Rincones Educativos
Para llevar a cabo esta metodología, se requiere de una organización de espacios, materiales y agrupamientos. Requiere una intencionalidad educativa específica donde queden claros los objetivos y los contenidos que el profesorado pretende, además de su modo de hacer. Por ejemplo, el juego simbólico o la zona de construcciones.
Talleres Pedagógicos
Se utiliza a veces como extensión a la propuesta de rincones; en muchas ocasiones, los rincones se denominan con el nombre de talleres. La diferencia es que los talleres tienen una consigna concreta: en cada taller se elabora conjuntamente una misma propuesta, se organiza una actividad centrada en una determinada técnica, consigna, acción, etc., que se realiza en el espacio del taller. Por ejemplo, un taller de trabajo con barro o de cocina.
Planificación de los Talleres
Varía según la realidad de la que se parta y de los recursos disponibles. Los talleres se distribuyen teniendo en cuenta el número de niños que van a intervenir y los espacios en los que se van a desarrollar: en la clase, pasillos, patio, etc. Los materiales están situados en cada taller, evitando un continuo traslado o recogida que dificulte la organización, acceso y cuidado de ellos. El taller posibilita la participación del personal de apoyo y la colaboración de las familias.
Conocer a otros grupos con los que se va a compartir el taller facilita las actividades de intercambio, como la representación de un guiñol. La ubicación y rotación de los talleres puede tener un soporte que ayude al reconocimiento y secuenciación del paso de los grupos. Los símbolos de cada taller, la señalización de los grupos a lo largo de la semana en calendarios, la utilización de collares, etc., permiten el seguimiento de los pasos que implica esta metodología.
Es importante evitar que la realización de actividades temáticas, como convertir a los niños en mariposas en el taller de psicomotricidad, pintar una mariposa en el de plástica o leer un cuento de mariposas en la biblioteca, carezca de motivación y genere una repetición que aburra al grupo.
Desarrollo de los Talleres
El Momento de la Elección
- Cada grupo se sitúa en un lugar fijo con su educadora.
- Se comentan y motivan las actividades propuestas, se inicia el tema, se plantean dudas, se utilizan estrategias de motivación, etc.
- Se revisa cada uno de los grupos y los talleres a los que acuden cada semana.
- Se registra en el panel la elección de ese día y se comprueba cuáles faltan por realizar.
Durante el Taller
- Se comprueba que todos están en el taller adecuado.
- Se recuerda alguna norma y se orienta sobre la localización de los materiales necesarios.
- Por ejemplo, en el taller de psicomotricidad se juega con las telas; en el de naturaleza, se experimenta tiñendo claveles de colores.
- El grupo es el responsable de la ordenación del taller al finalizar las actividades y recoger los materiales.
El Reencuentro
- Al finalizar, el grupo vuelve a reunirse para comentar las actividades al resto.
- Sus anécdotas, experiencias y trabajos realizados son colocados en un panel por los niños.
- Es importante dejar constancia de los trabajos realizados.
Intervención Educativa y Coordinación
La variación de talleres supone la diversidad de adultos para cada uno de ellos. La evaluación debe exigir una coordinación que fije criterios de evaluación conjunta en la que intervengan todos los adultos que participen en los talleres. Este tipo de modelo ofrece a los niños un estilo de trabajo conjunto entre los adultos. Por lo tanto, las actitudes de cooperación y respeto serán autoevaluadas por el propio profesorado como claves de esta metodología.
La Evaluación en la Práctica Educativa
Constituye un elemento y proceso fundamental en la práctica educativa. Recoge la información y realiza los juicios de valor necesarios para la orientación y para la toma de decisiones respecto al proceso de enseñanza y aprendizaje.
Tipos de Evaluación
Respecto a qué evaluar, una evaluación acorde con los principios del currículo tiene por objeto valorar capacidades.
Evaluación Continua e Inicial
La evaluación continua empieza al comienzo del propio proceso educativo, con una evaluación inicial del niño, de sus conocimientos previos, de sus actitudes y de su capacidad. La finalidad de esta evaluación inicial es obtener información sobre la situación actual de cada niño al iniciar un determinado proceso de enseñanza/aprendizaje y adecuar este proceso a sus posibilidades.
Evaluación Individualizada o Criterial
El currículo es abierto y flexible para poder adaptarse a las diferentes necesidades individuales. Por ello, se propone una evaluación individualizada, a la que suele llamársele «criterial». Este género de evaluación se opone a una evaluación de carácter normativo estandarizado, en la que los alumnos son comparados con una supuesta norma general de rendimiento y logro que se fija. Mientras que la evaluación normativa desconoce las peculiaridades de cada sujeto y, además, contribuye a dañar su autoconcepto, la evaluación con arreglo a criterios individuales suministra información al propio alumno acerca de lo que realmente ha hecho y de lo que puede llegar a hacer con arreglo a sus propias posibilidades.
Se evalúa para orientar al propio niño y para guiar el proceso de enseñanza y aprendizaje. Ajustar los programas y recursos metodológicos a las características individuales de cada niño y determinar si se van consiguiendo o no las intenciones educativas que guían la intervención pedagógica, requiere una evaluación continua del proceso de enseñanza y aprendizaje.
Marco Normativo: Orden ECI/734/2008 de 5 de Marzo sobre Evaluación en Educación Infantil
Se trata de una normativa que un educador infantil tiene que conocer y saber manejar, ya que incide muy directamente en todo el proceso de enseñanza que este modelo curricular ha establecido.