Diferencias entre Estructuras y Organizaciones Clínicas
La diferencia fundamental radica en que la estructura clínica es permanente y se constituye en función de cómo el sujeto se posiciona frente a la ley simbólica al nacer, clasificándose en perversión, neurosis o psicosis. Esta estructura determinará el modo en que el sujeto se regirá en su vida.
Por otro lado, las organizaciones clínicas, a diferencia de las estructuras, se van estableciendo a medida que el individuo crece y atraviesa sus distintas etapas del desarrollo psicosexual (oral, anal, fálica y latencia).
Cabe señalar que, si durante la organización clínica el sujeto ha dejado incompletas algunas etapas importantes de su desarrollo (por ejemplo, el complejo de Edipo en la niñez), puede retomarlas y completarlas durante su adolescencia. Esto sería imposible si su definición se basara únicamente en una estructura clínica, ya que esta es inmutable.
Constitución y Consecuencias de las Estructuras Psíquicas: Neurosis, Psicosis y Perversión
Neurosis
En la neurosis, el individuo transita de una relación simbiótica a una inserción en el mundo social. Para ello, debe renunciar a la visión egocéntrica de completitud, buscando el amor y el reconocimiento del otro. Al comenzar a compartir la atención y dejar de ser el centro del mundo, surge la sensación de una falta.
De este modo, el sujeto ingresa al mundo social, inaugurando el inconsciente mediante la represión del egocentrismo precoz. Así, se estructura en el lenguaje simbólico y se somete a la ley social. Las manifestaciones de la neurosis se relacionan con un deseo insatischo, y la posición del sujeto frente a este deseo determinará si es obsesivo, histérico o fóbico.
Neurosis Histérica
Se caracteriza por constantes quejas y una insatisfacción persistente. El sujeto se defiende de la completitud imaginaria y de la posibilidad de sentir un deseo pleno, manteniendo siempre el deseo insatisfecho.
Neurosis Obsesiva
El sujeto se defiende no sintiendo, manteniendo el deseo prohibido. Experimenta una angustia inherente a la condición humana, que disminuye al encontrar una solución o un objeto que la contenga.
Fobia
La angustia se concentra y desplaza hacia un objeto o situación específica (objeto fobígeno).
Psicosis
El sujeto psicótico presenta un inconsciente a cielo abierto, viviendo en una completitud egocéntrica. Por esta razón, no experimenta deseo en el sentido neurótico y carece de un lenguaje metafórico. En su discurso, el Otro (con mayúscula, en sentido lacaniano) no está presente, lo que implica la ausencia de la necesidad de reconocimiento y amor en la misma medida que en la neurosis.
Entre las manifestaciones de la psicosis se encuentran la psicosis paranoica, caracterizada por la construcción de un delirio de persecución, y la esquizofrenia, donde se observa una disolución del sujeto y delirios de fragmentación corporal.
En la psicosis se habla de fenómenos elementales que incluyen delirios, alucinaciones (auditivas o visuales) y la construcción de nuevas palabras (neologismos), a menudo expresando ideas sin una coherencia global.
Una característica distintiva del psicótico es el discurso de la certeza, lo que significa que el sujeto tiene una convicción inquebrantable sobre lo que está sucediendo, sustentando así su delirio.
Perversión
El sujeto perverso rompe el velo simbólico y busca una satisfacción inmediata, anclada en una fantasía de omnipotencia infantil. No experimenta frustración, obteniendo lo que desea (ej. robar, agredir). El dolor del otro puede ser fuente de goce. No hay culpa, quejas ni celos en el sentido neurótico. Nada posterga su satisfacción. Vive como si tuviera acceso directo a su omnipotencia.
Un sujeto perverso es aquel que “ya sabe todo lo que hay que saber sobre el goce”. Manifestaciones de la perversión pueden incluir la psicopatía, la drogodependencia y ciertos trastornos del carácter.
Relación de Objeto, Angustia y Síntomas en las Organizaciones Clínicas
Neurosis
La relación de objeto en la neurosis es de tipo genital (propia de la adolescencia y adultez). El tipo de angustia es la angustia de castración simbólica, manifestada por el temor a no ser reconocido a través de la palabra, y acompañada de culpa y vergüenza.
Sus síntomas pueden ser obsesivos (por ejemplo, preocupaciones hipocondríacas que no alcanzan el nivel delirante de la psicosis) o histéricos (como la seducción o la mitomanía). Es crucial destacar que los síntomas neuróticos siempre poseen un contexto y una significación importante para el sujeto.
Psicosis
La relación de objeto es fusional, anclada en una vivencia de la etapa oral donde no se logra la diferenciación entre el mundo interno y externo. No se establece el límite entre lo que está dentro y fuera de la psique; el mundo y el sujeto son uno, y los eventos ocurren porque él así lo decide.
El tipo de angustia es disociativa, caracterizada por la ausencia de diferenciación entre el yo y el no-yo. El sujeto no se reconoce a sí mismo y busca desesperadamente sus límites para evitar la desfragmentación. Carece de juicio de realidad.
Sus síntomas incluyen la despersonalización y el delirio, este último funcionando como una tentativa de cura para evitar la desfragmentación. A diferencia de la neurosis, estos síntomas no poseen un contexto o significado simbólico para el sujeto.
Organización Borderline (Límite)
El sujeto con organización borderline (o límite) tiene una noción parcial de la diferenciación yo-no-yo, pero le resulta difícil consolidarla. Esto lo lleva a imitar personalidades y a manifestar rasgos narcisistas, buscando ser como el otro. Se encuentra en el límite entre la fusión y la diferenciación, lo que dificulta su integración plena en el mundo social.
Su relación de objeto es de tipo anaclítico (de apego y dependencia), aferrándose a un objeto que le proporciona seguridad. Esta dependencia extrema le provoca una intensa angustia ante la pérdida, pudiendo llevar a ideaciones suicidas.
Sus síntomas principales incluyen la depresión ante la pérdida de su objeto anaclítico. El tipo de angustia se centra en la angustia de pérdida de este objeto anaclítico.