Fundamentos del Pensamiento Clásico y Medieval: Platón, Aristóteles, Agustín y Aquino


Platón

Realidad y Conocimiento

Platón es un autor **dualista**. Entiende que existen dos mundos. Por una parte, el **Mundo Sensible**, compuesto por las realidades materiales que podemos percibir a través de nuestros sentidos, sujeto a cambios e imperfecto; y por otra parte, el **Mundo de las Ideas**, que no se puede captar por los sentidos, sino únicamente mediante la razón o la inteligencia. Las Ideas son universales, perfectas, eternas e inmutables, y existen independientemente de la mente humana.

Utiliza el **Mito de la caverna** para explicar este **dualismo ontológico**. En este mito hay un mundo material, cuyas realidades están compuestas por las sombras de las figuras. Pero estas solo son meras proyecciones de las Ideas, que son perfectas e inmutables, invitando al individuo a utilizar la razón y salir de ese mundo imperfecto.

Platón explica la relación entre estos dos mundos con el término de **participación o imitación**. Las cosas sensibles son como son porque imitan las Ideas. Por ejemplo, existe una única idea de la igualdad en el Mundo de las Ideas, pero al llevarlo al mundo material, cada individuo le da un valor diferente al concepto de igualdad. Existen muchas cosas que pueden llegar a ser iguales, pero no perfectamente iguales. Las Ideas son la esencia de todo, mientras que las cosas materiales son imitaciones de ellas.

En cuanto al origen del mundo material, Platón explica que este mundo ha sido hecho por el **Demiurgo**. El Demiurgo ordena el caos de la materia, que existía desde siempre, y la saca de su estado de confusión, plasmando sobre ella las Ideas.

Para Platón, las Ideas también tienen un orden jerárquico, siendo la más importante la **Idea del Bien**. El Bien es el fundamento ontológico de las Ideas. Solo los que han contemplado la Idea del Bien son capaces de organizar correctamente su vida y la de los demás.

Platón considera que existen dos grados de conocimiento que garantizan distintos niveles de certeza: la *doxa* (**opinión**) y la *episteme* (**ciencia**).

La Doxa (Opinión)

Es un conocimiento de lo sensible, captado por los sentidos y poco fiable. A su vez, se divide en:

  • **Imaginación** (*eikasia*): Se corresponde con las imágenes y sombras de las cosas. Es el conocimiento más imperfecto.
  • **Creencia** (*pistis*): Se corresponde con el conocimiento de las cosas del mundo sensible.

La Episteme (Ciencia)

Es un conocimiento de las realidades del Mundo de las Ideas. Da lugar al verdadero conocimiento y su instrumento es la razón. A su vez se divide en:

  • **Inteligencia discursiva**: Se corresponde con el conocimiento de las realidades matemáticas, heredada de Pitágoras.
  • **Noesis**: Se corresponde con el conocimiento de las Ideas. Consiste en la visión inmediata, intuición intelectual, de las Ideas, saber absoluto, pleno y verdadero. La *noesis* se consigue mediante el método **dialéctico** y la abstracción, la cual permite el paso de lo sensible a lo inteligible.

El conocimiento sensible es captado por los sentidos, mientras que el conocimiento inteligible es propio del alma racional. El alma preexistió en el Mundo de las Ideas, pero en el momento del nacimiento del hombre, las olvida. Platón recurrió a la **teoría de la reminiscencia**, donde el conocimiento consistirá en recordar lo olvidado mediante el método correcto: la **dialéctica**. La dialéctica es el método que permite elevar el grado de conocimiento de lo sensible hasta lo inteligible, recuperando lo ya olvidado y llegar a la Idea del Bien, logrando un conocimiento perfecto.

Antropología

En concordancia con su dualismo ontológico (metafísico), Platón va a defender un **dualismo antropológico**: el ser humano está compuesto por dos tipos de realidades, **cuerpo y alma**.

El filósofo griego tiene una **distinción tripartita del alma**:

  • La **concupiscible**: Engloba los deseos relacionados con las pasiones corporales.
  • La **irascible**: Vendría a ser la voluntad, que es la fuente de las pasiones más nobles como la valentía.
  • La **racional**: Nos impulsa al verdadero conocimiento y a la ordenación de nuestras vidas.

Solo la parte racional, de naturaleza espiritual, es inmortal porque va a seguir existiendo cuando el cuerpo del hombre haya muerto. Entre el cuerpo y el alma no existe más que una unión accidental. El alma debe utilizar su parte racional para controlar la parte irascible y la parte concupiscible.

Esto mismo lo explicita en el **Mito del carro alado**, en el que el auriga, el alma racional, cuenta con un caballo noble y disciplinado, el alma irascible, y otro rebelde e indómito, el alma concupiscible. Al perder el control del caballo rebelde, el cuerpo baja del mundo inteligible al material. Esto supone para Platón que el alma se encuentra encarnada en un cuerpo que es como una cárcel que impide la verdad y el conocimiento.

Platón, para demostrar la inmortalidad, utiliza el **argumento de la simplicidad del alma**. Solo se pueden disolver, y la muerte es disolución, aquellas cosas que por naturaleza son compuestas. El alma, al ser simple, no está sometida a cambios. Tras la muerte, si el alma ha llevado una vida virtuosa, el alma vuelve al Mundo de las Ideas, pero si no ha sido así, el alma se reencarna en otros cuerpos hasta que se complete su purificación (**transmigración**).

El alma es principio de movimiento, principio de vida y principio de toda actividad racional, que es entendida por Platón como el conjunto de actividades psíquicas superiores, propias del hombre.

Ética y Moral

La ética platónica es **eudemonista** e **intelectualista**, tiene como fin buscar la felicidad y aprender lo que es el bien. Este **intelectualismo moral** lo hereda de Sócrates: las malas acciones se cometen por ignorancia y nos impiden llegar a nuestros verdaderos objetivos. La ética finalista es la búsqueda de la **virtud**, lo que nos conduce hacia el bien y la **justicia**.

Existen tres tipos de virtudes, correspondientes al buen ejercicio de las tres partes del alma:

  • La **templanza**: Es el control de la parte concupiscible del alma, la moderación de nuestras pasiones y apetitos corporales.
  • La **valentía**: Es la purificación y virtud del propio carácter y el modo de ser, relacionada con la parte irascible del alma.
  • La **sabiduría o prudencia**: Donde la parte racional debe practicar y conocer las Ideas.

Por lo tanto, concluimos que el hombre debe ser racionalmente prudente, emocionalmente fuerte y corporalmente moderado. Cuando cada una de las distintas funciones del alma se realizan con virtud, entonces ocurre que el alma entera queda “ajustada”, y eso hace que una nueva virtud aparezca, y es la virtud de la **justicia**, que es el estado moral perfecto.

Política

La preocupación última de Platón es la **política**, es decir, la sabiduría al servicio de la ética y la ética al servicio de la política. Su preocupación por este tema fue grande, tras sufrir un fuerte desengaño por parte de la aristocracia ateniense al condenar a su maestro Sócrates, hasta el punto de considerar la democracia como una de las peores formas de gobierno.

Platón entiende que existen tres tipos de almas: la concupiscible, la irascible y, por encima de estas dos, el alma racional. Cada una se encarga de una función distinta: la concupiscible está relacionada con los placeres corporales, la irascible se encarga del conocimiento y los valores del mundo material, y el alma racional se encarga del conocimiento de lo inteligible.

Esta naturaleza tripartita del alma guarda un estrecho paralelismo con la descripción del Mito del carro alado, interpretación del alma humana. La virtud del alma racional es la prudencia, la virtud del alma irascible es la valentía y, finalmente, el alma concupiscible, cuya virtud es la templanza.

En cada individuo generalmente puede ocurrir que haya un tipo determinado de alma que predomine sobre los otros tipos, pero puede compensarse en el conjunto de la sociedad, encargando a cada cual aquella tarea que le sea más propia según el tipo de alma que en ese sujeto predomine. Por eso, Platón diferencia tres cargos principales según el alma predominante:

  • En los **gobernantes** predomina el alma **racional**, por lo que son sabios y prudentes. Controlarán políticamente la *polis*. Platón afirma que el buen gobernante, en su contemplación de la verdad inmaterial, no va a tener interés alguno en la posesión de las riquezas materiales, puesto que no las valora como el resto de los hombres.
  • En los **guerreros** predomina el alma **irascible**, quienes ejercitan tanto el físico como el carácter. Defenderán la *polis* y el orden interno.
  • Por último, los **trabajadores**. En ellos predomina el alma **concupiscible** y se encargarán de las actividades productivas y no poseen derechos políticos.

Para saber el alma que predomina en cada uno, Platón propone un primer ciclo de enseñanza obligatoria para todos los ciudadanos. En ese proceso de aprendizaje se sabrá el alma relevante de cada uno y, después de este reconocimiento, la educación se especializa según cada persona.

Esta forma de gobierno es, por lo tanto, la **aristocracia**, es decir, el gobierno de “los mejores”, considerado por Platón como la mejor forma de gobierno. Otras formas de gobierno son la **timocracia** (el gobierno de los guardianes), la **oligarquía** (el gobierno de los ricos). Posteriormente encontramos la **democracia** (el gobierno del pueblo), donde se perderán todos los valores y la estabilidad social, y la peor de todas, la **tiranía** (el gobierno de los intereses individuales y la ignorancia).

Aristóteles

Realidad y Conocimiento

El **Hilemorfismo** es la propuesta aristotélica a la división de la realidad planteada por Platón. Es una concepción dualista en tanto que implica dos realidades que conforman los objetos sensibles que no están separadas: la *Hylé* es la **materia** y *Morfé*, la **forma o esencia** que organiza la materia y define lo que es. La idea está en la *physis* (mundo real); rechaza el idealismo platónico.

El problema del cambio será explicado con la **sustancia** y sus **accidentes**. En todo lo cambiante hay algo que es permanente, lo que Aristóteles llamará sustancia, y los accidentes, que es aquello que modifica a las cosas. Los accidentes dependen de la sustancia para poder existir; no los encontramos por sí mismos. Lo fundamental es la sustancia; todo lo demás son accidentes (color, tamaño, posición, etc.). Dentro de las sustancias, diferenciamos dos tipos:

  • **Sustancia primera**: Es el ser individual. Compuesto por materia y forma (Sergio, su cuerpo). Se puede modificar.
  • **Sustancia segunda**: Es la forma, es decir, la especie en la que se incluye al individuo, y también los géneros de esas especies (*Homo sapiens*). Es el conocimiento universal.

Movimiento: Acto y Potencia

La experiencia empírica nos demuestra que hay un cambio constante en la realidad del mundo. La semilla crece y se convierte en un árbol y el árbol un día se secará. El movimiento es la característica esencial del mundo físico. Además, podría definirse como la actualización y perfección para tratar de llegar a la esencia. Aristóteles contesta en sus escritos a las teorías de Parménides con dos formas fundamentales de ser:

  1. **Ser en potencia**: Lo que todavía no es, pero que puede llegar a ser. El movimiento existe porque los seres tienen una finalidad, lo potencial está determinado por una esencia, y se mueve para llegar a dicho fin.
  2. **Ser en acto**: Es la forma del ser que ha desarrollado todas las cualidades en potencia.

El paso de la potencia al acto se da con el movimiento. Diferenciamos dos tipos, con diferentes resultados:

  1. **Movimiento substancial**: Es aquel cambio cuyo resultado es la generación de una sustancia nueva o la destrucción de la ya existente.
  2. **Movimiento accidental**: Los cuerpos sufren modificaciones en aspectos no esenciales de su ser, modificaciones accidentales.

La Teoría de las Cuatro Causas

Aristóteles formula la teoría de las **cuatro causas**, las cuales explican la causa de lo material:

  • La **causa material**: Aquello de lo cual algo está hecho, la “materia prima”.
  • La **causa formal**: Aquello que hace que la materia indeterminada pase a ser algo determinado.
  • La **causa eficiente**: Es el agente productor de la sustancia (quien lo ha hecho).
  • La **causa final**: Explica el fin por el que se hace algo.

Aristóteles le da una explicación **teleológica**, estableciendo que toda materia ha sido creada para cumplir una finalidad, es decir, todo fin está sellado (**determinismo**). Por lo tanto, dentro de la teoría aristotélica, no existe el azar o la casualidad. Al existir una causa para todo cambio y que un cambio implica el cambio de otras materias, necesitamos necesariamente la existencia de una primera causa. Este va a ser el **Primer Motor Inmóvil**, que es acto puro y contiene todas las esencias de todos los seres.

Aristóteles, al ser un autor **empirista**, defiende que todo conocimiento se adquiere mediante los sentidos, desechando el innatismo de Platón. El proceso del conocimiento va de lo particular a lo universal (**inducción**). Para llegar a las ideas de las cosas, debemos partir de una observación empírica (**abstracción**): el **entendimiento pasivo** recibe las imágenes que perciben los sentidos, en las que lo universal está en potencia, y el **entendimiento agente** actualiza esta potencia de las imágenes y saca la esencia de las cosas, permitiendo la elaboración de los conceptos universales.

De todo ello surgen varios tipos de conocimiento:

  1. **Experiencia** (*empeiría*): Conocimiento de las cosas materiales, pero sin preguntarse el porqué de las cosas.
  2. **Ciencia** (*episteme*): Conocimiento de las cosas por sus causas y principios.

En la descripción del universo de Aristóteles, divide el mundo en un **mundo sublunar** (la Tierra), compuesto por los cuatro elementos fundamentales y sujeto a la generación. Por otro lado, el **mundo supralunar**, tiene un movimiento cosmológico, circular, perfecto.

Antropología

Aristóteles parte de una concepción dualista del ser humano: cuerpo y alma. A diferencia de su maestro, concibe al ser humano como una sustancia natural compuesta de materia y forma (**hilemorfismo antropológico**); potencia y acto. El alma es el principio de vida para el cuerpo, y es inseparable de este. Además, no es exclusiva del hombre, sino que es principio vital de todo ser vivo.

Al definir el alma en términos de vida y de capacidad de «automovimiento», Aristóteles ha de aceptar que todos los seres vivos tienen alma (vida, principio vital). Así admite la existencia de tres tipos de almas, con unas funciones específicas que, jerarquizadas de inferior a superior, son:

  • El **alma vegetativa**: Propia de todos los seres vivos y exclusiva de las plantas.
  • El **alma sensitiva**: Propia de los animales y del hombre. Organiza los sentidos, las sensaciones y los estados de placer y dolor.
  • El **alma racional**: Específica de los humanos. Posibilita el conocimiento humano y la moral.

El alma, al tener que estar estrictamente unida al cuerpo, y viceversa, concluimos que **no existe la inmortalidad** para Aristóteles, contrario a los argumentos de Platón.

Ética y Moral

El individuo es un **ente social**, necesitado de la familia y la *polis* para conseguir su propia perfección. El conjunto de la Ética y de la Filosofía Política aristotélicas se conoce como **Filosofía Moral**.

La ética aristotélica es por ello una teoría **finalista** y **eudemonista**: el fin último del ser humano es la **felicidad**. La felicidad es aquella realidad que se busca por sí misma, realidad única y bien definitivo.

Para saber cómo alcanza uno la felicidad, Aristóteles recurre a su concepción de naturaleza: el bien de cada cosa solo puede consistir en la realización de la función que le es propia; el bien del ser humano consistirá en el cumplimiento más perfecto posible de las exigencias de su naturaleza. Ética determinista: estamos determinados por nuestra naturaleza.

El hombre solo será feliz si realiza la actividad intelectual que le es propia; una vida será feliz si es conforme a razón. Esta actividad intelectual no es pura reflexión teórica o abstracta, sino que incluye también una **sabiduría práctica**. La felicidad consiste en saber vivir conforme a la **virtud perfecta** (*areté*), es decir, en desarrollar correctamente la actividad racional.

La sabiduría práctica consiste en el ejercicio de la virtud. La virtud procede del **hábito**, requiere un esfuerzo de la voluntad por parte del individuo. Existen dos tipos de virtudes:

  • Las **virtudes morales o éticas**: Serán hábitos de decidir lo mejor que nos permiten llegar a la **prudencia** (*phrónesis*) o al **punto medio** y se adquieren mediante la práctica.
  • Las **virtudes dianoéticas**: Se basan en el puro conocer.

La buena elección nos sitúa en el «término medio»; la virtud se encuentra entre dos vicios: el uno por exceso y el otro por defecto. La prudencia es la virtud que le dice al ser humano cuál es el término medio adecuado, sin caer en el exceso ni en el defecto. Sin embargo, este término medio varía según la persona. La persona que carezca de prudencia ha de seguir las orientaciones del «hombre prudente». Éticamente las virtudes más importantes son las prácticas, y sobre todo, la **prudencia**, virtud que le dice al ser humano cuál es el término medio adecuado, sin caer en el exceso ni en el defecto.

Política

La concepción antropológica de Aristóteles sitúa al ser humano como un **animal político** (*zoon politikón*), es decir, un ser natural dotado de un alma racional que le distingue del resto de los seres vivos. Nuestra “humanidad” solo puede ser alcanzada viviendo en sociedad.

Aristóteles tiene un carácter más utópico de la política. Este sentido de utopía se hace claro cuando define la actividad política como aquella *polis* cuya organización está orientada a la consecución de las condiciones para que pueda realizarse la buena vida (necesidades básicas cubiertas).

Según Aristóteles, la ciudad o Estado (**polis**) es anterior al individuo, esto es, que el individuo solo puede llevar una vida plena y desarrollar sus potencialidades si forma parte de una *polis* bien gobernada. De ahí la subordinación de la Ética a la Política.

La relación entre los individuos y la comunidad responde a una del todo sobre las partes: la ciudad y la comunidad no es más que la suma de sus individuos y el bien común ha de prevalecer sobre el bien particular de todos y cada uno de sus miembros. Una de las virtudes centrales del buen gobierno será la **Justicia**, que es en Aristóteles aquella disposición de dar a cada uno lo que le pertenece.

Las Formas de Gobierno en la Polis

La formación de la *polis* es una agrupación de familias, que constituye la organización más natural y básica de la sociedad, que unidas entre sí formaban tribus y que posteriormente formaron la *polis* griega. Esta se da de forma natural porque es el medio de desarrollo de las características naturales de los humanos.

Aristóteles estudia los diferentes regímenes políticos ya existentes y los jerarquiza en función del bien común (**rectos**) y del bien particular (**corruptos**).

  • Gobiernos Corruptos: Encontramos la **tiranía**, la **oligarquía** y la **demagogia** (gobierno de la retórica y la manipulación).
  • Gobiernos Rectos: Buscan el bien común por encima del interés privado. Son la **monarquía**, la **aristocracia** y la **politeia** (una democracia de la clase media).

Entre los regímenes ideales, Aristóteles considera que dependerá de lo que convenga al contexto social y económico. La aristocracia aparentemente es la mejor forma, pero Aristóteles defiende que solamente una *polis* virtuosa crea a los hombres virtuosos, lo cual no es el caso porque partimos desde cero. Por lo tanto, la **politeia**, o democracia dirigida por la clase media, será la mejor opción, puesto que son aquellos que tienen posesiones que tienen riesgos de perderlas y también cosas superiores por las que luchar.

Por último, es de mencionar que Aristóteles remarca la importancia de la **educación**, como medio para conseguir ciudadanos responsables y racionales y así, que puedan elegir el Bien.

San Agustín de Hipona

Realidad y Conocimiento

El problema de la verdad es fundamental en la teoría del conocimiento de San Agustín, donde se pueden distinguir dos fases: 1º, la necesidad de superar el **escepticismo** predominante sobre la imposibilidad de alcanzar la verdad; y 2º, una propuesta epistemológica inspirada en Platón, pero adaptada a los principios de la fe cristiana.

San Agustín refuta el escepticismo invirtiendo su propia lógica: al negar la verdad, se afirma la existencia de un «yo» que duda. Su famosa frase, ***»Si fallor, sum»*** (**»Si me equivoco, existo»**), subraya que incluso en la duda, hay conciencia del pensamiento y, por lo tanto, de la existencia. Este descubrimiento de la autoconciencia es la primera certeza que el alma encuentra en su interior, impulsando a buscar la verdad, que según Agustín reside en el alma misma.

Su propuesta epistemológica, similar a la de Platón, describe el conocimiento como un ascenso del alma desde lo sensible hasta lo inteligible, dividido en dos etapas: **conocimiento sensible** y **conocimiento intelectual**. Este último se subdivide en **conocimiento racional inferior** (ciencia) y **conocimiento racional superior** (sabiduría).

El conocimiento sensible se basa en las representaciones de las cosas que llegan a través de los sentidos, proporcionando solo opinión (*doxa*), ya que las cosas cambian constantemente. Sin embargo, el alma puede trascender esta opinión extrayendo lo universal y necesario de la realidad temporal. Este conocimiento racional inferior, propio de las ciencias particulares como las matemáticas, es esencial para resolver problemas prácticos.

Para explicar cómo el alma accede a lo universal e inmutable, Agustín difiere de Platón. En lugar de la preexistencia del alma, Agustín propone que las Ideas residen en la mente de Dios. El conocimiento de estas Ideas es posible a través de la **iluminación divina**, una teoría conocida como **iluminismo**. Así como la luz del sol revela las cosas, la iluminación divina revela las verdades eternas e inmutables a la mente.

Reconocer la presencia de las Ideas en Dios es la verdadera sabiduría, identificando a Dios como la verdad misma. Este reconocimiento requiere no solo una disposición del alma hacia la verdad, sino también una vida pura (ética cristiana agustiniana) y la ayuda de la gracia divina.

Antropología

Agustín de Hipona define al ser humano como una dualidad compuesta por un **alma espiritual e inmortal** y un **cuerpo material y corruptible**, destacando que el ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios, lo que le permite aspirar a una vida sobrenatural. Aunque sigue la línea de Platón en cuanto a la preeminencia del alma sobre el cuerpo, se distancia al no considerar el cuerpo como una cárcel para el alma y al argumentar que el alma, aunque inmortal, no es eterna.

Para explicar el origen del alma, Agustín explora dos teorías:

  • El **creacionismo**: Postula que Dios crea el alma con el nacimiento de cada individuo, lo cual plantea la dificultad teológica de si Dios estaría creando almas impuras debido al pecado original.
  • El **traducianismo**: Sugiere que el alma se transmite de padres a hijos, generando preguntas sobre si el alma deja de ser simple, se fragmenta o pierde su unicidad en cada transmisión.

Aunque reconoce las dificultades teológicas de ambas posturas, se inclina más hacia el creacionismo. En cuanto a las operaciones del alma, Agustín destaca:

  • La **memoria**: Que permite la introspección y sustenta la identidad.
  • El **entendimiento**: Que facilita el acceso a la verdad a través del conocimiento racional.
  • La **voluntad**: Que posibilita el amor y la adhesión a la verdad.

La conjunción de estas tres facultades es esencial para alcanzar la verdad y la auténtica felicidad, que se encuentra en la posesión de Dios.

Dios

Agustín de Hipona argumenta la existencia de Dios a través de tres vías principales:

  • El **argumento cosmológico**: Deduce la existencia de un ser perfecto y ordenador a partir del orden observado en el universo.
  • El **argumento basado en el consenso**: Señala la creencia en la divinidad presente en la mayoría de los pueblos y culturas.
  • La **teoría de la iluminación**: Su argumentación más elaborada, que postula que el alma humana, al ser mutable y contingente, no puede ser el fundamento de verdades inmutables, haciendo necesario un ser trascendente, Dios, en quien residen estas verdades.

En cuanto a la creación, Agustín defiende el dogma cristiano de la **creación desde la nada** (*ex nihilo*), una idea novedosa ausente en la filosofía griega, que concibe una materia eterna y caótica. Agustín argumenta que Dios crea de una sola vez y fuera del tiempo, ya que, al ser inmutable, no podría crear en etapas sucesivas. Todo lo creado está presente en la mente de Dios como modelos o ejemplares (**ejemplarismo**). Aunque esta idea tiene resonancias platónicas con la figura del demiurgo, Agustín se diferencia al afirmar que Dios crea desde la nada por un acto voluntario y libre, mientras que el demiurgo platónico se ve obligado a ordenar una materia caótica preexistente.

Ética y Moral

La ética agustiniana, siguiendo la tradición **eudemonista**, busca la felicidad como fin último, pero a diferencia de Platón o Aristóteles, la sitúa en la **visión beatífica de Dios**. Para alcanzarla, son necesarias tanto la virtud como la gracia divina.

Ante el problema del mal, Agustín se distancia de la idea socrática-platónica que lo asocia a la ignorancia y del maniqueísmo, que postula un principio del mal. En cambio, distingue tres tipos de males:

  • **Mal metafísico**: Carencia de ser, no atribuible a Dios.
  • **Mal moral** (pecado): Resultado del **libre albedrío** humano.
  • **Mal físico**: Consecuencia del mal moral.

El **libre albedrío**, aunque posibilita la elección del mal, es un don necesario para poder elegir el bien, justificando así el castigo divino como consecuencia de las malas acciones.

Política

En ***La ciudad de Dios***, Agustín plantea que la historia se desarrolla como un conflicto entre dos ciudades: la **Ciudad de Dios** (motivada por el amor a Dios) y la **Ciudad Terrenal** (motivada por el amor a uno mismo). Estas ciudades no son instituciones físicas como la Iglesia o el Estado, sino más bien actitudes morales presentes en cada persona.

Agustín argumenta que el Estado, para cumplir su función de garantizar la justicia, debe ser moral, buscando tanto el bienestar material (bienes naturales) como el espiritual (bienes sobrenaturales). La Iglesia, como depositaria de la verdad divina, debe guiar al Estado en la consecución de estos últimos. Aunque Agustín no defiende una subordinación total del Estado a la Iglesia, sus ideas influyeron en el pensamiento medieval, que progresivamente abogó por la supremacía del poder moral de la Iglesia sobre el poder político del Estado.

Tomás de Aquino

Dios y Conocimiento

Tomás de Aquino es uno de los máximos representantes de la **Gran Escolástica** cristiana. Su sistema de pensamiento estará influido por la llegada del **aristotelismo** y el **averroísmo** a occidente, lo que supondrá un replanteamiento de la relación razón y fe.

Para el teólogo, la fe y la razón presentan algunas diferencias: en cuanto a su función, la razón ha de comprender; la fe, creer. Tampoco tienen el mismo objeto de estudio. Mientras la fe tiene como objeto de conocimiento las verdades sobrenaturales; la razón estudia las verdades naturales. Si se presenta contradicción entre la razón y la fe, es esta última la que supone el criterio para saber cuál de las dos se ha equivocado. Además, hay un campo común de estudio: los **Preámbulos a los Artículos de la Fe**, que son verdades accesibles por las dos fuentes de conocimiento, es decir, son verdades de fe que permiten una demostración racional porque Dios las ha revelado para hacerlas accesibles al intelecto humano. Algunas de estas verdades son la inmortalidad del alma o la existencia de Dios.

En su obra *Summa Theologica* presenta dos abordajes del problema de Dios: la teología existencial (si Dios existe) y la teología esencial (qué es Dios, cuál es su naturaleza). En esta, el filósofo critica la demostración *a priori* del argumento ontológico de San Anselmo. Para este teólogo, la existencia de Dios es evidente, debido a sus cualidades y axiomas (omnisciente, omnipotente), no le va a faltar su existencia.

Tomás de Aquino responde que puede ser evidente por sí, pero no es evidente para nosotros. No podemos conocer la esencia de Dios, ya que no somos de la misma naturaleza o nivel que él, por lo que debemos probar la existencia por medio de una deducción **a posteriori**. Esta demostración partirá entonces de lo percibido por los sentidos y se remontará hacia la causa última de todo, que es Dios.

El teólogo propone **cinco vías de demostración a posteriori**. Se constata un hecho de la experiencia, se aplica la causalidad aristotélica, se niega la causalidad infinita y se concluye la existencia de Dios. Estas vías son:

  1. Vía del movimiento de los seres. En el mundo sensible todo se mueve para alcanzar la finalidad para la cual ha sido creado. El movimiento es la actualización de las potencias en las criaturas. Todo lo que se mueve es movido. Es necesario que exista un **Primer Motor Inmóvil** que se mueve sin ser movido. Este es Dios.
  2. Vía de la causa eficiente (Aristóteles). Todas las causas/actos/movimientos son causadas por algo que les precede. Si nos remontamos en la causalidad, ha de existir una **causa incausada** que se identifica con Dios.
  3. Vía de la contingencia. Si todo lo conocido en el mundo sensible es contingente (puede existir o no, los seres se generan y se destruyen), ha de existir un **ser necesario** que es Dios (creacionismo). Es de la voluntad de Dios que podamos existir.
  4. Vía de los grados de perfección. Si es contrastable los diferentes grados de ser/perfección en el mundo: nuestra naturaleza limitada frente a la ilimitada de Dios, ha de existir un ser tal que tenga todas las cualidades en su máxima perfección. Dios es el **modelo perfecto**. (Teoría de la participación o imitación de Platón).
  5. Vía de la finalidad/teleología. Si en la naturaleza todo se mueve por un fin, incluso aquellas sustancias que no están dotadas de intelecto, ha de existir una **inteligencia ordenadora** del mundo que garantice el orden del universo. La inteligencia ordenadora se identifica como Dios, que es la causa eficiente primera y la última y da un sentido a la historia.

Debido a la infinita distancia que separa nuestra naturaleza de la naturaleza de Dios, no podemos conocer la esencia de Dios. Sin embargo, podemos aproximarnos a la “esencia” de Dios, por las vías siguientes (*a priori*, no son importantes dentro de su teoría):

  • Vía de la negación: Teniendo en cuenta las limitaciones de lo que conocemos, decimos que Dios no se encuentra en ese estado de limitación.
  • Vía de la afirmación: En sentido positivo podemos decir de Él que es aquel al que le corresponde en mayor medida el ser.
  • Vía de la eminencia: Empleando el término infinito a las cualidades positivas, que pertenecen a Dios.

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