Conflictos Propios del Desarrollo Social (0 a 6 Años)
Los conflictos del desarrollo social (0 a 6 años) son consecuencia tanto del proceso evolutivo como de las interacciones con adultos y otros niños/as. En su proceso de crecimiento, el niño/a adquiere nuevas capacidades y habilidades que le generan conflictos internos y provocan cambios en sus relaciones con su entorno social. En las relaciones que establece con su entorno, se dan situaciones en las que se producen choques de intereses y deseos, generando reacciones conflictivas.
Estos conflictos son sucesos naturales, relacionados con los distintos momentos del desarrollo del niño/a, que, bien resueltos, le permiten ir avanzando en su proceso evolutivo. Por eso es necesaria una intervención educativa que considere el conflicto como fuente de aprendizaje. Si los conflictos se mantienen más allá de la edad que les es propia a nivel evolutivo, se trata de un trastorno que requiere un tratamiento especializado.
En la etapa de educación infantil, los conflictos más comunes relacionados con el desarrollo social son:
La Ansiedad por la Separación
- A partir del octavo mes, el niño/a ya ha establecido una relación especial con su madre, por lo que llora y se enfada cuando ella se va y lo deja solo con otras personas.
- Si se prolonga mucho en el tiempo, puede implicar conductas de excesiva dependencia y le puede impedir establecer relaciones con otras personas distintas de su madre, generando dificultades para adaptarse a nuevos contextos.
La Oposición al Adulto
- Aparece al final del segundo año de vida y se caracteriza por un cambio en la relación que establece con los adultos significativos (conocida como la “edad del no” o del “yo solo”).
- Los niños pasan de ser bastante tranquilos a no aceptar normas y límites, enfrentarse al adulto y mostrar terquedad en salirse con la suya.
- Estas manifestaciones agresivas son naturales a esa edad, pero si no se abordan adecuadamente pueden prolongarse excesivamente en el tiempo y en intensidad.
Conflictos con sus Iguales
- Se caracterizan por escaso autocontrol, inestabilidad, y por ser muy variadas y cambiantes, haciendo que con frecuencia se generen conflictos.
- Habitualmente son disputas por los juguetes o invasión del espacio de juego del otro, apareciendo conductas de empujar, morder, golpear, etc.
- Son normales hasta los 3 o 4 años, aproximadamente.
Aunque sean propias del momento evolutivo del niño, no se debe esperar a que “se pasen con la edad”. Hay que abordarlas, pero en un momento idóneo para el aprendizaje de normas, límites y autocontrol.
Las Conductas Agresivas
Definición de Agresión
La agresión es una conducta que pretende herir física o psicológicamente a alguien. El rasgo fundamental es la intencionalidad (el propósito de dañar a los demás).
- Los bebés tienen explosiones de rabia (llantos, pataleos), pero no están dirigidas a los demás; son la manifestación de una frustración porque no tienen las necesidades cubiertas de forma adecuada.
- Aparece hacia los 2 años cuando el niño/a la dirige hacia otra persona, produciéndose como reacción frente a la autoridad paterna o la posesión de objetos con sus iguales. Estas agresiones tienen un carácter instrumental, siendo el medio para conseguir un fin.
- A partir de los 3 o 4 años disminuyen este tipo de comportamientos, a medida que el niño perfecciona su lenguaje, adquiere habilidades sociales y un mayor autocontrol de sus emociones, permitiendo solucionar sus conflictos de otra manera, negociando y no agrediendo a los demás.
Si la agresión se mantiene como una conducta frecuente y la única forma de solucionar los conflictos (conducta persistente), nos encontramos ante un trastorno. La conducta agresiva en este momento evolutivo tiene el objetivo de hacer daño al otro, no solo con la agresión física, sino también con insultos y burlas.
Actualmente, la agresión se considera una forma de conducta aprendida.
Rasgos de Niños con Conductas Agresivas
Los niños que manifiestan conductas agresivas suelen presentar los siguientes rasgos:
- Poca tolerancia a la frustración: No resisten los obstáculos que les impiden satisfacer sus deseos y tienen poco autocontrol.
- Error perceptivo: Presentan un error perceptivo en las intenciones de los demás y les atribuyen una hostilidad dirigida hacia ellos en acciones que, aunque tengan efectos negativos, no son malintencionadas. Esto provoca una respuesta agresiva y de venganza hacia el otro.
Factores Familiares que Influyen en la Agresión
Un factor que influye grandemente son las pautas de crianza familiar y el estilo de interacción paterno, provocando la aparición de conductas agresivas caracterizadas por:
- Poco afecto y hostilidad hacia los niños.
- La “afirmación de poder” como forma de controlar la conducta molesta del niño, especialmente a través del castigo físico.
- Falta de pautas claras e inconsistencia: Pasan de ser muy autoritarios a ser muy permisivos.
- Sugerir a sus hijos que respondan activamente a las provocaciones de sus compañeros.
- Exposición frecuente a la conflictividad en la pareja.
Los Mordiscos
Los mordiscos son habituales entre el año y medio y los 3 años. En edades más tempranas es una simple conducta exploratoria. Basta con ofrecerle objetos de diferentes texturas para que muerda.
Posteriormente, cuando se relaciona con otros niños/as, descubre, por accidente o instinto, que sus dientes son un arma eficaz. También muerden para expresar frustración e incluso alegría, en situaciones de gran excitación.
Estrategias de Intervención ante los Mordiscos
Hay que enseñarle estrategias que le permitan controlar ese impulso:
- Enseñarle otros comportamientos, como hacer caricias o consolar al que está llorando.
- Ayudarle a identificar sus sentimientos y ponerles nombre (ser capaz de explicar lo que le pasa le ayuda a regularse a sí mismo).
- En situaciones de gran excitación, se debe separar al niño del grupo y ofrecerle actividades más pausadas.
- Cuando el niño/a muerda, el educador/a debe mirarlo directamente, decirle un rotundo “no” y separarlo del grupo, explicándole que los mordiscos hacen daño y por eso su compañero llora.
- Prestarle siempre mucha más atención al niño agredido.
Si la conducta se repite, es conveniente informar a los padres, pero evitando prestarle más atención de la requerida para evitar reforzar la conducta.
El Riesgo de Exclusión Social
Durante la etapa de educación infantil, nos podemos encontrar niños/as en riesgo de inadaptación. La escuela tiene una labor fundamentalmente preventiva.
Causas del Riesgo de Inadaptación
Las causas son múltiples. Suelen incidir varias, aunque alguna de ellas tenga más peso. Podemos encontrar:
- Causas sociales: Carencias económicas, culturales, problemas en las familias de drogadicción, alcoholismo, paro.
- Causas relacionadas con la pertenencia a minorías étnicas, religiosas, etc.
- Causas familiares de tipo afectivo: Familias desestructuradas, negligencia (en las atenciones) del niño/a, violencia, abusos, sobreprotección.
- Causas personales: Situaciones de discapacidad.
Desde el punto de vista educativo, debemos tener en cuenta que cualquier menor en riesgo parte de una desventaja en su desarrollo como persona.
Respuesta Educativa
La respuesta educativa debe enfocarse desde la función preventiva y compensadora.
Medidas Preventivas
Entre las medidas preventivas tenemos: favorecer la asistencia y permanencia del niño/a en el sistema educativo, facilitar la acogida y su participación en todas las actividades del centro, coordinarse con otras instituciones como Servicios Sociales, Equipos de Atención Temprana y Servicios Sanitarios.
Medidas Compensadoras
En cuanto a las medidas compensadoras, la escuela proporciona al niño/a experiencias nuevas y favorecedoras de un desarrollo adecuado: ambiente afectivo, satisfacción de necesidades, estimulación, resolución pacífica de conflictos.
El Desarrollo de las Habilidades Sociales en los Niños y Niñas
Conceptos Clave
Habilidades sociales: Son las conductas necesarias para relacionarse con los iguales y con los adultos, de forma efectiva y mutuamente satisfactoria.
Una competencia social se adquiere cuando el niño/a domina estas conductas.
Niño/a Socialmente Hábil | Niño/a Socialmente Inhábil |
Establece más relaciones y de mejor calidad | Manifiesta más conductas de tipo agresivo o retraído |
Mejora su rendimiento escolar | Experimenta más sentimientos de frustración |
Obtiene más refuerzos sociales | Recibe menos reforzadores sociales |
Mayor aceptación | Menor aceptación social |
Mejora su autoestima | Tiene menor autoestima |
Las habilidades sociales se adquieren mediante el aprendizaje. No existe una clasificación única que contribuya a construir una competencia social adecuada.
Clasificación de Habilidades de Interacción Social
Habilidades de Interacción Social que se Trabajan en la Escuela | |
| Habilidades sociales básicas | Sonreír, presentarse, saludar, pedir y hacer favores, amabilidad… |
| Habilidades para hacer amigos | Iniciar una interacción, unirse al juego, ayudar a los demás, pedir ayuda, compartir, cooperar… |
| Habilidades de comunicación | Iniciar y mantener conversaciones, unirse a conversaciones, conversaciones en grupo… |
| Habilidades para la resolución de conflictos | Identificar problemas, buscar soluciones, anticiparse a las consecuencias… |
| Habilidades relacionadas con las emociones y opiniones | Expresar y recibir emociones, defender las propias opiniones… |
| Habilidades para relacionarse con los adultos | Peticiones, conversar con el adulto, solucionar problemas con el adulto… |
Existen multitud de programas específicos para trabajar las habilidades sociales en la escuela (a partir de los 3 o 4 años), pero cada educador/a en su clase puede desarrollar una programación que le permita trabajar las habilidades sociales que crea más necesarias.
Educación Incidental
Las habilidades sociales se pueden trabajar de forma explícita en la programación del aula, pero la base de la educación social y afectiva es la vivencia diaria, el clima en el aula, la comunicación y la resolución de los conflictos, así como las actitudes que se fomentan.
La educación incidental se da de forma espontánea, no intencionada y sin planificación. Los distintos agentes socializadores ejercen una influencia significativa a través de las vivencias, la imitación, la identificación y la interacción, marcando el desarrollo social de los niños/as y su forma de comportarse en los contextos sociales.
La escuela debe encauzar adecuadamente la influencia que el niño recibe de manera incidental fuera de la escuela, colaborando con las familias y presentando otras alternativas para el ocio.
El Periodo de Adaptación a la Escuela
Definición y Relevancia
El periodo de adaptación es el espacio de tiempo que transcurre desde que el niño/a se incorpora al centro educativo hasta que se encuentra plenamente integrado en él. Este periodo requiere un trato especial.
Lo que se pretende durante este periodo es que el niño/a se familiarice con la escuela, tome contacto con sus compañeros y adquiera confianza con los adultos que se ocuparán de él durante su estancia. Toma mayor importancia porque los niños se integran a la escuela en el momento en que el vínculo de apego se encuentra en su máxima definición (6 a 18 meses).
Por tanto, es necesario plantearse una adecuada incorporación a la escuela infantil que sea vivida de la mejor manera posible por todos los protagonistas implicados: los niños/as, las familias y los educadores.
Roles y Perspectivas
- El niño/a: El cambio puede ser difícil, porque en su corta vida ha estado con pocas personas y en entornos muy conocidos. Pasa de una atención individualizada, la que recibe de su familia, a tener que compartir la atención de los adultos que le cuiden con otros niños de su edad.
- Los padres: Dejar a su hijo/a en manos de personas que apenas conocen también es angustiante. Se requiere tener confianza en los educadores que van a ocuparse del pequeño y asumir una cierta capacidad de separación.
- Los educadores: Les permite conocer a cada niño/a, sus hábitos, sus reacciones ante las distintas situaciones, etc.
A la hora de organizar el periodo de adaptación, no hay una estrategia válida que se pueda utilizar para todos los niños/as; cada uno tiene sus necesidades y una capacidad de adaptación diferente, requiriendo su propio tiempo.
Planificación y Colaboración Familiar
La planificación de este periodo necesita que las familias colaboren y que se impliquen y participen en el proceso. Es fundamental establecer una serie de actuaciones en las que padres y educadores/as coincidan en la escuela infantil durante un periodo de tiempo determinado, para que la adaptación se realice de la forma más natural posible.
También se incluyen los contactos previos que se establecen con las familias antes de que los niños/as se incorporen al centro, a través de reuniones, entrevistas individuales, etc.
Dificultades Habituales en el Proceso de Adaptación
Este proceso es bastante complejo y durante el mismo pueden aparecer dificultades. Las dificultades más habituales son las siguientes:
- Imposibilidad de realizar la secuencia de adaptación que el niño/a necesita, porque existen motivos laborales que lo impiden. Los momentos de separación serán más angustiosos para ambas partes.
- Enfermedad del niño/a durante el periodo de adaptación, sobre todo si pasa muchos días sin asistir a la escuela, suponiendo que a su vuelta haya que iniciar de nuevo el proceso.
- Dificultades provocadas por las propias familias. Son los propios familiares los que no pueden aceptar que su hijo/a pueda estar tranquilo sin ellos.
- Interferencias de los padres: Los padres pueden tomarse licencias que no les corresponden. El hecho de permitir la entrada al aula puede hacer pensar a algunos padres que esto les abre la puerta a opinar y decidir sobre lo que se hace en la escuela. Se debe dejar claro el rol de cada uno, en caso de que se produzcan estas interferencias.
- Incorporaciones a medio curso: Puede deberse a diversas circunstancias. En cualquier caso, siempre habrá que tener en cuenta la necesidad de un periodo de adaptación específico para el niño/a que se incorpora.
La angustia y las dificultades que cada niño/a encuentre van a ser diferentes según el caso, pero siempre se debe tener en cuenta el momento que los niños/as están pasando y ser afectuoso y comprensivo, sin dejar que el niño/a establezca una excesiva dependencia del adulto que le impida jugar y relacionarse con los demás.
