el trabajo, Dédalo batió sus alas y se halló subiendo y suspendido en el aire. Equipó entonces a su hijo de la misma manera y le enseñó cómo volar. Cuando ambos estuvieron preparados, Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar. Padre e hijo echaron a volar, pero entonces el muchacho, embriagado de libertad, empezó a ascender como si quisiese llegar al paraíso. El ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y estas se despegaron. Ícaro cayó al mar. Su padre lloró y, lamentando amargamente sus artes, llamó a la tierra cercana al lugar del mar en el que Ícaro había caído Icaria en su memoria.
El Asilo en Sicilia y la Venganza Final
5. Dédalo llegó sano y salvo a Sicilia bajo el cuidado del rey Cócalo, donde construyó un templo a Apolo en el que colgó sus alas como ofrenda al dios. Mientras tanto, Minos buscaba a Dédalo de ciudad en ciudad, proponiendo un acertijo: ofrecía una caracola espiral y pedía que fuese enhebrada completamente. El rey Cócalo, sabiendo que Dédalo sería capaz de resolver el acertijo, buscó al anciano. Este ató un hilo a una hormiga que recorrió todo el interior de la concha, enhebrándola completamente. Minos supo entonces que Dédalo estaba en la corte del rey Cócalo y exigió que le fuese entregado. Cócalo logró convencerlo para que tomase primero un baño y, finalmente, Dédalo lo mató con agua hirviendo aprovechándose del sistema de tuberías existente en el palacio.
