La Esencia del Ser Humano y la Crítica a la Alienación Capitalista en la Filosofía de Karl Marx


La Concepción Marxista del Ser Humano: Praxis y Trabajo

Marx tiene una concepción del ser humano que podría sintetizarse en los siguientes aspectos:

  • Se trata de un ser natural que no se limita a acomodarse a la naturaleza como el resto, sino que necesita transformarla para adquirir los bienes que le permiten cubrir sus necesidades materiales (Realidad Material).
  • Lo que lo define es su corporalidad. Incluso la conciencia, que lo convertía en un ser espiritual, se entiende ahora como derivada de la necesidad de cooperar con otros para subsistir.
  • Es un ser social que se produce y desarrolla a través de las relaciones con los demás. Al principio, la única relación es la familia, pero luego se añadirán otros grupos.
  • Es un ser histórico, sujeto y resultado de su acción en la historia.

Todos estos aspectos surgen de que el ser humano se define por la praxis, por la acción, por la necesidad de mantenerse y conservar la especie a través de esa actividad que es el trabajo, que constituye su esencia y le permite realizarse.

Esta visión del trabajo no concuerda con lo que Marx observa a su alrededor. En su época, las condiciones laborales de la mayoría de la población eran inhumanas: se mantenían las viejas formas de opresión feudal y se añadían las nuevas formas de explotación de la industria capitalista.

Marx advierte que en las primeras organizaciones humanas la división del trabajo es una división “natural”, pero conforme aumentan la producción y la población, se llegará a una división del trabajo que hará posible la propiedad privada.

Trabajo, Explotación y Plusvalía

El trabajador recibe un salario por vender su fuerza de trabajo al dueño de los medios de producción. Pero ese salario, que solo le permite subsistir para seguir trabajando, es inferior al valor que tiene lo que ha producido para el propietario: esa diferencia es la plusvalía.

La Alienación en la Filosofía Marxista

La alienación económica que sufre el obrero, según Marx, consiste en que tanto su actividad productiva como su producto se convierten en algo extraño, independiente y ajeno.

A esa alienación económica se añaden otras formas derivadas:

Alienación Sociopolítica

Se da con la división en clases sociales y con un Estado que se convierte en enemigo del ser humano, pues las leyes e instituciones no hacen sino legitimar la injusticia.

Alienación Religiosa

Surge de la situación socioeconómica: el ser humano intenta compensar las penurias de este mundo con la ilusión de un más allá feliz. Por eso dice Marx que la religión es el “opio del pueblo”.

Así, la alienación sociopolítica y la religiosa contribuyen decisivamente a justificar la situación real de miseria y a crear una falsa conciencia de la misma, pues el obrero llega a aceptar como natural que el capitalista se apropie de la plusvalía por ser el dueño de los medios de producción.

La Crítica Marxista a la Religión y la Influencia de Feuerbach

La religión es una proyección de la naturaleza humana fuera de sí. Feuerbach dice que el hombre es voluntad, razón, sentimiento. Estas perfecciones pensadas aisladamente son ilimitadas, infinitas. De ahí surge la idea de Dios. En esta proyección el hombre se aliena al pensar las perfecciones como perteneciendo a Dios. El hombre coloca su esencia fuera de sí. Dios es infinito, perfecto, bueno, mientras que el hombre es todo lo contrario. Feuerbach dice: “la teología se convierte en antropología”.

Marx considera que la experiencia religiosa no es una experiencia de algo realmente existente. Su punto de vista es claramente ateo: no existe Dios ni una dimensión humana hacia lo trascendente. Marx pensó que ya las críticas de la izquierda hegeliana, particularmente Feuerbach, como hemos visto, habían puesto de manifiesto la inconsistencia o falsedad de las creencias religiosas.

Marx critica la religión por considerarla una forma de alienación, y lo hace en tres sentidos:

  1. Por una parte, porque es una experiencia de algo irreal, de algo que no existe. Siguiendo a Feuerbach, Marx considera que no es Dios quien crea al hombre sino el hombre a Dios. Dice que lo que ocurre en la religión es que el hombre toma lo que considera mejor de sí mismo y lo proyecta fuera de sí, en el ámbito de lo infinito; a su vez, esta proyección se vive como una realidad que se enfrenta al propio sujeto que la ha creado.
  2. Pero la religión también es alienación porque desvía al hombre del único ámbito en donde le es realmente posible la salvación y felicidad, el mundo humano, el mundo de la finitud expresado en la vida social y económica. Consuela al hombre del sufrimiento de este mundo, sugiriendo que en la otra vida le corresponderá justicia y felicidad plena. Esto resta capacidad al individuo, y determinación para cambiar las situaciones sociales, políticas y económicas que son las realmente culpables de su sufrimiento. Marx dice que la religión es el “opio del pueblo”, pues adormece el espíritu revolucionario.
  3. Finalmente, la religión suele tomar partido por la clase dominante, perpetuando a esta en el poder, dando justificaciones teológicas al dominio de un grupo social sobre otro.

Marx consideró que era necesaria la superación de la religión y con ello la superación del sistema de clases sociales: la diferencia con respecto a Feuerbach se centra precisamente en esta cuestión, pues para Feuerbach la supresión de la religión era posible con su superación intelectual, con la crítica filosófica a la religión.

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *