La Dinámica Sacramental en las Religiones
Las diversas religiones buscan dar a conocer al ser superior, a quien llamamos Dios, y establecer una relación entre Él y el ser humano. Dado que Dios es un misterio y nadie lo ha visto directamente, todas las religiones emplean signos, símbolos y sacramentos en sus ritos y enseñanzas para representar sus atributos y facilitar la conexión con lo divino. Este ámbito es inmensamente variado. Dado que esta asignatura se centra en el cristianismo, no abordaremos los sacramentos que median la relación con Dios en las religiones en general.
La Dinámica Sacramental en el Cristianismo: La «Economía Sacramental Cristiana»
La palabra “economía”, en el contexto griego, se refiere a un plan inteligentemente diseñado, un propósito o designio sabiamente programado para ser llevado a cabo, y no algo improvisado o al azar. El calificativo “sacramental” indica que este plan es perceptible a través de los sentidos, trascendiendo la mera comprensión abstracta o la irracionalidad. Fueron los Santos Padres de los primeros siglos del cristianismo quienes acuñaron la categoría de “economía sacramental” para describir el régimen bajo el cual se mueven la fe y la vivencia cristiana.
Es fundamental comprender que la actuación de Dios, al darse a conocer para nuestra salvación, posee una dimensión visible, aunque siempre permanezca en el misterio. Esto es lo que exploraremos al estudiar la “Celebración del Misterio Cristiano”.
La Naturaleza del Misterio Cristiano
Dios es un misterio, pero las religiones monoteístas (judaísmo, islam y cristianismo) afirman que se ha revelado a lo largo de la historia. Esta revelación tiene como objetivo la salvación del ser humano.
En la tradición cristiana, la palabra “misterio” abarca dos aspectos:
- Una realidad que no llegamos a comprender plenamente, pero a la que estamos llamados a conocer en la mayor medida posible. No se trata de algo secreto, sino de una realidad que se desvela gradualmente.
- Una realidad orientada a lograr nuestra salvación, el plan determinado por Dios para redimir a la humanidad.
Para revelarse, Dios ha utilizado signos, símbolos y sacramentos. Si bien es un misterio que no podemos abarcar en su totalidad, se da a conocer en gran medida. Este conocimiento tiene una dimensión perceptible por los sentidos y otra que trasciende lo sensible, alcanzando lo más profundo del ser humano, su espíritu.
Las realidades cristianas en las que creemos no son completamente oscuras; poseen una claridad que las hace comprensibles hasta cierto punto. Aunque nos trascienden y, en última instancia, permanecen misteriosas, tienen un nivel de comprensión accesible. Precisamente, la teología busca esta máxima comprensión posible, aunque llega un punto en que el creyente debe inclinarse ante lo inmensamente superior. San Alberto Magno describía la teología cristiana como una “teología arrodillada”.
La Revelación a Través del Tiempo
Los cristianos creemos que esta revelación ha ocurrido desde el inicio del mundo y ha alcanzado su plenitud en Jesucristo. Esta revelación se divide en dos etapas principales:
- La revelación imperfecta, que abarca desde el comienzo del mundo hasta Jesucristo y está consignada en el Antiguo Testamento.
- La revelación perfecta, que tiene lugar en Jesucristo y está consignada en el Nuevo Testamento.
El acontecimiento salvador y revelador que es Jesucristo posee validez eterna y universal; perdura para siempre.
La Congruencia con la Naturaleza Humana
La principal razón de la “economía o sistema sacramental cristiano” reside en la propia naturaleza del ser humano. Como se mencionó anteriormente, la experiencia humana, para expresarse y ser comprendida, requiere del signo, el símbolo y el sacramento, complementados por la palabra. Por lo tanto, es coherente con la Sabiduría Divina proporcionar al hombre medios de salvación en forma de signos corporales y sensibles, acompañados de palabras iluminadoras.
Estos signos y símbolos son denominados sacramentos en sentido religioso. En el contexto de esta materia, nos referimos a los sacramentos en sentido religioso cristiano. La dimensión sacramental no es una invención de la Iglesia Católica, sino que, como hemos visto, está intrínsecamente ligada al ser humano. En su actuar revelador y salvífico, Dios actúa en conformidad con la naturaleza humana, no prescindiendo de ella ni yendo en su contra, sino llevándola a su plenitud.
En la vida del cristiano, existen experiencias tan profundas e intensas que solo pueden expresarse a través de símbolos apoyados por la palabra. Esto se debe a que son experiencias vitales, no meras ideas abstractas, y se refieren a realidades que nos trascienden y permanecen en gran medida en el misterio.
El Misterio Pascual de Cristo
El Misterio Cristiano se centra fundamentalmente en Jesucristo, de manera especial en su “Misterio Pascual”: su pasión, muerte, resurrección y el envío del Espíritu Santo. Se trata de un acontecimiento real, ocurrido en nuestra historia, pero absolutamente singular. Al mismo tiempo que es real e histórico, trasciende la historia humana en su dimensión puramente natural, de modo que es duradero y afecta a toda la humanidad.
Mientras que todos los demás acontecimientos suceden una vez y luego pasan a formar parte del pasado, el Misterio Pascual de Cristo, al ser un acontecimiento de una Persona Divina que se hizo hombre y venció la muerte con su resurrección (el Verbo Encarnado y Resucitado, llamado el VIVIENTE), no es solo cosa del pasado, sino que permanece para siempre. Con su muerte y resurrección, destruyó la muerte, y todo lo que Cristo es, hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina, dominando así todos los tiempos y manteniéndose permanentemente presente en ellos. El acontecimiento de la cruz y la resurrección permanece y atrae todo hacia la vida eterna.